martes, 12 de agosto de 2025

La recesión de la amistad


 

Víctor Hugo Prado


En febrero de este año, en la edición de Harvard Business Review, la investigadora Carolyn Bruckmann publicó el artículo “La recesión de la amistad: el arte perdido de conectar”. En él analiza cómo la “recesión de la amistad” —una preocupante disminución de las amistades significativas— está echando raíces lentamente en nuestras vidas.



Cita un estudio de la American Perspectives Survey, que revela un dato alarmante: el
número de adultos estadounidenses que dicen no tener “ningún amigo cercano” se ha cuadruplicado desde 1990, alcanzando el 12%. En contraste, quienes afirman tener “diez o más amigos cercanos” se han reducido en un tercio.

Antes, las personas entablaban conversaciones espontáneas con desconocidos en cafés, restaurantes, parques o lugares comunes. Hoy, muchos se sientan solos, desconectados del entorno. En Estados Unidos, las comidas en soledad han aumentado un 29% en los últimos dos años. La situación ha llegado a tal punto que la Universidad de Stanford creó un curso llamado “Diseño para amistades saludables”, subrayando que formar y mantener vínculos ahora requiere aprendizaje y esfuerzo deliberado.

Esto no es únicamente un problema social, sino también una crisis cultural que alcanza a los mexicanos. La amistad ya no puede ser un lujo ocasional: debe convertirse en prioridad. La soledad ha dejado de ser una elección para transformarse en un hábito. Si no invertimos tiempo consciente en cultivar amistades, no solo será difícil forjar nuevas, sino que también perderemos las que ya tenemos.

El estudio señala que muchas personas han limitado su vida social a interacciones virtuales, obligaciones familiares e incluso al cuidado de mascotas, a tal grado que algunos evitan reunirse porque no pueden dejar solos a sus animales.

En su libro The Top Five Regrets of the Dying (Los cinco principales arrepentimientos de los moribundos), Bonnie Ware recoge un lamento recurrente: “Ojalá hubiera mantenido el contacto con mis amigos”.

La ciencia es clara: el aislamiento social aumenta el riesgo de enfermedades cardíacas, demencia y mortalidad, y puede ser tan dañino como fumar 15 cigarrillos al día. Por el contrario, las amistades fortalecen la salud mental, física y emocional. Un estudio de Harvard concluyó que la principal fuente de felicidad y bienestar en la vida no es la riqueza ni el éxito profesional, sino las relaciones cercanas.

Como escribió el poeta indio Mirza Ghalib: “Oh Dios, concédeme la oportunidad de vivir con mis amigos… pues puedo estar Contigo incluso después de la muerte”. Así que cierre el celular, dé el primer paso y vaya al encuentro de sus amigos.




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