Pedro Mariscal
La tradición religiosa en Zapotlán el Grande y el sur de Jalisco, es característica de los pueblos que se han desarrollado alrededor del Huehuetépetl, o la montaña del Nevado El Colima.
Con esta aportación literaria la poeta
popular Norma de la Cruz Ignacio pone de manifiesto la extraordinaria
cultura mestiza y el sincretismo cultural que une elementos de
indiscutible raíz indígena, con elementos de inculturación
occidental. Por eso, Norma de la Cruz Ignacio le rinde homenaje, a
través de sus versos, a las festividades de religiosidad popular de
nuestras comunidades del sur de Jalisco.
También le canta a la
figura del sonajero y de la sonajera y a sus tradiciones dancísticas
y organizativas, a la veneración de la Santa Cruz y a la Santa Cruz
del Norte; a la fe, la tradición y la cultura del compromiso
comunitario alrededor de la autoridad paterna, para asumir como
familia, en primer término; y como comunidad, en segundo, la
realización de la festividad en honor a la Santa Cruz del Norte.
A
través de breves construcciones poéticas organizadas en cuartetos,
a manera de coplas, Norma de la Cruz Ignacio nos cuenta, con su
mirada inquisitiva , la belleza de las tradiciones de este pueblo
grande… “que de tan grande nos hicieron Ciudad Guzmán”: el
enroso, el reparto de décimas, la separación de la semilla de la
flor de cempaxúchitl, la siembra y la cosecha de esta flor; el
ambiente de las fiestas patronales de algunas parroquias como las de
Sn Pedro y San Antonio, la tradición de la rezada de un novenario,
la dolorosa ausencia física de sonajeros, el albazo a la Virgen del
Rosario. También dedica sencillos y emotivos versos a los devotos
del enroso al señor san José de este año, el matrimonio compuesto
por el señor Carlos Axel Flores Valdovinos, su señora esposa Elva
María Ventura López y su pequeña hija, Alba Tzaputlatena.
Quiero
decir que Norma de la Cruz Ignacio nos muestra, en las primeras
páginas de este libro (contiene 119 pp) su declaración de amor por
su terruño… ¡Zapotlán!: “Orgullosamente soy de aquí”, Dice
Norma, “Zapotlense de Corazón” “Zapotlán de mis recuerdos”,
pero también pone de relieve el noble oficio culinario del birriero.
Hay sonajeros que son birrieros y hacen un manjar exquisito con ese
platillo típico mexicano, que también da muestras del mestizaje en
la elaboración de los alimentos.
Bueno, hasta don Paco
Farías, periodista reconocido de Zapotlán, mereció unos versos de
Norma de la Cruz Ignacio. Y no se queda afuera la tradición de la
elaboración del Patole y su preocupación por el medio ambiente, a
través de sus versos dedicados a la tragedia del Incendio Forestal.
La alfarería —como oficio— también capta su atención, y hasta
las Hijas de la Tiznada tuvieron lugar en este poemario popular.
Norma de la Cruz Ignacio es una voz, la voz del pueblo, la voz
de la mujer sonajera QUE ALZA LA VOZ para cantar, para reconocer,
para denunciar, para dar el pésame, para agradecer, para describir
poéticamente las tradiciones de su pueblo al que le guarda un cariño
grande. A norma de la Cruz Ignacio le interesa que las futuras
generaciones se empapen de las tradiciones de su pueblo y de su
cultura de vida comunitaria, como una estrategia de resistencia a la
cultura de la muerte, del consumismo y de dominación del gran
capital.
Para revertir la nefasta influencia de la cultura de
la muerte, de la violencia, la depredación y de las drogas, Norma de
la Cruz Ignacio nos invita, a través de su poesía, a fomentar la
lectura y la cultura de la identidad comunitaria, a través de la
ayuda mutua y de la solidaridad.
Disfrutemos de las letras que
nos regala la poeta popular Norma de la Cruz Ignacio en este hermoso
ejemplar de su libro: Tradiciones de mi pueblo.
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