Los
caminos del sur de Jalisco no solo están llenos de hermosos
paisajes, de fincas con herencias del pasado, también esta muy
presente la cultura, no solamente en edificios, estatuas, sino dentro
del aire y la memoria de los habitantes.
Se
habla de Zapotlán como la “cuna de grandes artistas”, pero la
región sur es el mosaico de la cultura en Jalisco, no hay municipio
que no se recorra donde podremos encontrar a un personaje destacado
en las bellas artes, pero la gran mayoría están olvidados, casi
desaparecidos.
Ha
habido una permanente presencia de los autores de nuestra región en
la literatura nacional, alguien que en varias ocasiones habló de
nuestros escritores fue José Luis Martínez, en su libro “Literatura
mexicana siglo XX, 1910-1949”, podemos encontrar comentarios a la
obra de Refugio Barragán de Toscano, Lupe Marín y Guillermo
Jiménez. Aunque sus comentarios son breves, no dejan de estar
presente la región en este mar de escritores de los que nos habla,
que por cierto él también es de esta zona: Atoyac (1918).
Otro
autor que se dedicó a rescatar y reseñar a escritores de esta
región es José Trinidad Núñez Guzmán, con su libro “Selecciones
literarias y bosquejos bibliográficos de autores jaliscienses” del
2006, que como dice el doctor Vicente Preciado Zacarías en la
introducción, este libro es del interés de “rescatar y al mismo
tiempo entregar a quienes aman las letras una serie de poemas y
cuentos que describen el sentir de las almas y el amor por su
identidad”, es un libro en el que 108 autores de Jalisco son
rescatados, con una breve reseña y una muestra de su obra, es
importante ya que nos da nombres que no suelen estar incluidos en
otras antologías, ha servido para comenzar a rescatar e investigar a
ciertos autores, un libro de cabecera para los “rescatistas”.
Hay
muchos otros trabajos como el de Sara Velasco con “Escritores
jaliscienses” (1982 y 1984), siendo el muestrario de escritores más
completo hasta la fecha. También podemos destacar los dos tomos de
Gabriel Agraz de Alba “Bibliografía
de los Escritores de Jalisco”
(1980). O el trabajo de Silvia Quezada con su “Diccionario de
Escritores de Jalisco, 1927-2002” (2019), con la presencia de 254
escritores. De este trabajo salió otro enfocado en la región sur
con 27 escritores de la actualidad, el cual dejó claro que después
de la Zona Metropolitana, la región sur era el segundo lugar en
aportar autores.
Ya
en años recientes y, con gente de la región sur, se ha seguido con
el rescate de escritores del pasado, el más “ambicioso”,
pudiéramos decir, pertenece a Fernando G. Castolo con “Cartulario.
Muestra de letras zapotlenses” (2018), en el cual se hace una
recopilación de escritores oriundos o avecindados en Zapotlán el
Grande, en el cual hace recuento de 200 personajes, en donde no solo
es su reseña biográfica, sino también un ejemplo de su obra.
Otra
serie de trabajos y de autores que se han sumado al rescate están
los miembros del Capítulo Sur, de la Benemérita Sociedad de
Geografía y Estadística, donde recientemente hay dos trabajos en
este tenor: “Crepúsculo de olvido, Raúl Quintero”, de Salvador
Encarnación y el otro “José María Contreras”, de Eduardo
Ramírez Ruelas. Aunque hay que decir que el Capítulo Sur, en sus 40
años de vida, se ha dedicado a rescatar la historia y la memoria de
nuestra región, siendo la parte fundamental de su quehacer
diario.
“Los Olvidados: Marín/Ugarte”, editado por la
editorial Tzapotlatena en donde Milton Iván Peralta nos habla en
parte de la obra de la escritora Lupe Marín, además del poeta y
periodista José Gómez Ugarte. En el 2025 publica “A Zapotlán vía
Pazarín”, en donde recuperan una muestra de la obra periodística
de Víctor Manuel Pazarín, publicado en Diario El Volcán.
El
doctor Vicente Preciado Zacarías, también se dedicó a “rescatar”
a autores olvidados, entre ellos destacamos a Alfredo Velasco
Cisneros, además de Roberto Espinoza Guzmán, María Cristina Pérez
Vízcaíno, donde les publicó su sobras completas. Reedito “La
hija del bandido”, la obra más conocida de Refugio Barragán de
Toscano. Qué decir de los libros que realizó sobre la obra de Juan
José Arreola, como es: “Apuntes de Arreola en Zapotlán”, “La
presencia de lo sacro en la obra de Juan José Arreola”. O
reeditando sus libros menos conocidos como “Inventario”o “Ramón
López Velarde, una lectura parcial de Juan José Arreola”, incluso
promoviendo la traducción al inglés de los cuentos con “Juan José
Arreola, una selección personal”.
Guillermo Jiménez ha
sido uno de los autores en los que más se ha trabajado en los
últimos años, tal vez tanto o más como otros más famosos como lo
son: Juan José Arreola y Juan Rulfo. Del diplomático y escritor
podemos destacar: “Guillermo
Jiménez. Obras escogidas. Narrativa y Teatro”, (2012),
“Guillermo Jiménez, un copo de nieve en el duelo de su traje”
(2019), ambos por Ricardo Sigala y Milton Iván Peralta. La editorial
Arlequín reedito la novela “Zapotlán” en el 2016. Desde España
llegó el libro “La
prosa leve de Guillermo Jiménez (1891-1967)”, de Juan Pascual Gay,
y editado por la Universidad de Valladolid, en el 2017. Y
en 2024, llega un libro más, “Inquietudes imprevistas”, de
Salvador Encarnación.
Estos títulos nada más en los últimos doce años, porque hay más.
Esto
es el ejemplo palpable de que no solo en la creación literaria está
presente la región sur, donde cada año se ganan premios locales,
nacionales e internacionales, sino que también se publican una
docena de libros, tanto de cuentos, poesía, ensayo, novelas, dejando
entrever una vida literaria sana y que no solo se preocupan por
rescatar el pasado, sino que siguen creando las letras del
futuro.
Es en este espacio nace otro libro en el cual intenta
rescatar las letras pasadas, no solo de Zapotlán, sino que deja en
claro que la región sur tiene una presencia importante en las letras
mexicanas. “Mosaico literario del sur de Jalisco. Voces y paisajes
de una tierra de escritores”, coordinado por Andrea Reynoso
Gutiérrez, nos da un “mapa literario”, en donde sin ningún
problema pudiera uno recorrer diferentes municipios como Atoyac,
Ciudad Guzmán o Autlán realizando el turismo cultural o las famosas
rutas literarias, sin repetir un solo autor.
El
libro comienza con Juan José Arreola, un texto de Ricardo Sigala,
que más allá de analizar o hablar de la obra, se enfoca en mostrar
como el autor de “Confabulario”, está presente en su ciudad
natal, no solo en la memoria de su obra, sino convertido en parte del
paisaje comercial, desde la famosa pastelería de su familia, hasta
restaurantes, cafés entre otros que han adoptado el nombre de
algunos de sus libros o de sus cuentos como parte del negocio,
rindiendo no solo un homenaje al escritor, sino mostrando que la
ciudad asimila y acepta su obra. Y aunque Arreola intentó tener
presente siempre a su tierra en la obra como “La feria”, nos da
Sigala la muestra de que su tierra siempre tiene presente a
Arreola.
El segundo ensayo es de Carlos Axel Flores Valdovinos,
con “De Zapotlán
a
La feria”,
en donde nos muestra esta encrucijada entre la obra de Guillermo
Jiménez y de Arreola, como ambos no solo homenajean a su ciudad
natal, sino las similitudes de escrituras y la influencia que tiene
Jiménez en la obra de Arreola, dejando a la ciudad como un personaje
literario recurrente en la obra local, siendo estas dos novelas las
cumbres literarias locales.
El tercer trabajo “Ramón Rubín,
retratista literario de Autlán”, escrito por Guillermo Tovar, un
trabajo en el cual repasa la obra del escritor de Sinaloa, quien
decidió vivir sus últimos años en Autlán. Nos cuenta sobre la
obra que realizó, entre ellos una monografía al valle de Autlán,
donde en una entrevista aparte comenta: “Tengo escritas dos
monografías: una del lago Cajititlán y otra de Autlán. Sobre la de
Cajititlán me dijeron varias personas: “oye, es la mejor novela
que tienes”. ¡Y es una monografía! De esta otra, Autlán, me han
dicho lo mismo. Ahí ataco el medio frente. Omitiendo los seres
humanos”, esto nos lo dice Ramón Rubín, en entrevista a Salvador
Encarnación, en el libro “Diálogos”, que en dicha entrevista
habla también de su paso por Autlán y los motivos para irse a vivir
ahí.
Guillermo
Tovar habla de las colaboraciones que realizó Ramón Rubín para el
periódico El Informador, escritos desde Autlán, además de algunos
otros libros que escribió ahí como “Pedro Zamora. Historia de un
violador”. Tovar nos hace un recuento de los aportes culturales que
dejó desde que llegó a vivir de 1973 a 1995, en la casa con el
número 38 de Jesús Carranza y, la influencia que permanece de Ramón
Rubín.
“Un recorrido por el Autlán de Antonio Alatorre”,
de Andrea Reynoso Gutiérrez, en donde nos hace un recorrido por los
lugares en donde nació y creció el escritor, además la huella y la
presencia de su obra que dejó en su tierra natal.
Kenia
Cornejo Márquez, con “Juan Rulfo. De la escritura al silencio”,
en donde aborda la obra inédita de Rulfo, en donde en una mirada a
detalle en documentos nos ofrece una recopilación de sus libros no
escritos, a esas novelas que prometió y no cumplió.
Para
finalizar el libro, Pedro Valderrama nos da el texto “José Luis
Martínez, benefactor de la biblioteca municipal de Atoyac”, en el
cual nos habla sobre los vínculos del escritor con su pueblo natal,
donde a pesar del éxito y la fama no olvido sus raíces y deja para
la posteridad una biblioteca formada principalmente por libros que él
mismo donó, como un testamento literario para su gente, sueño que
muchos escritores tuvieron, pero que no todos lograron llevar acabo,
como el caso de Guillermo Jiménez y Alfredo Velasco Cisneros que al
final esta biblioteca se perdió.
“Mosaico
literario del sur de Jalisco. Voces y paisajes de una tierra de
escritores”, nos da una pizca del mundo literario que se encuentra
en la región sur, pilares fundamentales en las letras mexicanas y
las cuales siguen estando presentes en las calles y en los rincones
de cada uno de los municipios, aunque en algunos casos con el peligro
de desaparecer, pero trabajos como este revindica la memoria de
nuestra región y muestra la vitalidad cultural que siempre ha tenido
y que no es cosa del presente.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario