lunes, 5 de diciembre de 2022

Aumento al salario mínimo no es para presumir ante nadie


 

 Salvador Mateo

 


De acuerdo con los que han estudiado científicamente a la sociedad, el límite de los salarios está fijado por una ley económica, independiente, tanto de la voluntad del capitalista como de la del obrero. Es necesario que no perdamos de vista que en el modelo económico neoliberal, la expresión más brutal del capitalismo que prevalece en México y el mundo es que todo es mercancía, incluida la fuerza de trabajo que el dueño del capital compra al obrero para obtener plusvalía y el valor de esta mercancía también se determina por las leyes del mercado. 



Si lo que el obrero vende es su fuerza de trabajo; el precio de ésta mercancía, o sea de la fuerza de trabajo en el mercado, al igual que el de las demás mercancías, tiene que adaptarse, con el transcurso del tiempo, a su valor y, por tanto, pese a todas sus alzas, el trabajador acabará obteniendo solamente, por término medio, el valor de su trabajo que se reduce al valor de su fuerza de trabajo, la cual, a su vez, se halla determinada por el valor de los medios de sustento necesarios para su manutención y reproducción, valor que está regulado en último término por la cantidad de trabajo necesaria para producirlos. Así se determina el salario.


Por eso, a lo largo de los sexenios se ha visto reflejada esta ley implícita en la economía mexicana. Por ejemplo, durante el periodo de Carlos Salinas de Gortari, el salario mínimo se ubicaba en 7,947 pesos, y al final de su periodo como presidente, dejó el salario mínimo en 14.12 pesos. Cabe recordar que durante su mandato se tomó la decisión de instaurar los nuevos pesos.


En la época del PAN, con Felipe Calderón Hinojosa, el salario mínimo vio una suma total de 11.6 pesos, pues arrancó en 49.06 pesos y terminó en 60.66 pesos; con Enrique Peña Nieto, se presentó la mayor alza del salario mínimo desde el sexenio de Zedillo, pues creció 25.29 pesos, casi lo mismo que lo logrado por Calderón, Fox y Salinas juntos.





Por eso es demagógico presumir que Andrés Manuel López Obrador ha sido el encargado de darle más dinero a los trabajadores a través del salario mínimo. Pues, de hecho, todos los presidentes han hecho crecer este índice salarial.


Asimismo, la cuantía mínima de remuneración que un empleador está obligado a pagar a sus asalariados por el trabajo que estos realizan, está definido por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y establece que no puede ser rebajada por ningún convenio particular o colectivo, pero a pesar del buen paso que mantiene AMLO, no logra mejorar su posición ante los ojos de organismos internacionales, como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).


Este organismo tiene un índice llamado Salario Mínimo Real. En este listado, que reúne el salario mínimo anual, se encuentran ubicados los 28 países miembros y cuatro entidades no miembros. Entre los 32 territorios, México, para 2019 (último año registrado), se encontraba en el lugar 31, sólo arriba de Japón, pues no tiene datos registrados.


Los países que se encuentran por encima de México son Brasil, Rusia, Chile, Colombia y Latvia: los primeros lugares son ocupados por Luxemburgo, Australia y Países Bajos.





Por otra parte, analistas advierten que la escalada de precios ocasionará que el aumento del sueldo básico en términos reales para 2023 quedará rebajado a casi a la mitad, apenas por encima del 11 por ciento. La escalada de los precios de los alimentos ha puesto contra las cuerdas la economía de millones de familias mexicanas, el incremento durante la primera quincena de noviembre en alimentos y bebidas rebasó el 14 por ciento a tasa anual; en alimentos pecuarios el aumento de precios fue del 14,26 por ciento, mientras que en el rubro de agropecuarios el alza fue de 10,59 por ciento, según cifras del Inegi. Bajo esta realidad, el raquítico aumento al salario mínimo no es para presumir ante nadie.


Además, personas con información privilegiada aseguran que los trabajadores empujaban por un aumento del 25 por ciento, mientras que la iniciativa privada buscaba un alza de solo el 15 por ciento, entonces cabe preguntar por qué López Obrador no se puso del lado de los obreros, si todos los días dice que primero los pobres, pero presume como logro de su gobierno el raquítico aumento del 20 por ciento.


Por lo que los trabajadores mexicanos tienen que aprovechar la lección política, pues la crisis golpea con más fuerza a los más pobres, al tiempo que las grandes fortunas crecen y engordan al amparo del modelo económico, agravado por falsos redentores que ostentan el poder de la nación.


La solución sólo puede venir de un sindicalismo independiente educado y combativo; los obreros deben reconquistar su derecho de una lucha sindical auténtica y su plena libertad de acción para obligar al gobierno y patrones a repartir de modo más equitativo la renta nacional, creando empleos para todos con salarios dignos, mejorando sustancialmente sus prestaciones y gastando más en salud vivienda y educación de la familia obrera. 


Los trabajadores deben emprender una lucha firme y decidida por sus demandas gremiales, esto les mostrará también a los obreros que pueden y deben lanzarse a la lucha política para tomar el poder político y junto con el pueblo construir una patria mejor para todos.

 

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