… el Temor le dice, “No
te atrevas a hacerlo”.
¡Cuán frecuentemente en mis
días de bebedor yo evitaba una tarea sólo porque me parecía muy
grande! ¿Es de extrañar entonces que, aun estando sobrio por algún
tiempo, actúe de la misma manera cuando me enfrento a lo que parece
ser un trabajo monumental, tal como hacer sin miedo un minucioso
inventario moral de mí mismo? Lo que descubro, después de llegar al
otro lado —cuando ya he completado mi inventario— es que la
ilusión era más grande que la realidad. El temor de enfrentarme a
mí mismo me paralizaba y, hasta que no estuviera dispuesto a poner
el lápiz sobre el papel, yo estaba bloqueando mi crecimiento a causa
de algo intangible.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario