Salvador Encarnación
Teocuitatlán
de Corona despidió al Dr. Enrique García González, su hijo
Adoptivo y Predilecto, el día sábado 25 de octubre del año en
curso. Pasada la una de la tarde, el féretro salió de la sala de
velación rumbo a la cancha de futbol que lleva su nombre. Ahí, un
grupo de niños y jóvenes lo recibió con aplausos. Luego partió
al templo del arcángel san Miguel en donde se celebró su misa de
cuerpo presente.
Su
vida personal y profesional estuvo dedicada a los demás. Apoyó el
deporte, la educación, la enseñanza y la difusión cultural en
Teocuitatlán. Deja para el pueblo y la región, un museo con más de
ochocientas piezas catalogadas y registradas ante el INAH.
Una
caída en su habitación lastimó la salud del Dr. Enrique García
González. Este accidente ocurrió al amanecer del día miércoles 14
de octubre del presente año, 2025. De inmediato fue internado en el
hospital Santa Rosalía de Ciudad Guzmán donde estuvo bajo estricta
vigilancia médica hasta el sábado 17. Su recuperación ya no fue
posible. Aparte de los golpes ocurridos por su caída, se sumaron
otros, los inherentes a su edad de noventa y cinco años. La
madrugada del día viernes 24 de octubre de 2025, el doctor Enrique
García González inició su viaje sin retorno.
Los
miembros del Capítulo Sur de la BSGEEJAL —representados en el
sepelio por el Prof. Eduardo Ramírez Ruelas, cronista de Atoyac, el
Ing. Miguel Ángel Barragán Reynoso de Zacoalco de Torres, y
Salvador Encarnación, cronista de Zacoalco de Torres—, con motivo
del fallecimiento del último de sus fundadores, manifiestan tres
agradecimientos. Uno para don Ricardo Sahagún Quiñones, Presidente
Municipal de Teocuitatlán, quien, junto con el Ayuntamiento,
declararon al Dr. Enrique como Hijo Adoptivo y Predilecto del
municipio (fecha, 2 octubre de 2022). El
segundo está dirigido a la Dra. Lorena Velasco Manzo por los
cuidados que le brindó al doctor Enrique. El capítulo le reconoce
su valiosa compañía. Este agradecimiento va seguido de un “gracias
de todo corazón”. Y el tercero, al municipio de Teocuitatlán de
Corona. El Capítulo Sur fue testigo del respeto mutuo entre el
doctor y sus habitantes.
Al
término de la misa, una banda de guerra acompañó a la comitiva
fúnebre al panteón municipal. Lo hizo también su inconfundible
vocho blanco, manejado por su chofer. Ver ese auto, era la señal de
que el doctor Enrique estaba presente.
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