capítulo 6
Aarón
Eleazar Sánchez Navarro
Si
observamos cuidadosamente las tendencias de pensamiento y acción
que moldean la sociedad, concluimos fácilmente que, durante las
últimas décadas, una cultura o cosmovisión particular ha ido
adquiriendo fuerte predominancia y cobra impulso a medida que se
expande.
Esta cultura del consumismo, como muchos la han
llamado, está centrada en el individuo, y le pone mucho énfasis a
la satisfacción de las necesidades y deseos personales.
Percibe
la adquisición de bienes y beneficios materiales como casi
sinónimos de felicidad.
Deifica el mercado y ve su mano
invisible en cada aspecto de la vida, a tal punto que cada relación
humana se reduce a una relación contractual en torno a la venta y
la compra de artículos, ideas y sentimientos, otorgándoles un
sello especial de trascendencia.
Sin embargo, sería un error
suponer que esta cosmovisión no puede ser idealista.
Quienes
la proponen están muy preocupados por encontrar la felicidad, una
felicidad que sinceramente quisieran extender a la humanidad entera.
No es difícil, entonces, imaginarse a una persona sumamente
altruista cuyas ideas han sido ampliamente moldeadas por esta
cultura, algunas de manera explícita y otras de manera sutil.
Sin
embargo, con todo y sus nobles intenciones, ¿cuál sería su marco
conceptual que le guía?
¿Consideraría ella aspectos
como:
La naturaleza del hombre
La naturaleza de la
sociedad
El propósito de la vida
La manera en que
ha evolucionado la humanidad
La economía mundial
La relación entre la ciencia y la religión
El
significado y propósito de la educación
El papel de la
tecnología en el futuro de la humanidad
La vida
familiar
La comunidad
El trabajo
La
privacidad
La libertad???
¿Tu que piensas?
Dejamos tus comentarios. Con afectuosos saludos Bahá’ís


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