Ignacio Acosta Montes
Hace
apenas unos días se dio a conocer una lista con el nombre de las
diez ciudades con mayor percepción de inseguridad en México. No era
extraño que entre los primeros lugares se encontrara la ciudad
capital de Sinaloa, Culiacán, que en las últimas semanas ha sido
nota nacional, o mejor dicho, desde que empezó el año ha sido nota
nacional al golpe del narcotráfico, no por las autoridades, sino por
ellos mismos, situación que ha paralizado al municipio por semanas y
ha causado problemas económicos en los hogares de cada una de
ellas.
La violencia que existe en nuestro país no es cosa
ajena: es resultante de una política económica que sólo busca
beneficiar a unos cuantos, sin importar las consecuencias que de esta
emane.
La violencia que existe en nuestro país no es cosa
ajena: es resultante de una política económica que sólo busca
beneficiar a unos cuantos, sin importar las consecuencias que de esta
emanen.
Así, la pobreza y la violencia nacen de este sistema y
de los anteriores que han supeditado la ganancia por encima del
bienestar social; con ello, ciudades como Ecatepec, en el Estado de
México; Uruapan, Michoacán; Tapachula, Chiapas, y muchas otras se
colocan entre los primeros lugares de las ciudades con mayor
percepción de inseguridad.
De acuerdo con la Encuesta Nacional
de Seguridad Pública Urbana (ENSU) del Instituto Nacional de
Estadística y Geografía (Inegi), en el segundo trimestre de 2025,
la percepción de inseguridad entre la población de dieciocho años
y más en México se mantuvo en niveles altos, con un 63.2 %
considerando insegura su ciudad.
En junio de 2025, 63.2 % de la
población de dieciocho años y más, residente en noventa y una
áreas urbanas de interés, consideró que era inseguro vivir en su
ciudad, la tasa más alta desde junio de 2022, cuando se registró un
67.4 %.
El resultado de abril a junio es mayor al 61.9 % de
enero a marzo y supera también al 59.1 % de octubre a diciembre de
2023, cuando alcanzó su menor nivel desde que hay registro. De
acuerdo con datos de la ENSU, el 32.5 % consideró que, en los
próximos doce meses, la situación de la delincuencia e inseguridad
en su ciudad seguirá igual de mal, mientras que 25.4 % de la
población refirió que la situación empeorará.
Esta
situación trágica que vive nuestro país tiene que verse desde un
punto de vista social, en donde la violencia no es ajena a los demás
problemas que vive nuestra sociedad, pues, aunque la violencia tiene
un mayor desarrollo en el capitalismo, también vemos que el
individualismo, una de las razones y bases fundamentales del
capitalismo, es sólo una semilla de esta violencia, de quien quiere
ver solo por sus intereses y no los de su clase.
Cuando
Antorcha propuso sus cuatro ejes de acción, sus cuatro pilares para
tratar de reducir la pobreza, para que las familias vivan mejor, se
ha propuesto también acabar o disminuir significativamente la
violencia, pues el trabajo y buenos salarios, así como seguridad
social, son combatientes efectivos de este mal, no sólo en el
capitalismo, sino también en otros sistemas. Para poderlos impulsar,
para poderlos poner en marcha, es necesario que exista una fuerza
social que así lo demande.
En Antorcha está esa fuerza; en
Antorcha mantenemos la esperanza de que una vida mejor es posible y
necesaria. Hoy es tarea de nosotros, los antorchistas, explicarle
esto a la ciudadanía, a los que todavía no conocen nuestro
proyecto, porque para emprender una lucha y para poder ganarla, se
necesitan brazos y corazones dispuestos.
La violencia no se
erradicará en el mismo sistema. Para poder terminar con ella, es
necesario cambiar el mismo sistema por uno que garantice no cero
violencia ni inseguridad, sino por uno que garantice el buen vivir
para todos los mexicanos: servicios públicos y de calidad, salarios
dignos, empleos y una distribución equitativa de la riqueza
nacional, con atención a todos los más desprotegidos de esta
patria.
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