Salvador
Mateo
La Confederación Patronal de la República
Mexicana (Coparmex) dio a conocer que el mercado laboral en Jalisco
cayó drásticamente, pasando de 82 mil empleos en 2022 a una
proyección de 20 mil para 2025. Al inicio del año, la organización
patronal en Jalisco estimó la generación de 45 mil empleos, pero
ahora la expectativa es menor a la mitad: o sea 20 mil nuevos empleos
formales.
El sector patronal de Jalisco ajustó a la baja su
expectativa de generación de empleo para el presente año, debido a
la incertidumbre generada por factores externos como la política
arancelaria de Donald Trump y la falta de certidumbre a la inversión
por variables como la reforma judicial, así como los efectos de las
reformas legislativas en curso.
Por su parte, la Escuela de
Negocios del Instituto de Estudios Superiores de Occidente (Iteso) en
su boletín de Análisis Económico revela que, en julio de 2025,
Jalisco registró una disminución neta de 3 mil 559 empleos
formales, acumulando así cuatro meses consecutivos de pérdida de
puestos de trabajo registrados ante el IMSS.
Con este
resultado, el número total de trabajadores asegurados en la entidad
se ubicó en 2.039 millones de personas, cifra que, aunque elevada en
términos históricos, refleja una tendencia descendente desde
marzo.
De acuerdo con Mireya Pasillas, catedrática de la
Escuela de Negocios del Iteso, la pérdida de empleos en Jalisco es
un indicador claro de estancamiento económico. Entre enero y julio
de 2025, el saldo acumulado de empleos formales en el estado fue de
apenas 13 mil 287 puestos laborales, lo que representa una caída de
14 mil 834 puestos respecto al mismo periodo de 2024 y un retroceso
del 52.8 %.
Como se ve, la generación de empleos formales en
Jalisco está en su peor momento. La pérdida de empleos durante
julio de 2025 ha encendido las alarmas en el estado, revelando un
panorama de estancamiento económico que preocupa a especialistas y
ciudadanos medianamente informados. La entidad está entre los cinco
estados con mayor caída en el empleo a nivel nacional, lo que
refleja una crisis económica que parece agravarse con el paso del
tiempo.
Pero, aunque es cierto que el estancamiento económico
ha provocado la caída drástica de la generación de empleos
formales, en el fondo estamos ante un fenómeno estructural. El
problema no es meramente coyuntural, como se está analizando; es
sistémico, emana de la propia naturaleza del capitalismo y como tal
debe ser abordado y resuelto. Veamos:
Ante la incertidumbre por
factores externos e internos, los dueños del dinero están tomando
distancia, para no arriesgar sus fortunas, ellos no han perdido ni
perderán nada.
De acuerdo con Mireya Pasillas, al cierre del
segundo trimestre de 2025, Jalisco quedó fuera de los primeros cinco
lugares de atracción de Inversión Extranjera Directa, una posición
que en años recientes había logrado mantener como parte de los
estados más dinámicos del país, con lo cual la entidad lidereó la
creación de empleos.
Los capitalistas, desconfiados del
ambiente de negocios, interesados sólo en acrecentar sus negocios,
despiden trabajadores masivamente. El único interés del capital es
el incremento de la ganancia a costa de todo, sin importar que para
ello deba despedir y condenar a la miseria a millones de seres
humanos. El dominio del capital y su acumulación se impone sobre las
necesidades sociales.
Las consecuencias, como siempre, las
pagan los pobres y débiles. Con la caída en la Inversión
Extranjera Directa, la clase trabajadora paga con pérdida de empleos
formales, miles de trabajadores son lanzados a la calle quienes para
sobrevivir tendrán que emplearse en la informalidad y sin
prestaciones laborales. Para el caso de Jalisco, el Observatorio de
Trabajo Digno estima que, en julio de 2025, 2.2 millones de
jaliscienses trabajan sin seguridad social, equivalente al 55 % de la
Población Económicamente Activa (PEA).
El desempleo y la
pobreza laboral se deben a que los medios de producción están
acaparados por los capitalistas. En el capitalismo predominan un
régimen de propiedad y unas relaciones de producción que convierten
la fuerza de trabajo como insumo del proceso productivo, al igual que
las máquinas o las materias primas.
La solución está en
acabar con la propiedad privada de los medios de producción. Urge
sustituirlo por un régimen social en el que todos los que puedan
trabajar y quieran hacerlo, trabajen para aumentar la capacidad de
producción de bienes materiales para que toda la población cuente
con lo necesario para vivir y tenga tiempo, incluso, para realizar
actividades recreativas.
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