martes, 30 de septiembre de 2025

Juan José Arreola. El actor del conocimiento

 




Víctor Hugo Prado


Hace un par de semanas fui invitado por Andrea Gutiérrez, subdirectora regional de Radio Universidad en Ciudad Guzmán, a presenciar el documental Juan José Arreola. El actor del conocimiento. Fue una pieza de casi una hora, realizada con motivo del centenario del natalicio de Arreola y proyectada en una de las salas de la cadena de cines que opera en nuestra ciudad. El evento contó con la presencia de Magali Casillas Contreras, presidenta municipal de Zapotlán el Grande; Gabriel Torres Espinoza, director general del Sistema Universitario de Radio, Televisión y Cinematografía; Dante Jaime Haro Reyes, rector del Centro Universitario del Sur; además de autoridades municipales, académicos y representantes del ámbito cultural local.



El documental ofrece una semblanza amplia y respetuosa que recorre las múltiples facetas del escritor jalisciense, orgullo de Zapotlán: narrador, editor, maestro de talleres legendarios, fundador de la Casa del Lago, conversador insaciable, y animador cultural. También lo muestra en sus pasiones cotidianas —jugador de ping-pong y ajedrez— y en sus apariciones televisivas, donde cosechó elogios y críticas por igual. Entre las voces que lo retratan destacan familiares, escritores y especialistas que resaltan, además, su memoria prodigiosa.




Estoy convencido que este documental debería llegar a escuelas primarias, secundarias y bachilleratos; su formato ágil y cercano es una herramienta perfecta para acercar a las y los estudiantes a la obra de uno de los más destacados escritores mexicanos. Producido por TV UNAM y Canal 44 y dirigido por Gabriel Santander, está filmado en locaciones de Ciudad de México, Guadalajara y Ciudad Guzmán, y construye un retrato íntimo desde la mirada de quienes convivieron con el maestro. Por cierto, el documental lo puede encontrar en YouTube con el nombre de Juan José Arreola. El actor del conocimiento. Disponible de forma abierta sin costo.





El evento fue un homenaje emocionado y necesario a un hombre cuya obra provoca la pasión por el lenguaje, el deleite por la forma y la risa ante el ingenio. Después de ver el documental lo que sigue es leerlo; sumergirse en sus textos para descubrir enseñanzas, anécdotas e ironías que siguen iluminando la vida. A propósito de nuestras fiestas patronales, leer La Feria de Arreola, es una delicia que recoge las voces de los propios habitantes de Zapotlán: hablan de sí mismos, de sus parientes y vecinos, se van y vuelven, y en ese entramado comunitario se revela también la huella de Arreola en su tierra.



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