Salvador Mateo Martínez
El pasado 28 de septiembre, la
presidenta Claudia Sheinbaum Pardo visitó Jalisco para dar a conocer
su primer informe de gobierno y, según la mandataria, con esta
visita cumplió su informe número 29, pues en todo septiembre se ha
dedicado a visitar cada entidad a decir lo que su gobierno ha hecho
en el país.
En su discurso, además de anunciar una larga
lista de promesas, presumió que 13 millones 500 mil mexicanos
salieron de la pobreza. En Jalisco, más de 300 mil personas dejaron
de ser pobres. Todo esto es gracias al aumento del salario mínimo y
los Programas de Bienestar, con lo cual “ahora somos el segundo
país menos desigual del continente, solamente después de
Canadá”.
La presidenta presume que, en este año, su
gobierno está destinando 850 mil millones de pesos para los
Programas del Bienestar y el próximo año van a ser un billón de
pesos para los Programas del Bienestar distribuidos a la gente de
manera directa. En Jalisco, hay un millón 881 mil 435 beneficiarios
y beneficiarias de los Programas de Bienestar. Es una inversión, en
2025, de 49 mil 317 millones de pesos que llegan directo a las
familias jaliscienses, directo, sin intermediarios.
En caso de
ser cierto lo que tanto presumen los morenistas, es decir, que los
millones que eran pobres antes de la 4T y dejaron de ser pobres con
Morena, no solo sería digno de aplaudirles su hazaña, sino llamar
al mundo a hacer como hace México en el terreno económico para que
todos los países reduzcan la pobreza, ya que es un flagelo social
que se agudiza en todos los rincones del planeta causando estragos
como el hambre, la insalubridad, devastación y muerte.
Pero,
la medición oficial de la pobreza en México es multidimensional, es
decir que tiene muchas partes, aspectos o factores diferentes. Por
ejemplo, un análisis realizado, con datos del Inegi, por la
asociación Acción Ciudadana Frente a la Pobreza muestra que entre
2018 y 2024, en Jalisco la pobreza se redujo de 28 % a 19 %, pero la
población vulnerable por carencias sociales subió de 34 % a 36 %;
el 60 % de los jaliscienses tiene una o dos carencias o las dos
juntas y sólo el 40 % de su población es no pobre y no
vulnerable.
Según el Inegi, la carencia social que más subió
en dicho periodo es por acceso a servicios de salud. En Jalisco, la
carencia por acceso a la salud pasó de 19 % a 32 %; esto es, de un
millón 600 mil personas a dos millones 800 mil personas; o sea, en
seis años, un millón 200 mil jaliscienses más carecen de servicios
de salud.
El pueblo de México no puede permitir que los que
ostentan el poder político se sigan burlando de su situación
económica. Mientras que, a través del discurso presidencial, se
pregonan avances en contra de la pobreza gracias al aumento del
salario y el incremento del presupuesto de los Programas del
Bienestar, millones de mexicanos sufren de carencias en salud y
educación, entre otras necesidades que también están consideradas
dentro de los indicadores de medición de pobreza.
Los
Programas del Bienestar no aportan a la disminución de la pobreza.
Voces autorizadas señalan que los apoyos que otorga el gobierno de
la 4T a jóvenes y Adultos Mayores no son más que un parche y una
herramienta política para lucrar electoralmente con la pobreza de
nuestro país y no solucionan ninguna problemática a largo
plazo.
La solución está en que los mexicanos que producen
directamente con sus manos la riqueza en México formen un partido de
nuevo tipo, con este instrumento tomen el poder y luchen en serio
para acabar con la pobreza. Es la única salida que nos queda a los
que ahora estamos en situación de pobreza y pobreza extrema.
Si
queremos dejar de ser pobres y miserables, debemos confiar en la
organización y la lucha del pueblo trabajador para tomar el poder
político de la nación y desde allí hacer cambios sustanciales en
la economía, en beneficio de todos, pero de manera especial para los
que producen la riqueza de este país.
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