Salvador Encarnación
El
Volcán/Zacoalco
Pocos al inicio, quizá diez, aunque la convocatoria indicaba que para hacer cuórum era necesaria la asistencia de más de cinco (“una nada”, vox populi), los morenistas dieron inicio a su asamblea para elegir el Comité de la sección 2887 de Zacoalco de Torres. El reloj marcaba las 11:30 h.
El viejo taller, sitio de la reunión, cobró nueva vida ante semejante asamblea: antes eran autos descompuestos y ahora los presentes comentaban sus desarreglos que los llevaron a la derrota. Sí, en la administración municipal pasada ellos fueron los ganadores y en las elecciones de julio del 2024, Movimiento Ciudadano, los envió a un doloroso segundo lugar.
Comités Seccionales en Defensa de la Transformación de Morena es el título oficial de la asamblea. Y según la propaganda, su objetivo es: “Defender los logros y los principios de la cuarta transformación”. Era claro que entre los militantes su objetivo era otro: decir, decirse, lo que ellos consideraban que fue la razón de su pérdida. Once meses han transcurrido desde ese negativo resultado y por el tono de sus palabras tal parece que fue ayer. En ellas se presiente el ardor, el dolor, el reclamo. “La desunión” es la palabra que resalta. “Los intereses personales” es la frase que complementa.
Entre los presentes destaca la
candidata perdedora de la elección municipal y expresidenta
municipal. “Alcaldesa” pedía que la nombraran. Su actuar en la
administración fue de avanzada. Un ejemplo sonado fue con la marcha
del Orgullo. Recibió a los manifestantes en la plaza principal y
presentó con su nombre femenino, Sheila, a una secretaria trans,
trabajadora en el ayuntamiento. Esto ocurrió en aquellos añorados
días cuando ella era la alcaldesa. Otro ejemplo, y más difícil, a
la fecha no han llegado ni rumores de corrupción o desfalco. Otros
asistentes a la asamblea, tres, fueron en otras administraciones
regidores del ayuntamiento.
Es el domingo 31 de agosto de
2025. El sol arde sobre las láminas del techo y las ramas del árbol.
Al igual están los comentarios. Son las doce del día y la asamblea
ya cuenta quizá con veinte asistentes.
El coordinador de la reunión lee con respeto (casi con devoción) los objetivos del Comité a elegirse. Agrega al ya citado: “Organización comunitaria. Formación política. Participación electoral”. Durante las intervenciones, breves y punzantes, el organizador guardó el prudente silencio. Dejó que se desahogaran los presentes. Y al primer amaine verbal llamó a las elecciones. “Si alguien quiere participar, hágalo saber”, dijo con tono suave. Una señora levantó su mano derecha. “Yo me anoto”, dijo con seguridad. Otros propusieron a otros asistentes. Los nombres fueron escritos en una cartulina.
Pacíficos, los presentes iniciaron la votación. Se les dio una papeleta en donde anotaban el nombre de su elegido para luego depositarla en la urna. Luego vino el recuento. A voz alta el coordinador leyó los votos y los contó. No hubo dudas y por ende, quejas.
El coordinador llamó a los dos ganadores, primero y segundo lugar, un profe y una secretaria, en ese orden, para tomarles la protesta.
Hubo foto del recuerdo. Como desahogados de la pena, como si la reunión hubiera sido una catarsis, todos posaron con orgullo para la foto. Clic.
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