En nuestro caso, si
descuidamos a los que todavía sufren, nuestras vidas y nuestro sano
juicio se ven grave e incesantemente amenazados.
Yo conozco el
tormento de beber obsesivamente para calmar mis nervios y mis
temores. También conozco el dolor de la sobriedad forzada. Hoy yo no
olvido a la persona desconocida que sufre quietamente, retirada y
escondida en el desesperado alivio de beber. Le pido a mi Poder
Superior que me dé su orientación y el valor para estar dispuesto a
ser Su instrumento y llevar dentro de mí compasión y acciones
generosas.
Que el grupo continúe dándome el valor para hacer
con otros lo que no puedo hacer solo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario