Pedro Vargas
Avalos
Con el comienzo del mes de septiembre se registraron varios actos de suma trascendencia para nuestra Patria, de tal manera que podemos afirmar que tal lapso es un parteaguas de México. Este término es utilizado en sentido figurativo entre los mexicanos, significando que un suceso o momento determinado marcan un antes y después de una época o período.
Un hecho culminante se refiere al primer informe del sexenio de la flamante Presidenta de la República, Claudia Sheinbaum Pardo (CSP), el cual se llevó a cabo en dos actos: inicialmente en Palacio Nacional donde lo rindió verbalmente; el segundo paso fue en el Congreso General (es decir, en sesión tanto de diputados como de senadores) y que se encargó de entregar materialmente la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez Velázquez. Recordemos que CSP es la primera mujer que encabeza el poder ejecutivo de la nación; en consecuencia, su informe inaugural reviste gran trascendencia. Su breve resumen, ella lo expresó: sin dejar de admitir problemas y retos, vamos bien e iremos mejor.
El
segundo de los acontecimientos divisorios de época se refiere al
poder Judicial Federal, que conlleva implicaciones con los
correspondientes de las Entidades federativas, dentro de las cuales
lamentablemente Jalisco aún no se inscribe.
Como es conocido,
desde hace meses el tema de la reforma judicial ocupó espacios y
atenciones a lo largo y ancho del país. El sistema de elecciones
libres, directas y secretas por la ciudadanía para la designación
de las ministras y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación; las magistraturas de la Sala Superior y las Salas Regionales
del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación; así
como las magistradas y magistrados del Tribunal de Disciplina
Judicial; y las magistradas y los magistrados de circuito y juezas y
jueces de distrito, quedó incorporado en la Suprema Ley de la
Nación, el 15 de septiembre de 2024 cuando se publicó en el Diario
Oficial de la Federación el decreto por el que se reformó la
Constitución Política en materia de reforma al Poder Judicial.
Con la elección del uno de junio reciente, se cumplieron
aquellas disposiciones constitucionales, y así se cambió el sistema
burocrático-político para integrar la cabeza del poder judicial, o
sea, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJ) y a todo el
Poder Judicial de la Federación (PJF). A partir de esa fecha
estelar, fue la ciudadanía quien dijo quiénes serían no solo los
ministros de la SCJ, sino los magistrados y jueces de este poder
encargado de impartir justicia. Su culminación fue a partir del uno
del mes patrio, cuando se instaló la nueva SCJ, teniendo como
invitados de honor a los representantes de la Cámara de Diputados y
de la de los Senadores, además de la titular del poder ejecutivo
federal, algo que hacía mucho no se veía, debido a las diferencias
entre la extitular de la fenecida SCJ y varios de sus camaradas
ministros, con los legisladores y el ejecutivo. Los nueve ministros
-en lugar de once, como se componía la anterior Corte- son:
Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación: Ministro
Hugo Aguilar Ortiz, con los siguientes ministros(a)s: Lenia Batres
Guadarrama, Yasmín Esquivel Mossa, Loretta Ortiz Ahlf, María Estela
Ríos González, Sara Irene Herrerías Guerra, Giovanni Azael
Figueroa Mejía, Irving Espinosa Betanzo y Arístides Rodrigo
Guerrero García. Su periodo será de doce años, aunque en esta
ocasión tienen variaciones distintas, lo que se adecuará hasta
2033. La presidencia de la Suprema Corte rotará cada dos años entre
los ministros, según el número de votos obtenidos en su elección.
Como dato significativo, la nueva indumentaria de los ministros
incorporará distintivos tradicionales de pueblos indígenas como un
gesto de inclusión y diversidad cultural de México; otro acto muy
simbólico, fue la apertura de la puerta principal de la SCJ, cerrada
por los problemas de los anteriores ministros. Por cierto, ahora ya
no existen Salas -como antes-, por lo que todo asunto competencia de
la SCJ, lo resolverá el pleno en sesión pública, debiéndose
divulgar previamente los proyectos de resolución, lo cual antes se
hacía privadamente: ahora, el pueblo estará informado de como
actuará la Corte. Y como precisó el presidente Hugo Aguilar O:
habrá cercanía con el pueblo, austeridad dentro de la Constitución,
equilibrada separación de poderes y transparencia integral.
Ese
mismo día, el pleno de la SCJ nombró a los miembros del Órgano de
Administración Judicial (OAJ) del Poder Judicial de la Federación,
siendo ellos: José Alberto Gallegos Ramírez, Lorena Josefina Pérez
Romo y Catalina Ramírez Hernández; el legislativo había nominado a
Surit Berenice Romero Domínguez y el ejecutivo a Néstor Vargas
Solano, quien fungirá como Presidente por los primeros dos años.
Con este acto prácticamente quedó extinto el Consejo de la
Judicatura Federal (CJF), cuerpo que durante 30 años administró lo
relativo al PJF, con excepción de los ministros de la SCJ, con
resultados magros y muy opacos. La OAJ tendrá a su cargo la carrera
judicial, la organización territorial y por materias de tribunales y
juzgados, la elaboración y vigilancia del presupuesto —con la
prohibición de crear fideicomisos no previstos en la ley, lo que
antes era muy común y mucho defendieron los ministros que se
fueron—, la reasignación de adscripciones, el cambio de sedes
judiciales y la expedición de acuerdos generales. Asimismo,
garantizará la seguridad de los juzgadores en casos relacionados con
delincuencia organizada, teniendo facultades concentradoras en
asuntos vinculados con violaciones graves de derechos humanos,
siempre que lo requiera la SCJ. También estará al frente de la
Escuela Nacional de Formación Judicial y del Instituto Federal de
Defensoría Pública, entidad que debe ser muy fortificada para que
cumpla su esencial función de apoyar al pueblo para lograr se le
haga justicia. Sus integrantes durarán seis años en el cargo, sin
posibilidad de reelección, y la presidencia será rotatoria
bianualmente.
Otro momento histórico es con referencia al
Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación -TEPJF-, el
cual venía funcionando con cinco magistrados, debiendo ser siete.
Ahora, ya se integró cabal desde el martes antedicho, al agregarse
los dos magistrados electos en junio: Claudia Valle Aguilasocho y
Gilberto de Guzmán Bátiz, quienes se unen a los magistrados Mónica
Aralí Soto Fregoso (actual presidenta), Felipe de la Mata Pizaña,
Felipe Alfredo Fuentes Barrera, Janine Otálora Malassis y Reyes
Rodríguez Mondragón. La magistrada Soto Fregoso, declaró que “este
tribunal está preparado como siempre lo ha hecho para cumplir con su
deber. Contamos ahora con un pleno integrado por magistradas y
magistrados que seguirán garantizando decisiones independientes,
imparciales, inclusivas y transparentes”. De igual manera, dio la
bienvenida a las quince magistradas y magistrados que conformarán
las cinco salas regionales de este tribunal tan importante para la
vida democrática de la república.
La renovación total de
los organismos directivos del PJF, se completó el martes dos del
presente mes, al tomar posesión los miembros del "Tribunal de
Disciplina Judicial", órgano encargado de evaluar y dar
seguimiento al desempeño de las y los impartidores de Justicia
federales en esta insólita etapa. Ahora si se incluye a los mismos
ministros de la SCJ, lo cual antes no sucedía, dándoles un papel de
intocables. La sesión de instalación fue encabezada por la
Magistrada presidenta Celia Maya García, cargo que obtuvo al haber
sido la candidata con mayor número de votos recibidos en la elección
judicial del pasado uno de Junio, destino que ejercerá por dos años;
el Pleno se completa con las Magistradas Eva Verónica de Gyvés
Zárate e Indira Isabel García Pérez, así como los Magistrados
Bernardo Bátiz Vázquez y Rufino H. León Tovar. La magistrada Maya
refirió: "no se debe tolerar que haya conductas inadecuadas o
indolentes en la administración de justicia no es admisible la
impunidad de los malos juzgadores. Es inaceptable el retardo de la
resolución de los asuntos sometidos al conocimiento de la
judicatura".
El OAJ dio otro paso que prueba el cambio
notable que experimenta el PJF: ya aprobó reducir los sueldos netos
mensuales establecidos para ministros de la Suprema Corte de
Justicia, magistrados de la Sala Superior del Tribunal Electoral del
Poder Judicial de la Federación (TEPJF), magistrados del Tribunal de
Disciplina Judicial, magistrados de Circuito, así como los de jueces
de Distrito y magistrados integrantes del OAJ. Esto va en consonancia
con lo que anunció en su discurso de toma de posesión el ministro
Hugo Aguilar Ortiz, quien sostuvo que se revisarían las pensiones de
los ministros en retiro, actualmente de hasta 385 mil pesos
mensuales, así como eliminar seguros médicos privados, jubilaciones
anticipadas y otros gastos superfluos, sustituyéndolos por los
servicios del ISSSTE. Todo apunta a la idea de que la austeridad no
implique precariedad, sino la erradicación del dispendio y del
nepotismo. En pocas palabras, ahora si se procurará que cada peso
fortalezca a los juzgados, con el fin de reducir rezagos, modernizar
procesos y digitalizar la justicia.
Finalmente, apuntamos que
en el Senado también rindieron protesta los magistrados y jueces (en
total 462 personas magistradas de circuito y 384 como jueza(e)s de
distrito) electos el pasado 1 de junio, con lo que se consumó la
integración del PJF. Por excepción hay unos pocos que lo harán
ulteriormente, y desde luego, la otra mitad de juzgadores que serán
electos en 2027.
La gran mayoría de mexicanos esperamos que el
período que señala el parteaguas de la justicia nacional sea
verdaderamente un tiempo de genuina renovación integral del Poder
Judicial Federal. Disentimos de lo que expresaron los miembros de las
oposiciones: los priistas de Alito, que ni siquiera acudieron a la
rendición de protesta de los juzgadores, pues ese inefable personaje
aseveró que “La elección judicial es el fracaso más grande que
hay” y se hizo para el gobierno apoderarse del PJF ; por su lado,
Movimiento Ciudadano por medio del tapatío Clemente Castañeda,
aseguró que el régimen oficialista “nos engañó con la verdad”,
porque se aprovechó del malestar generalizado de las y los mexicanos
para “capturar políticamente” al Poder Judicial. En el mismo
sentido, el panista Ricardo Anaya señaló que “no tiene
legitimidad de origen la autoridad que surge de un proceso
fraudulento plagado de irregularidades”. Las oposiciones y sus
rancias posturas, que según las encuestas de hace años a la fecha,
los tiene en el cabús del tren de la democracia.
La Presidenta
CSP, afirmó en una mañanera: Los ministros, magistrados y
juzgadores electos, “tienen que dar ejemplo de profesionalismo, de
impartición de justicia… un ejemplo de que hay cambios, de
honestidad, de honradez, de transparencia. Hoy son elegidos por el
pueblo. Ahora les corresponde a ellas y a ellos, … dar un ejemplo a
México y al mundo de que puede haber un sistema de justicia
diferente… que no responda a intereses particulares ni a
privilegios, sino a la necesidad de garantizar justicia imparcial y
cercana al pueblo”. Esto hablando en plata pura, es el parteaguas
de la justicia que los mexicanos esperamos: Desterrar el hecho y la
idea de que en México solo tienen acceso a la justicia quienes
tienen influencias, poder o dinero. A los mexicanos se nos tiene una
deuda histórica de justicia, y ahora se llegó el momento de
pagarla.
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