martes, 9 de septiembre de 2025

Cuentas de oro por cuentas de vidrio

 




Mariano Cariño Méndez


Enrique González Martínez, escritor jalisciense, escribió en 1911 en su poema “Busca en todas las cosas”:

“Busca en todas las cosas un alma y un sentido oculto; no te ciñas a la apariencia vana; husmea, sigue el rastro de la verdad arcana, escudriñate el ojo y aguzado oído.”



Desde entonces, González Martínez hacía un llamado a buscar más allá de la forma, más allá de la simple manifestación de los fenómenos, que buscáramos qué hay detrás, qué los origina, que insistiéramos hasta poder descubrir las causas. Hoy, los problemas nacionales, variados y en cantidad exigen que sigamos el razonamiento del poeta jalisciense: llegar a la causa que los origina. En agosto del presente año, cientos de personas se manifestaron en las principales ciudades de los estados de Jalisco, Oaxaca, Guanajuato, Tabasco, Ciudad de México, Quintana Roo, Estado de México, Aguascalientes y Michoacán; al unísono exigían al gobierno federal que encabeza la presidenta, Lic. Claudia Sheinbaum Pardo, medicamentos y tratamientos para el cáncer, ya que existe desabasto de medicamentos de manera sistemática en el sector público de salud del país.

El desabasto de medicamentos oncológicos tiene repercusiones de gran alcance, ya que suspender un tratamiento por insuficiencia del medicamento necesario, incluso por una semana, pone en riesgo la vida del paciente y reduce la probabilidad de que salga avante de la enfermedad; es decir, hay una delgada línea entre la vida y la muerte por esta acción. Hablar de la salud pública, desde la realidad que padecen miles de familias a lo largo y ancho del país, implica hablar de su dolor, de las madres que recorren hospitales con desesperación por no encontrar lo necesario para curar a sus hijos, de la consternación por no tener el dinero suficiente para poder adquirir medicamentos urgentes y necesarios para poder curar a sus seres queridos. Todo esto, aunque se esconda y se intente confundir a los mexicanos, tiene sus causas en las malas políticas públicas del gobierno federal que encabeza el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), políticas que empujan a los enfermos a mendigar por su vida. Veamos.

A lo largo de los años, el sistema de salud mexicano ha buscado optimizar la adquisición de medicamentos e insumos a través de la instrumentación de compras consolidadas. Esta acción agrupa, desde hace poco más de dos décadas, las necesidades de diversas instituciones públicas, buscando transparencia, eficiencia y la búsqueda de mejores precios en el mercado farmacéutico. Durante este periodo, el esquema de compras consolidadas involucraba una coordinación centralizada de la investigación de mercado, la celebración de licitaciones públicas y la adjudicación de contratos. Se fomentaba la participación de la industria farmacéutica. La figura del distribuidor jugaba un papel relevante en la agregación de la oferta y en la eficiencia del sistema de abastecimiento. Debo decir que, sin echar las campanas al vuelo, se venía aplicando una visión científica para cubrir este frente tan importante para el país. Pero a la llegada de la administración del expresidente Andrés Manuel López Obrador, las cosas cambiaron y empezó la decadencia que más adelante se manifestaría en el desabasto de medicamentos que padecen miles de familias en el territorio nacional.





Desde 2019, el sistema de compras de medicamentos vive en una crisis permanente. Primero se acusó, sin pruebas, a los distribuidores de ser “intermediarios encarecedores”, sin entender que los laboratorios no tienen la capacidad logística para entregar en miles de lugares. Luego se excluyó a los grandes operadores logísticos, lo que provocó una escasez de más del 70% de los medicamentos. Después vino el experimento fallido con el efímero INSABI. El sexenio pasado terminó con la puesta en marcha de una “megafarmacia” que más parece un elefante blanco que una solución funcional. Por último, el 22 de diciembre de 2023 y mediante decreto presidencial, se le facultó a la empresa estatal Birmex (Laboratorios de Biológicos y Reactivos de México, S.A. de C.V.) de comprar, fabricar, preparar, transportar, distribuir, almacenar, comercializar, junto con la importación y exportación de productos químicos farmacéuticos, reactivos, medicamentos e insumos para la salud. Toda una empresa omnipotente.

Pero la realidad no tardó en desenmascarar la “omnipotencia” de la empresa estatal, y una vez más se ratificó que las tareas se asignaron con el menor rigor científico, tomando en cuenta que su tarea era la de garantizar el abasto a la población mexicana. Se tomaron decisiones al vapor con repercusiones directas en la vida de millones de mexicanos, se aplicó y se sigue aplicando el “método de ensayo y error”, solo que los errores cuestan vidas de miles de mexicanos. La “justificación” de la aplicación de dicho método es el tan sonado y traído “combate a la corrupción”, pero oh sorpresa, en febrero de 2025 se denunció por parte de la Secretaría de Salud a Birmex de corrupción en licitaciones de medicamentos por 13 mil millones de pesos. Aquí viene el verdadero culpable del desabasto.





Según datos de la Secretaría de Salud, en palabras de Eduardo Clark, subsecretario de Integración y Desarrollo de la misma Secretaría, debido a los sobrecostos por un total de 13 mil millones de pesos, la compra consolidada 2025-2026 de medicamentos e insumos médicos se tuvo que suspender. Así como lo lee, sin tomar consideraciones de ningún tipo, se detuvo una compra por culpa de las propias instituciones del gobierno en turno, pausa que significa la muerte para millones de personas en el país, ya que serán privados de su dosis media necesaria. Y sin embargo, ¿qué mantiene tan tranquilo al partido en el poder, a pesar de los escándalos? Porque recordemos que se han vuelto el centro de atención nacional los escándalos de los morenistas, desde los viajes de Andy López Beltrán hasta las peleas en el Senado de Gerardo Fernández Noroña. Siempre que se le cuestiona al poder en turno, utilizan de escudo la “gran” aceptación popular y los más de 30 millones de votos obtenidos desde el sexenio pasado. ¿En realidad los gobernantes que están dejando morir a miles de niños por falta de medicamentos merecen gobernar? ¿O se sigue votando por las “ayudas” de los programas de transferencia monetaria a cambio de la salud de los mexicanos? ¿Qué cambiamos a cambio de qué?

Para Jalisco la cosa es grave; según datos del titular de la Secretaría de Salud Jalisco (SSJ), Héctor Raúl Pérez Gómez, el desabasto de medicamentos oncológicos se ha agudizado en el estado. Tan solo en lo que va del año, el Gobierno Federal solo ha surtido el 15 por ciento de las claves de medicamentos como Anastrozol, Exemestano, Letrozol, Capecitabina, Oxaliplatino y Temozolamida, claves esenciales para diversos tipos de cáncer. Dejando en el abandono a las familias, ya que el costo de los tratamientos contra el cáncer puede superar los 350 mil pesos al año, cifra incansable para miles de jaliscienses que se tienen que resignar a morir por las malas políticas públicas federales; en el estado mueren 17 jaliscienses diarios a causa de esta enfermedad mortal.





La escasez de medicamentos oncológicos en México significa una crisis constitucional de proporciones colosales, ya que el artículo 4.º establece la obligación del Estado para garantizar la salud de las personas, y hoy no se cumple. Recordemos la valentía de los que gobiernan de errar y errar sin ninguna repercusión, a sabiendas de que las transferencias monetarias les garantizarán la perpetuidad en el poder. ¿No es momento de soltar dichas prebendas?, ¿de valorar más nuestro oro y no cambiarlo por vidrio? Llegó el momento, y la realidad nos lo exige todos los días, de dejar las cuentas de vidrio y conservar nuestro oro. Mañana puede ser muy tarde. Que conste.




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