Los sabios siempre han reconocido que
nadie puede aspirar a hacer nada en la vida, hasta que el autoexamen
no se convierta en costumbre, hasta que no reconozca y acepte lo que
allí encuentra, y hasta que no se ponga, paciente y
persistentemente, a corregir sus defectos.
Yo tengo más que
suficiente para manejar hoy, sin tener que arrastrar también el
equipaje del ayer. Tengo que hacer el balance hoy si deseo tener una
oportunidad mañana. Así es que me pregunto a mí mismo si he errado
y cómo puedo evitar repetir ese comportamiento.
¿Ofendí a
alguien, ayudé a alguien, y por qué? Una parte del hoy puede
derramarse sobre el mañana, pero la mayor parte no tiene que hacerlo
si yo hago un honesto inventario diario.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario