lunes, 5 de mayo de 2025

Mentiras imperialistas y migración


 



Homero Aguirre Enríquez



Un anuncio agresivo y amenazante contra los migrantes, pagado con millones de dólares por el gobierno de Estados Unidos y transmitido en programas de alta audiencia de la principal televisora mexicana, así como en Facebook y YouTube, ha vuelto a retratar la actitud soberbia y prepotente del gobierno norteamericano hacia todos los habitantes al sur de su frontera y lo poco que les preocupa a los actuales ocupantes de la Casa Blanca una reacción (mediática, económica o de otra índole) del gobierno de México, al que saben que mantienen atenazado con la amenaza de aranceles a un país, el nuestro, más que nunca subordinado económicamente a la economía norteamericana e incapaz de resistirse militarmente a cualquier agresión.



Un famoso medio de comunicación alemán publicó que: “en el anuncio, se observa a la secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Kristi Noem, quien pide a los migrantes abstenerse de entrar a su país de manera ilegal”. Pero esa introducción oculta lo esencial: dicha funcionaria no “pidió” absolutamente nada, sino que lanzó una clara amenaza y una calumnia al acusar masivamente de delincuentes a millones de personas: “si vienes aquí y violas nuestras leyes, te perseguiremos. Los delincuentes no son bienvenidos en Estados Unidos… Por demasiado tiempo, un liderazgo débil ha dejado nuestras fronteras abiertas, inundando nuestras comunidades con drogas, tráfico de personas y criminales violentos. Esos días han terminado" (DW, 21 de abril).

¿Cuál fue la respuesta del gobierno mexicano? Tratar el asunto exclusivamente como un tema de discriminación contra los migrantes, a los que ni siquiera menciona como tales, sino que ahora les llama “personas en situación de movilidad”, como si esa meliflua forma de nombrarlos cambiara su situación de perseguidos y marginados en su patria y fuera de ella. El anuncio, dijo la presidenta de México, "contiene un mensaje discriminatorio que atenta contra la dignidad humana y que puede fomentar actos de rechazo, de violencia, hacia las personas en situación de movilidad", y pidió a las televisoras que el anuncio "sea retirado con el objeto de contribuir a una sociedad sin discriminación". Enseguida, anunció una iniciativa legal para impedir que gobiernos extranjeros paguen publicidad en medios mexicanos. Y eso fue todo. Así dio por terminado el asunto, sin decir absolutamente nada de las raíces del problema migratorio y del trabajo que esté haciendo la 4T para que algún día millones de personas, por lo menos los mexicanos, dejen de estar en “situación de movilidad” al huir de la miseria y la violencia que los persiguen como sombras en la noche.

No hay duda que el lenguaje y el contenido del anuncio son abominables y deben ser condenados por toda persona pensante. Estamos ante otra muestra más del descaro con el que los imperialistas criminalizan a las víctimas del neoliberalismo, que se ven obligados a escapar de la pobreza, la marginación y la violencia generada en sus países de origen, incluido México, por la explotación de la fuerza de trabajo y la extracción masiva de recursos naturales durante siglos de colonialismo e imperialismo, lo que ha vuelto prósperos a los países de las metrópolis mundiales y multimillonarias a sus élites burguesas que hoy los rechazan, desprecian y encarcelan.





Sería un auténtico milagro que la clase dominante norteamericana se condujera de manera limpia en el tema migratorio, tan acostumbrada como está a mentir sobre los verdaderos móviles expansionistas y explotadores de su política internacional, así como a culpar a las víctimas de esa política para encubrir las peores atrocidades cometidas por el imperio gringo, tal y como han hecho, por ejemplo, cada que han invadido otros países. Van algunos ejemplos de esa conducta: “El 4 de agosto de 1964, el gobierno estadounidense contó que lanchas vietnamitas dispararon contra el destructor estadounidense "Maddox" en el golfo de Tonkín y en caso de Irak, cuarenta años después, acusaron a Bagdad de tener armas de destrucción masiva. Y los medios ayudaron a difundir las mentiras, señala la experta en Vietnam Marjorie Cohn (vanguardia.com.mx). Así, tras inventar una mentira descarada, en 1964, los estadounidenses invadieron masivamente Vietnam, donde murieron por lo menos 3 millones de vietnamitas. Y con otra cínica mentira como excusa, en 2003 invadieron Irak, donde murieron por lo menos un millón de iraquíes. México fue despojado de la mitad de su territorio en 1848. Los argumentos para invadir nuestro país a mediados del siglo XIX y arrebatarnos más de dos millones de kilómetros cuadrados fueron mentiras totales, como acusar a México de “invadir territorio americano” (de EE. UU.) y “derramar sangre americana en territorio americano”. No hay nada extraño, entonces, que con mentiras y amenazas, ahora oculten su responsabilidad en el grave conflicto migratorio mundial por ellos desatado, y con enormes sumas de dólares pagados a ciertos medios ahora pretenden hacer aparecer a millones de trabajadores como peligrosos delincuentes que merecen ser perseguidos, deportados y encarcelados… hasta que los vuelvan a necesitar y nuevamente se abran brechas en la frontera entre México y Estados Unidos.





El problema de la migración es hondo. “Las olas migratorias de desamparados que abandonan sus hogares miserables y sus países empobrecidos y violentos para buscar refugio, “ilegalmente”, en los países ricos y prósperos, no es un fenómeno exclusivo de nuestra región, sino un grave conflicto mundial cuya solución se ve muy difícil y lejana. Se trata, en realidad, de un problema estructural de ese mismo neoliberalismo, que brota, no de su funcionamiento defectuoso, sino precisamente de su correcto y eficaz desenvolvimiento”, escribió Aquiles Córdova Morán, dirigente nacional de Antorcha.

Así, mientras el imperialismo domine la economía, el comercio y los medios de comunicación del mundo, seguirán imponiendo, aunque sea a sangre y fuego, su sistema de extracción de plusvalía, empobreciendo a millones y obligándolos a dejar la tierra donde nacieron; junto con eso, seguirá lanzando a gran escala sus campañas mediáticas para que los pueblos del mundo no condenen sus abusos o se distraigan en nimiedades. Aunque en México les prohiban pagar spots explícitos, tan burdos como el que protagonizó la secretaria Noem, tendrán a su disposición miles de millones de dólares para difundir su ideología (incluidas sus amenazas) mediante noticieros, libros, organizaciones “no gubernamentales”, universidades, columnas peridísticas, películas, y a través de todos los insidiosos mecanismos de las llamadas redes sociales.


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