Fernando G. Castolo*
El apellido Avellaneda es una rareza en Zapotlán el Grande. El patriarca de este linaje llegó a esta población a principios del siglo XIX en calidad de Administrador de Tabacos del Partido. Don José María de Jesús Avellaneda del Campo era originario de Beci, en Las Encartaciones del Señorío de Vizcaya, España, según nos lo revela la especialista en genealogías María Guadalupe Paredes López.
Este personaje casó en Zapotlán con una dama de la alta sociedad local: doña María Juana de Figueroa y Ochoa. Ellos procrearon a seis hijos, tres varones, de los cuales destacó don Manuel Vicente Atanasio Avellaneda Figueroa, quien casó en dos ocasiones: la primera con María Josefa Florentina del Refugio Gómez de Cárdenas y Gómez-Dávalos en 1843, de la que quedó viudo en 1860; y la segunda fue su cuñada, doña María de Jesús Longina Gómez de Cárdenas y Gómez-Dávalos (nacida en 1831) con quien contrajo nupcias en 1861. Sin embargo, ninguna de las dos damas llevó por nombre “Gertrudis”.
Otro de los hermanos de don Manuel Avellaneda fue don Salvador Avellaneda, quien casó Altagracia Alatorre. De su otro hermano, José María Francisco de Jesús Avellaneda, nada sabemos. De cualquier forma existieron en la comunidad dos damas referenciadas como “Gómez de Avellaneda”. ¿Alguna de ellas será Gertrudis Gómez de Avellaneda? No lo sé. Por cierto, estas damas, de muy ilustres linajes, fueron hermanas de Mauricio Gómez, propietario de la hacienda de San Marcos (en Tonila) y constructor del templo de Nuestra Señora de la Merced, en la propia Zapotlán.
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