Pedro
Vargas Avalos
A los
jaliscienses nos ha llovido en nuestra milpita. Ya no es el problemón de la
pandemia que, siendo un mal universal, nos flagela particularmente: muchísimos
son los hogares donde el luto, es el común denominador gracias a esa letal
calamidad. Lamentablemente, a esa formidable tribulación se le suman otros
temas que son problemas de tal magnitud,
que por decir lo menos, nos quitan el sueño: la inseguridad, la corrupción, las
adicciones, el enorme adeudo del gobierno, la agresiva cuesta de enero y por si
fuera poco, los forcejeos entre el gobernador con la universidad oficial y el
presidente, el incumplimiento de promesas políticas y como cereza del pastel,
los altercados entre diputados locales y las riñas que sostienen algunos
munícipes tapatíos.