Mariano Cariño Méndez
El
temporal de lluvias ha empezado a ocasionar distintos estragos en el
Área Metropolitana de Guadalajara (AMG), ya que según datos de Luis
Valdivia Ornelas, investigador del departamento de Geografía y
Ordenación Territorial del Centro Universitario de Ciencias Sociales
y Humanidades (CUCSH) de la Universidad de Guadalajara, no se
necesita una lluvia torrencial para ocasionar dichas catástrofes;
basta con una lluvia de 15 milímetros (mm) por hora para provocar
encharcamientos en los más de 580 puntos de inundaciones que tiene
registrado en el Atlas de riesgo creado por el mismo investigador. De
dichos puntos de inundaciones, 180 son considerados como “muy
peligrosos” debido a la altura de la inundación, que puede
alcanzar los 6 metros y medio, y la velocidad del agua para
provocarla.
Las zonas de mayor riesgo son todos los pasos a
desnivel en el AMG, así como las avenidas López Mateos, México,
Calzada Independencia, las zonas bajas como Expo Guadalajara, Plaza
del Sol, Parque de la Solidaridad, Plaza Patria; así como en
Tlajomulco de Zúñiga, los canales que vienen de Santa Anita y de
San José del Tajo, el canal Las Pintas, el arroyo La Colorada,
Chulavista, Unión del Cuatro, avenida Adolf Horn, por citar solo
algunos ejemplos. Miles de jaliscienses han sido testigos de los
acontecimientos destructivos de las inundaciones, y en el peor de los
casos, han sido víctimas directas de tales acontecimientos, desde el
tiempo de retraso en el transporte público, debido a las vialidades
intransitables durante las lluvias, hasta perder todo el patrimonio
que les ha costado, en algunos casos, toda su vida.
Esta
situación, que afecta al 63 por ciento de la población jalisciense
que reside en el AMG debe ser comprendida y tratada en sus justas
dimensiones para su solución definitiva, así lo requiere la
realidad y las afectaciones que padecen millones de personas. El
avance del estudio científico de la realidad ha permitido conocer en
profundidad los fenómenos sociales y naturales, y ese conocimiento
ha servido de premisa para poder actuar sobre ellos para
transformarlos en beneficio de la sociedad, pero de acuerdo a los
diferentes hechos que resultan de manera cotidiana en el país,
pareciera que dicha premisa está cada vez más en desuso, ya que no
se privilegia el desarrollo social y económico de manera armónica,
sino que se privilegia la obtención de la máxima ganancia.
La
edificación del AMG se encuentra sobre varias cuencas hidrológicas,
principalmente la del río Santiago, así como subcuencas, tales como
la de río Blanco, El Caballito, Arroyo Hondo, Atemajac, San Juan de
Dios, San Andrés, Osorio, San Gaspar y el Ahogado-Arroyo Seco, según
datos del Sistema Intermunicipal de los Servicios de Agua Potables y
Alcantarillado (SIAPA). Dicha información, en su momento, debió ser
suficiente para poder tomar las previsiones necesarias para evitar
cualquier problema futuro. En 1909, las primeras acciones con visión
de futuro se empezaron a ejecutar, con el entubamiento y conversión
del río San Juan de Dios en drenaje profundo central de Guadalajara.
Dicha obra, en aquel tiempo, representó una solución a un problema
en crecimiento, pero debemos recordar que las cosas cambian y se
superan.
Es claro que la población de 1909 era
significativamente inferior a la actual, por lo que los diámetros
utilizados son cada vez menos capaces de trasladar el gran caudal que
se genera en la actualidad, debido al estrepitoso crecimiento
poblacional. Han pasado 116 años y la inversión pública para estos
sistemas de captación de agua sigue brillando por su ausencia. ¿En
qué se invierten los recursos públicos? Las inundaciones en el AMG
no son una plaga, como las de Egipto, son producto sistemático de un
abandono en la inversión de infraestructura pública capaz de
contener tan catastróficos hechos. A últimas fechas, se ha vuelto
común ver a transeúntes desesperados por salir de sus vehículos en
medio de las inundaciones, esperar durante horas en el techo de su
vehículo hasta ser rescatados y, para terminar, los múltiples
socavones que han surgido a lo largo y ancho de la metrópoli. ¿Acaso
no son perfectamente evitables estas situaciones? Por supuesto,
siempre y cuando el presupuesto público se ejecute en beneficio y
progreso de la sociedad; de lo contrario, los problemas, como los
mencionados, siguen agravándose para todos.
Se ha declarado
recientemente que el costo de un drenaje profundo, que resolvería el
problema de las inundaciones, tiene un costo aproximado de 30 mil
millones de pesos. ¿Acaso no valdría la pena invertir en una obra
de magnitudes colosales para resolver el problema? Recién se ha
buscado con urgencia los recursos públicos para tener todo “listo”
para el mundial 2026, ya que Jalisco será sede de algunos partidos
mundialistas. ¿No valdría la pena que con la misma energía se
busquen recursos públicos para esta gran obra pública? En cada
temporal de lluvias se repite la misma escena: inundaciones por
colonias del Área Metropolitana de Guadalajara. ¿Estamos condenados
in saecula saeculorum?
El problema de las inundaciones en el
AMG no es ajeno a la injusta distribución de la riqueza producida en
México. Es una de las tantas manifestaciones de tremenda
desigualdad. La falta de inversión pública por los gobiernos en
turno, que, lejos de privilegiar la solución de este problema que
acontece año con año, deciden invertir en otras obras de menor
beneficio para la mayoría. En esta situación de incertidumbre, es
importante recordar que una de las obligaciones de los gobiernos, del
color que sean y en el nivel que sean, es construir la
infraestructura pública suficiente y efectiva para enfrentar
cualquier embate natural, ¿y lo han hecho? Gobiernos van y gobiernos
vienen, y la situación no cambia. ¿Se les habrá olvidado? No, de
ninguna manera, solamente que no forma parte de las prioridades de
los gobiernos; las prioridades son ayudar a incrementar la riqueza de
los ya ricos y la clase trabajadora abandonada a su suerte.
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