viernes, 19 de abril de 2024

El otro autor de Batman




 José Luis Vivar

 

 

 En los Estados Unidos, a finales de los años treinta del siglo pasado, el negocio de los comics no era ni remotamente de lo que es hoy en día. Las cifras por ventas de ejemplares sorprenden a los más escépticos, al ver que esas revistas dedicadas a un público infantil y adolescente venden tanto que sus editoriales cotizan en la Bolsa de Valores y, sus ejemplares en físico y digital, llegan hasta los últimos rincones del mundo.



            Uno de esos personajes que surgió en años previos a la Segunda Guerra Mundial es: Batman, cuya aparición surgió como una competencia sana para Superman, dentro de la misma casa que lo publicaba Detective Comics, y que con el tiempo sería la hoy famosísima DC. Y es que el hombre de Krypton se empezaba a popularizar por sus dotes extraordinarias. Es decir, se trataba un extraterrestre idéntico física e internamente a cualquier ser humano, pero con virtudes extraordinarias que lucha por el bien y la justicia.


Batman surge como otro paladín, pero no viene de otro planeta, sino que es un ser humano, con muchas capacidades, pero vulnerable. Es un ser mortal, con una mente oscura, porque el verdadero Batman, aunque actúa por el bien de la sociedad, es implacable e incluso puede matar, aunque esto luego le sería vedado.




El primer número de este personaje apareció a la venta el 30 de marzo de 1939, y firma como su autor Bob Kane. De hecho, esto quedó registrado para siempre, y así hubiera seguido en el conocimiento de la gente, de no ser porque después de una batalla legal que tomó muchos años, el mundo supo que entre las sombras como el famoso superhéroe se hallaba otro autor llamado Bill Finger.


Cuenta la historia que ambos se conocieron en una fiesta. El dibujante Kane le comentó a Bill del proyecto que tenía en mente para Detective Comics, y que necesita desarrollar al personaje del cual tenía algunos esbozos. Bill que era escritor, jamás había escrito un argumento para un comic que consiste en viñetas con texto: cuatro o cinco para los diarios (tiras), y entre cinco y siete (revistas) por página.





Bill, confiando en la palabra de Kane y en la de los editores, comenzó a trabajar, desarrollando un personaje al que bautizaría después como el Caballero Oscuro, le daría la personalidad sombría, lo vestiría con una capucha y el espacio de los ojos los pondría en blanco para darle mayor misterio. Culminaría con una capa puntiaguda inspirada en el ornitóptero de Leonardo Da Vinci.


Después, aparecería el millonario Bruce Wayne como el alter ego de Batman, la Baticueva, y un mayordomo llamado Alfred, que sería el único en conocer su identidad. Pero como todo héroe de acción necesita un villano, Bill inventó al Joker, inspirado en el Hombre que Ríe de Víctor Hugo, aunque con una carga criminal infinita.


Nuevos aliados y enemigos empezaron a aparecer, sin que Bill viera jamás su nombre, ni el de otro colaborador llamado Jerry Robinson, quien además de ayudar en la creación del Joker, propuso un compañero para Batman, y tomando ciertas características de Robin Hood, creó al adolescente llamado Robin, formando así el Dúo Dinámico.




A mediados de la década de los sesenta, cuando Batman dio el salto a la televisión Bill pudo aparecer en los primeros capítulos como guionista, pero DC Comics intervino y pidió a la Warner no volver a contratarlo. Al ser despedido de la editorial sin ninguna compensación por más de veinte años de servicio debió conformarse con ser guionista de programas poco populares en la televisión.

            Su nombre quedó en el olvido, el 18 de enero de 1974 falleció en su departamento de Nueva York, solo, pobre y sin el reconocimiento como coautor de Batman. Su hijo Fred llevó las cenizas a una playa del Oeste en Oregon, trazó en la arena el símbolo del Caballero Oscuro. Luego de ahuecarlo, acomodó los vestigios. Se sentó a esperar a que subiera la marea. No tardaron mucho en llegar las olas que poco a poco se llevaron a Bill y a Batman.


Bob Kane falleció el 3 de noviembre de 1998, negando hasta el último minuto de su vida la ayuda que Bill Finger le había brindado, e ignorando también a Jerry Robinson. Juró ser el único autor de Batman que ha vendido 400 millones de ejemplares y generando millones de dólares por regalías en películas, series de televisión y de toda clase de artículos. Pero la justicia por fin llegó: en el 2014, la serie Gotham (Ciudad Gótica) colocó en los créditos su nombre al lado del ingrato dibujante. Y hoy, el mundo sabe quién es el otro autor de Batman.

 



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