Homero Aguirre
Enríquez
Crece aceleradamente el peligro de una guerra
mundial causada por el imperialismo norteamericano. El viernes 13 de
junio, el mundo se despertó con la noticia del bombardeo masivo de
Teherán, la capital de Irán, ejecutado por la aviación de Israel
que, tras reducir a ruinas la Franja de Gaza y masacrar a decenas de
miles de palestinos, ahora enfiló sus armas contra Irán, donde
destruyó instalaciones militares y civiles, asesinando a decenas de
personas, entre ellas altos mandos del ejército iraní y destacados
científicos.
Israel fue definido hace más de 40 años por el
secretario de Estado de Estados Unidos (EE.UU.), Alexander M. Haig,
como “el mayor portaaviones estadounidense, es insumergible, no
lleva soldados estadounidenses y está ubicado en una región crítica
para la seguridad nacional de Estados Unidos”. Hoy, desde ese
“portaaviones”, salieron cientos de aviones a bombardear a Irán,
un país ubicado a más de 1,500 kilómetros de distancia, gran
productor de petróleo y aliado de China y Rusia. “El ataque contra
Irán, con el pleno respaldo del Imperio del Caos, es sobre todo un
ataque preventivo contra el núcleo energético de los BRICS. Forma
parte de la guerra imperial contra los BRICS, especialmente Rusia y
China. Moscú y Pekín deben sacar las conclusiones necesarias en
tiempo real”, escribió el analista Pepe Escobar.
Toda la
operación contó con el respaldo económico, militar y logístico de
Estados Unidos. Según Ignacio García Valdecasas, embajador de
España retirado, “Israel no podía mandar ese ataque que hizo esta
noche a Irán sin el apoyo logístico de Estados Unidos, porque sólo
tiene siete aviones cisternas, y con sólo siete aviones cisterna no
puede reabastecer a todas las flotas de aviones bombarderos que envió
esta noche. Además, utilizó bombas anti búnker, pero Israel no
produce esas bombas, sino que tiene que pedírselas a los Estados
Unidos. No es sólo Israel el que ataca a los países vecinos; no es
sólo Israel el que está machacando a Gaza; no es sólo Israel el
que ha destruido la mitad del Líbano; no es Israel solo, es Israel
siempre con Estados Unidos y en algunas ocasiones con otros países
de la OTAN, eso está clarísimo”. Y es verdad, Estados Unidos se
ha encargado de hacer de Israel una gigantesca base de operaciones
militares en Oriente Medio y es el mayor receptor general de ayuda
exterior estadounidense desde la Segunda Guerra Mundial. “Según
datos de los departamentos de Defensa y Estado, desde 1951 hasta 2022
(el año más reciente del que existen datos) la ayuda militar
estadounidense a Israel, ajustada a la inflación, ha sido de
US$225,200 millones” (bbc.com).
El pretexto usado por el
gobierno de Israel para iniciar el ataque aéreo y los asesinatos
mediante bombas anti búnker, fue que Irán está a punto de
construir bombas atómicas, una acusación que nadie ha podido probar
y que Irán ha desmentido reiteradamente, al mismo tiempo que
defiende su derecho al uso de la energía nuclear para fines
pacíficos. El ministro de Relaciones Exteriores de Irán, Abbas
Aragchi, dijo hace unos días: “confiamos en la naturaleza pacífica
de nuestro programa nuclear, por lo que no tenemos ningún problema
en principio con más inspecciones y más transparencia” (…) “si
Irán quisiera ir a por armas nucleares, ya lo habría hecho” (
France 24, 23 de mayo 2025).
Pretextos igualmente ridículos
fueron usados en su momento por EE. UU. y la OTAN para invadir Irak
(se acusó al gobierno iraquí de fabricar armas químicas, lo cual
era una falsedad), invadir Afganistán (que porque ahí se ocultaba
el terrorista que derrumbó las Torrres Gemelas), invadir Libia
(dijeron que tenían “la obligación” de proteger a la población
civil de una masacre que presuntamente cometía el presidente libio),
bombardear Siria y apoderarse de su petróleo (pretextaron que el
gobierno sirio usó armas químicas, lo cual resultó falso). En
todos los casos, el fondo ha sido apoderarse de territorios o
recursos naturales (petróleo, agua, litio, oro, etcétera), abrir
mercados donde vender los monstruosos excedentes de mercancías,
colocar capital excedente en operaciones casi siempre especulativas y
ocupar posiciones militarmente estratégicas para controlar alguna
región del mundo ( así es como han llegado a instalar casi 800
bases militares por todo el planeta).
Pero, a pesar de los
ataques recibidos, Irán ha logrado algo inédito al defenderse, que
misiles lanzados contra Israel alcanzaran sus objetivos, a pesar de
la “Cúpula de hierro”, un sistema de defensa contra misiles que
rodea varias ciudades de Israel y al que se le da fama de
impenetrable, y destruyeran centros de comando y varios edificios, lo
cual no significa desde luego que los iranies tengan las fuerzas
suficientes para contener sin ninguna ayuda la embestida de Israel y
derrotar a su ejército, pero sí anuncia que la capacidad de
resistencia iraní será mucho mayor, sin contar con que aún tienen
varias cartas que podría usar para defenderse, entre las cuales se
ha mencionado la posibilidad de bloquear el Estrecho de Ormuz, una
arteria por donde circula por vía marítima una quinta parte del
petróleo que se consume en el mundo, lo que provocaría alzas de
precio aún mayores a las que ya se están presentando tras el inicio
de la agresión israelí.
Por si hubiera duda sobre la
paternidad y la intención de los ataques, Donald Trump escribió en
su red social: "Ya ha habido gran muerte y destrucción, pero
aún hay tiempo para poner fin a esta masacre, con los próximos
ataques ya planeados aún más brutales", y agregó: "Irán
debe llegar a un acuerdo antes de que no quede nada, y salvar lo que
una vez se conoció como el Imperio iraní. No más muerte, no más
destrucción, ¡Simplemente hazlo antes de que sea demasiado tarde!
(... ) Algunos iraníes de línea dura hablaron con valentía, pero
(…) ¡todos están MUERTOS, y la cosa solo va a empeorar!” O sea,
amenaza Trump: Irán debe aceptar todas las restricciones al
desarrrollo y uso de tecnología atómica, más otras referentes al
destino de sus recursos naturales (Irán ocupa el cuarto lugar
mundial en reservas probadas de petróleo). Si Irán lo acepta,
entonces EE. UU. le ordenará a su testaferro Netanyahu que detenga
los ataques; en caso contrario, los ataques serán más brutales, si
es necesario con participación directa y a la vista de todos de las
armas y el ejército de EE.UU.
Nos encontramos ante un
imperialismo decadente, con rebeliones en su propio territorio, pero
más agresivo que nunca. Inevitable citar a Gramsci: “El viejo
mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro
surgen los monstruos”.
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