El problema de superar el
miedo tiene dos aspectos. Trataremos de lograr liberarnos del miedo
tanto como nos sea posible. Después, tendremos que buscar el valor y
la gracia para enfrentarnos de una forma constructiva con los temores
que nos queden.
La mayoría de mis decisiones estaban basadas
en el temor. El alcohol me hacía más fácil enfrentarme a la vida,
pero llegó la hora en que el alcohol ya no era una alternativa del
temor. Uno de los más grandes regalos de A.A. para mí ha sido el
valor para ponerme en acción, lo cual puedo hacer con la ayuda de
Dios. Después de cinco años de sobriedad yo tenía que contender
con una fuerte dosis de temor.
Dios puso en mi camino a la
gente que me pudiera ayudar a hacer eso y, practicando los Doce
Pasos, me estoy convirtiendo en la persona íntegra que deseo ser y,
por esto, estoy profundamente agradecido.
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