martes, 24 de junio de 2025

Et caetera. Autores, contenidos y referencias, de Pedro Valderrama

 


Víctor César Villalobos



Como homenaje a la revista más longeva que haya visto Guadalajara, el investigador Pedro Valderrama Villanueva detalla, para quienes así deseen, este compendio de autores, contenidos y referencias de la revista Et Caetera, dirigida por el intelectual de Lagos de Moreno Adalberto Navarro Sánchez. La relevancia de esta nueva edición por Keli radica en que viene a llenar un hueco que se aprecia en las bibliografías, hemerografías, repertorios biográficos e índices de los contenidos de suplementos y revistas culturales de nuestro terruño, en específico, de esta publicación icónica y tesonera que rondó desde mediados del siglo 20 hasta casi la década de los noventa dedicada a la reflexión de la palabra a través de la creación, la narrativa, la poesía, el teatro, las artes plásticas, la historia regional, la arqueología; así como estudios sobre autores extranjeros.




Este trabajo es la continuación de
Et Caetera. Selección de textos (SC Jalisco, 2014), que, por razones que no vienen al caso aclarar, no se editaron en su momento y que finalmente vieron luz en la editorial zapotlense Ateneo Tzapotlatena hace unos años y ahora regresa en un formato más amigable y una edición más pulcra y aumentada.


Recurro al ensayo de Valderrama “
Et Caetera: una empresa cultural de Adalberto Navarro Sánchez” para dotar de contexto al presente volumen:


Prueba del loable trabajo editorial de Navarro Sánchez es la creación de la revista cultural Et Caetera (1950-1988) sostenida por él a lo largo de 37 años; hazaña casi única en el contexto de la provincia mexicana… Et Caetera no cuenta, a lo largo de su existencia, con el apoyo continuo de alguna institución pública, aunque, dicho sea de paso frecuentemente se le asocia como órgano de la Facultad de Filosofía y Letras, de la Universidad de Guadalajara, y en otros momentos del Ayuntamiento de Guadalajara y el Gobierno del Estado de Jalisco, cuya participación más bien es de ocasional patrocinador.


En este sentido, el fenecido doctor Carlos Vevia Romero recuerda en sus palabras preliminares en este libro las penurias que para el editor Navarro Sánchez representaba buscar los apoyos de debajo de las piedras institucionales y escollos burocráticos a los que se tenía que enfrentar: incluso, tuvo que pelear para que no le gravasen tributariamente la revista para mantenerla a flote.






Sostiene Pedro Valderrama que el valor de esta revista, yace, además de en su longevidad, en su “cuidadosa edición y selección de textos, numerosas monografías y singulares suplementos publicados en sus páginas, además de la extensa nómina de colaboradores”, que podemos atestiguar en esta nueva edición.


Para el investigador tijuanense y tapatío por decisión, se trata “de una revista atípica de su momento, pues a pesar de estar editada en provincia, rompe con los vicios de la misma, ya que logra tender puentes entre la capital del país y la de Jalisco”: en ella confluyen escritores y académicos destacados como José Luis Martínez, Antonio Alatorre, Agustín Yáñez o Juan José Arreola, por mencionar algunos; así como nuevos valores de las letras locales de ese tiempo, recuerdo, por ejemplo, a Miguel Reynoso.





La efervescencia cultural de Guadalajara en esa época, reflejada en la publicación de
Et Caetera, no surgió como un hongo, ya que hay un rico hummus que la nutrió: la icónica Bandera de Provincias (1929–1930), fundada por Alfonso Gutiérrez Hermosillo, Emmanuel Palacios y Agustín Yáñez, que estaba “al tanto de la vanguardia y las novedades literarias del momento. También es heredera de Eos (1943), de Arturo Rivas Sainz y Juan José Arreola y Pan (1945 – 1946), de Antonio Alatorre, Arreola, Juan Rulfo y Navarro Sánchez.


Asimismo, compartió cartelera con las revistas
Ariel (1949 – 1953) y Odiseo (1952 – 1954), de Emmanuel Carballo; Xalistlico (1950 – 1953) y Summa (1953 – 1985), de Rivas Sainz y Creación (1953 – 1955), de Ramón Rubín, por citar algunas.
Especializada en temas jaliscienses, recuerda Valderrama que Antonio Alatorre registra que
Et Caetera “fue una buena revista, excelente en épocas y en otras un tanto apagada…” En su primera época –para algunos críticos, la más consolidada— consta de 34 números, de 1950 a 1963; la segunda comienza en enero de 1966 y culmina en 1977. La última época, la más breve, comienza en abril de 1985 y finaliza en 1988.





Pero volvamos a nuestro libro: de acuerdo con la académica Silvia Quesada, “
Pedro Valderrama Villanueva ha entregado con este volumen un valioso material de investigación, cuyos alcances son múltiples, porque nos permiten observar los tópicos de interés de cada uno de los escritores, sus pulsiones intelectuales, el marco de referencia geográfica y temporal en el que se movieron como estudiosos del fenómeno literario y los géneros de su predilección”.


Recordemos que la manufactura de índices y glosas es una parte fundamental de la cultura libresca desde la antigüedad: sin ellas, mucho del conocimiento del mundo de las ideas se hubiera perdido. Además, refleja madurez intelectual dado que estos productos de investigación, si bien no lucen como las síntesis y las propuestas innovadoras, nos sirven como sustrato que alimenta y da brillo a las investigaciones sobre temas y literaturas escondidas en el tiempo.


Celebremos, pues, que haya todavía intelectuales autogestivos que se preocupen por la conservación y análisis de las joyas culturales que alberga nuestro estado de Jalisco.





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