Víctor
Hugo Prado
La prueba PISA 2022 reflejó un rezago alarmante ocupando nuestro país el lugar 51 de 81 países evaluados en matemáticas, lectura y ciencias, lo que refleja el estatus de la calidad educativa del país. En parte, acentuado por recortes presupuestales que limitaron la respuesta educativa y profundizaron las brechas regionales en infraestructura y acceso a recursos en todo el país, pero con énfasis en estados del sureste. Los recortes presupuestales afectaron el mantenimiento escolar, dejando planteles en condiciones precarias.
En México, seguimos viendo hacia el pasado,
acrecentando el resentimiento hacia España y no viendo hacia el
futuro, en donde impera el mercado laboral globalizado. Quien diga
que ya no somos parte del mundo global, está mintiendo.
Además,
la irrupción de la inteligencia artificial plantea un desafío para
México. Aunque algunas instituciones la integran, muchas no tienen
ni acceso a Internet, carecen de un plan claro, no cuentan con
equipos, lo que provoca una ampliación de la brecha entre jóvenes
preparados para un futuro digital y los rezagados.
La escasa
inversión en tecnologías y materiales educativos como los libros de
texto con una sobrecarga ideológica, limita la innovación en las
aulas. Afirma la UNESCO, que “la tecnología es un medio para
mejorar la calidad educativa”, y México requiere una estrategia
que integre efectivamente estas herramientas con los planes de
estudio.
¿Qué necesitamos para reconvertir la educación en
México en todos los niveles? Seguro que muchas cosas. Por ejemplo,
en cada puesto de dirección educativa estatal o federal, de manera
real y no retórica, se interese por la educación; por un liderazgo
educativo cuyo alcance de miras sea la educación y no un siguiente
cargo político.
Se necesita de una vez por todas
descentralizar la política educativa al nivel de los estados;
fomentar una política pública que sume los esfuerzos de los
programas sociales en favor de una crianza de las niñas, niños y
adolescentes. A la fecha no hay estudios que demuestren que los
programas sociales para estudiantes les hayan permitido elevar sus
aprendizajes. Se requiere diseñar e implementar un modelo educativo
que siga a la mejor ciencia pedagógica y no a las ideologías
políticas; implantar una profunda reforma a la atracción,
formación, certificación y colocación docente que se acompañe con
un esquema de salarios y beneficios acorde al tamaño de su
compromiso social. Necesitamos aliarnos con padres y madres, con
sectores sociales, privados y públicos. Necesitamos mucho más que
eso, pero podríamos hacer mucho poniendo al servicio de la educación
voluntad de mejora.
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