Fernando G. Castolo*
Su impronta no únicamente se limitó a crear, con gran sensibilidad, hermosos textos que reflejan el ambiente pueblerino de la Ciudad Guzmán que le tocó vivir y palpar. Su entusiasmo fue mucho más allá, ya que varios escritores deben a este personaje el impulso inicial de su ámbito creativo.
Todos nosotros, los que coincidimos con Preciado Zacarías, embebimos sus aguas nutricias, fuimos asistidos por su gran generosidad, cuya guía nos llevó por senderos de gran sensibilidad, amor y entrega por lo que se realiza.
Con su ejemplo tuvimos la oportunidad de practicar la regia mansedumbre de su personalidad, almamos la praxis de la palabra y nuestrificamos el conocimiento profundo que compartió en su humilde ónfalo.
Somos hijos de Vicente Preciado Zacarías, de su calidad y calidez humana, de su estoicidad... Tenemos la enorme fortuna de haber sido parte de su tiempo y de su circunstancia. Ahora, nos toca a nosotros replicar sus enseñanzas, hacer que perviva la estatura de su legado, porque honrar nos honra, y ser agradecidos nos humaniza.
*Historiador e investigador.
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