lunes, 18 de septiembre de 2023

La memoria de la ciudad: san José y los temblores


 

Fernando G. Castolo


La multitudinaria escena que se aprecia en la tarde del 23 de octubre de cada año, se interpreta como el día grande de las fiestas josefinas. Nada más alejado de la realidad y, lo más triste es que, inclusive, así lo pregonan varios participantes de las mismas.


Las solemnidades juramentadas a Señor San José datan de 1750, motivadas como conmemoración del temblor de tierra que sacudió al valle zapotlense, evento natural verificado el 22 de octubre de 1749.


Por ello es que ese día se lleva a cabo la Misa de Función, donde varios ilustres prelados se dan cita para acompañar al Obispo diocesano en esta fecha tan significativa. El fenómeno público del 23 de octubre no es más que una extensión de la fiesta, aunque, sin duda, es mucho más llamativo por la gran convocatoria que tiene entre los feligreses nativos y fuereños.





Y sí, la historia de esta antigua Zapotlán el Grande no se puede entender sin el acompañamiento del San José, patrono juramentado para proteger a la comunidad de los temblores. Las crónicas dan cuenta de esta presencia por los múltiples temblores que se experimentan en la geografía. Prácticamente los temblores y San José representan la memoria de la hoy Ciudad Guzmán.


Después del histórico temblor de 1749 vendrían otros muchos más que, por su intensidad, se encuentran perfectamente documentados. El siguiente temblor fue el del 25 de marzo de 1806, motivo para confirmar el juramento de 1749 y ratificar el patrocinio de San José y la Virgen de Guadalupe como patronos en la defensa de estos fenómenos naturales.






Ya entrando el siglo XX le seguirían el gran temblor del 7 de junio de 1911 (en que cae el Santuario de Nuestra Señora del Sagrado Corazón), el del 15 de abril de 1941 (que dejó varias construcciones ruinosas), el del 30 de enero de 1973 (en que cae el Seminario) y, por supuesto, el del 19 de septiembre de 1985 (en que colapsan las torres catedralicias).


El presente siglo ya trajo consigo su primera manifestación telúrica de importante intensidad, verificado el 19 de septiembre de 2022.


Todavía se suscitarán muchos más, pero, a pesar de que la historia de la ciudad se encuentra escrita con el dolor y la impotencia, como consecuencias de estos fenómenos naturales, nunca se estará preparado para asumir nuestra realidad: vivimos en una zona altamente sísmica que, desde hace más de dos siglos y medio, se cobija con la celestial protección de Señor San José.


*Historiador e investigador.





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