domingo, 24 de septiembre de 2023

El violín de fuego: Aurelio Fuentes


 

Milton Iván Peralta



En este valle de lirismo, donde los hijos nacen danzando y tocando, nació uno de dedos finos y pasión de fuego, como fuente de sus notas musicales escapó de este valle amurallado y recorrió el mundo llevando entre sus manos de seda un arco y cuerdas.



“Y bien, estás aquí Aurelio Fuentes/en tu ciudad natal, suriana y bella. /¿A transitado tu recuerdo en ella?/¿Qué clase de emoción ahora sientes?”, así lo recuerda en un poema “A manera de homenaje”, Ramón Rojas Chávez (+), a nuestro homenajeado el día de hoy.

Aurelio Fuentes nació en Ciudad Guzmán, Jal., el 25 de septiembre de 1901. Sus padres fueron D. Joaquín Fuentes y Dña. Simona Trujillo. Fue violinista y director de orquesta.

Fue el seno familiar importante para que Aurelio Fuentes comenzara por el gusto de la música, nos lo cuenta su sobrino Rubén Fuentes, en el libro “Dicen que pasa la vida soñando”, de Alejandro Aquino, en la página 21: “pero su destino comenzó a gestarse -el de Rubén Fuentes- cuando sus abuelos Joaquín Fuentes Mendoza y Simona Trujillo Núñez observaron que dos de sus hijos se decantaban por la carrera musical: Aurelio y Agustín -este último padre de Rubén. El primero, muy joven marchó a la ciudad de México y tomó clases en el Conservatorio Nacional de Música con el maestro Luis G. Saloma, después viajó a Alemania y por un corto periodo de tiempo fue miembro de la Hochschule für Musik (Escuela de Música) de Berlín. En el Conservatorio conoció a otro zapotlense, José Rolón, un músico que Rubén Fuentes siempre ha admirado y considera un artista incomprendido, incluso superior a Blas Galindo”.






VIAJE A MÉXICO


Aurelio hace un primer viaje a la ciudad de México, Rubén Fuentes nos da señas del viaje del tío, ya que narra que le tocó vivir de cerca y ser testigo de la llamada Decena Trágica, el golpe militar para derrocar al presidente de la república, Francisco I Madero, en 1913, “en medio de la sublevación consigue trabajo, tocaba el flautín para entretener a las tropas. Optó por ese pequeño instrumento porque podía llevar consigo de manera discreta. Lejos de comprender ideologías políticas, tocó durante el conflicto armado para carrancistas y villistas”, nos lo cuenta en la página 22. También nos comenta Rubén Fuentes, que, dado a esta circunstancia, su tío decide volver en 1915 a Zapotlán para reunirse con la familia.


Pero regresa a la capital en 1917, según datos de Pedro Vargas Ávalos, en su libro Un día un jalisciense para ahora sí entrar al Conservatorio Nacional, donde se graduaría de concertista, esta fecha nos lo confirma el “Corrido Di Aurelio fuentes”, de Juan José Escorza.


Sus maestros en el antiguo establecimiento fueron ilustres: Luis G. Saloma en violín, Gustavo E. Campa en armonía y análisis musical, Estanislao Mejía en conjuntos corales y en otras materias. También hace amistad y recibe enseñanzas extra cátedra de Carlos J. Meneses, pianista y director de orquesta, de Julián Carrillo, compositor y violinista y Manuel M. Ponce, compositor.






En 1924 obtuvo el premio "Juan Sebastián Bach", para violinistas mexicanos. El jurado fue integrado por: Alberto Amaya, como presidente, Silvestre Revueltas y Esequiel Sierra. La medalla y el diploma le fue entregado por el entonces secretario de Educación Pública, José Vasconcelos. En el año de 1925, se gradúa como violinista del Conservatorio Nacional, realizando su ceremonia de titulación el 17 de agosto de 1925, en el anfiteatro Bolívar, en la ciudad de México

Pero Humberto Musacchio, en su “Diccionario enciclopédico de México”, tomo II, comenta que entre 1926 y 1927 realiza la gira por Estados Unidos, tocando el violín concertino en la orquesta Típica de México. La gira fue de seis meses y visitaron poco más de cien ciudades.


VIAJE A PARÍS


Tras el éxito anterior, decide trasladarse a Europa “a perfeccionar sus estudios en París, en la Escuela Superior de Música, en la cual duró cinco años, siendo alumno de Thibaud, Enesco, Andolfi y de Madame Taullet, que, por cierto, años antes había sido maestra de otro zapotlense, José Rolón.

Esta estancia se convertiría en pieza fundamental para la carrera de Aurelio Fuentes, no solo por el aprendizaje, sino porque comenzó a obtener los premios internacionales y la benevolencia de la crítica, destaca el Primer Premio, que lo gana entre poco más de setenta competidores del Concurso a los que anualmente convocaba la “Association Leopold Bellan”, institución fundada en 1884 y coronada por la Academia Francesa. Otro premio a destacar fue el de “L´Ecore Superieure de Musique et Declamation de París” (La escuela Superior de Música y Declamación de París), escuela que trabajaba bajo los mismos planes de Estudios del Conservatorio de París.





Estos premios y diferentes conciertos que dio en esta primera época, un texto comenta: “La crítica extranjera confirmó las esperanzas fundadas en este joven artista”. La prensa parisina destacaba de Aurelio Fuentes “dotado de una gran comprensión musical y poseedor de una sólida técnica, a lo cual se une a un robusto temperamento de artista, Aurelio Fuentes está llamado a ocupar un lugar prominente entre los mejores violinistas de la época”. Esto entre los años de 1929 y 1930.

Daré tres ejemplos de la prensa francesa nos da sobre Aurelio Fuentes:


DE MORGEN POST, nos regala una reseña del concierto que tuvo en Amberes, en diciembre de 1929, en la sala de Conservatorio de Bruselas: “El violinista Aurelio Fuentes, que ha llamado nuestra atención esta noche, es un joven mexicano que vino a Europa, a París, a ponerse en manos de un profesor que ha reconocido su talento. De París nos ha traído un clasismo muy correcto. Su dedeo y golpe de arco son de una facilidad muy satisfactoria y esto se agrega un don de entonación muy personal que hacen reconocer en él algo de su raza”.


Mientras que el periódico LE NATIONALE BRUXELLOIS, de Bruselas en abril de 1930, comenta: “Los artistas nos arriban de todos los países. He aquí a Aurelio Fuentes, que nos viene de México. Él ha obtenido brillantes éxitos en sus “tourneés” y fue acogido favorablemente en París, y en diciembre en Ámberes; su técnica es excelente, fácil y vigorosa, el sonido de bella calidad y el estilo bien apropiado a las obras interpretadas”.


LE MONDE MUSICAL, revista especializada de París, escribió en febrero de 1931, una buena crítica, pero también nos regala un comentario sobre los compositores que interpretaba y una idea de su calidad. “Desde el concierto de Vivaldi, nos sentimos en presencia de un verdadero artista y FUENTES continúa su triunfo con esta prueba formidable que es al Partita en mi mayor de Bach.- Juan de Tercero fue su pertenencia en la Sonata de Brahms y ambos realizaron una excelente interpretación.- Gran éxito para los cantos de España J. Nin, teniendo a su cargo el autor del piano”.






Con estos tres ejemplos, podemos darnos cuenta que la crítica fue halagadora con Aurelio Fuentes, que por esos años tenía entre 28 y 29 años de edad, muy joven.


MAESTRO


Aurelio Fuentes se integra como maestro en 1941, en la facultad de Música de la UNAM, donde enseña conjuntos corales y solfeo. En 1946 se convierte en titular de la cátedra de violín. En 1958 se hace cargo de la dirección de la Orquesta de Alumnos. En 1943 ingresó al personal docente del Conservatorio Nacional, donde se hace cargo de la clase de Conjuntos de Cámara y en 1959 gana la oposición de la cátedra de violín.

Aquí haremos un alto, porque dicha cátedra le trajo algunos problemas, así nos lo hace constatar el propio Aurelio Fuentes en una carta dirigida a Luis Sandi, jefe de departamento de Músicos de Bellas Artes, la cual está fechada el 18 de octubre de 1959.

“Después de la platica de ayer en la que te serviste informarme de las protestas de algunos concursantes sobre el fallo a mi favor en el concurso para ocupar la plaza de maestro de violín en el Conservatorio Nacional y aunque estas protestas en nada pueden afectan el fallo del jurado que previamente se anunció como inapelable, me he quedado meditando sobre la desgracia de que el trabajo honrado y callado, sin bombo ni platillos, no se aprecia. Esto me entristece, pero al mismo tiempo lo celebro, porque me decidí a tomar una necesaria determinación que te propondré más adelante”.





En esta carta, habla de una carrera musical de 20 años, destaca que no ha sido profesor de violín, pero sí de otras materias en el propio Conservatorio. Habla de los trabajos y lo que le inculca a sus alumnos de otras materias y otras escuelas, “yo soy enemigo de despertar vanidades en mis jóvenes alumnos, siempre los he presentado en el ambiente y decoro que creo debe ser así, no explotarlos como publicidad personal”. Le recuerda en la carta que desde hace 13 años es maestro de violín.

En la carta destaca un dato interesante que pocas veces se menciona en el curricular de Aurelio, habla cuatro idiomas: “en lo particular tengo también buen número de alumnos, hay la feliz circunstancia de que puedo enseñar cuatro idiomas, y esto me favorece en clientela”.

Al final, Fuentes hace una propuesta para, de un cierto modo, volver hacer las pruebas que él ya paso pero sus críticos no, básicamente tres pruebas y pide que se realicen en lo inmediato, aunque no hay una respuesta ni más datos, lo que la historia nos marca es que se quedó dando las clases que había ganado legalmente.

Uno de los alumnos de Aurelio Fuentes fue Orlando Otey (Olín), (n. cd. de México, 1o feb. 1925). Pianista y compositor. Inició sus estudios musicales guiado por su madre. A los cuatro años debutó como recitalista en el teatro Iris. En 1931 comenzó sus estudios con el maestro Luis Moctezuma y en 1939 ingresó a la Escuela Nacional de Música de la UNAM, donde fue alumno de Haro y Tamaríz, Carrillo, Ponce y Aurelio Fuentes. Diccionario Enciclopédico de Música en México, Gabriel Pareyón.


Fundó la Sociedad de Conciertos de Música de Cámara de México. Dirigió la Escuela Nacional de Música de 1960 a 1964. Además, fue fundador del Seminario de Cultura Mexicana en 1944.






ZAPOTLÁN EL GRANDE


“Zapotlán es una novia difícil de olvidar”, ya lo decía Juan José Arreola, y su terruño no pudo perderse de conocer y escuchar a Aurelio Fuentes, el primero que tengo registro fue el sábado 21de enero de 1922, fue anunciado como único gran concierto, y el programa decía así: “del joven violinista Aurelio Fuentes, violín primero de la Orquesta del Conservatorio Nacional de México, con la cooperación del distinguido pianista: Filemón Núñez.


Otro concierto fue el 17 de octubre de 1925, cuando Zapotlán tuvo la oportunidad de tenerlo en concierto, y fue presentando con bombo y planillo, el programa de mano dice así: “¡Gran acontecimiento artístico!, por primera vez en Ciudad Guzmán, un exclusivo concierto de violín, nuestro coterráneo el ya notable violinista, Aurelio Fuentes, dedicado a la culta sociedad guzmanense”, lo acompaño en el piano Manuel de Jesús Arechiga, de la Academia “Serratos” de Guadalajara, este concierto se dio en el teatro Royal. Tocó temas de Bach, Haendel, Schubert, Sarasate, entre otros.


“De vez en cuando, después de alguno de sus conciertos en la ciudad de México, y sobre todo cuando había pasado tiempo sin vernos, mi padre invitaba a Aurelio Fuentes a nuestra casa a cenar, ahí, se reunían con otros amigos, los cuales destacan otros zapotlenses y músicos: Luis Guzmán Velasco y José Rolón”, esto me lo cuenta doña Margarita Constanza Jiménez de Suárez, al preguntarle sobre si su padre, Guillermo Jiménez, había conocido a nuestro homenajeado, la respuesta fue un sí, esto porque su padre era una figura importante en el medio cultural, además de que siempre quiso apoyar y estar cercano a su gente.

Cabe destacar, que fue declarado Hijo Ilustre en 1931, siendo el primero en recibir esta distinción.

Un lunes 29 de mayo de 1939, en la sala cinema “Juárez”, Aurelio Fuentes hizo un único concierto, con la cooperación en el piano de Juan D. Tercero, profesor del Conservatorio Nacional. En el programa podemos ver que tocó algunos temas de: Beethoven, Vitali, Mozart, Fiocco, Ponce-Fuentes entre otros.

Detrás de este programa, vienen algunas frases de la crítica en Europa le hace a nuestro coterráneo, “han estado de acuerdo los grandes críticos de París, Amberes, Bruselas, Berlín, Viena, Atenas, Lisboa, etc. en que Aurelio es “un notable artista”, “de la mejor escuela”, “de sentimiento profundo”, “de técnica y expresión extraordinarias”.
“Todos han alabado su “sólida musicalidad y estilo”, “su tono bello y expresivo”, “considerable saber”, “sorprendente y brillante virtuosidad”, “profundo, serio y de gran estilo”, y rematan con la siguiente frase: “uno de los mejores violinistas de la época”.

Su cercanía con Zapotlán fue mucha, se sabe que cada que podía venía a vacacionar para ver a la familia y a los amigos, sin dejar la oportunidad de tocar para su tierra, uno de los tantos conciertos que dio uno de ellos fue para recabar fondos para la Banda “Zapotlán”, el concierto fue en el Club “Saro”, en Reforma 49.


Además, Aurelio Fuentes fue homenajeado por el Grupo Cultural “José Clemente Orozco” en el año de 1970, cuando recibió Presea de Reconocimiento por su artística labor musical, aquí, en Zapotlán el Grande. Además, recibió la presea “José Clemente Orozco” por parte del Congreso del estado, con número de decreto 5974.

La importancia de la visita de Aurelio Fuentes a Zapotlán, era tal que hasta los medios de comunicación locales hacían referencia, es el caso del Plus Ultra, dirigido por J. Manuel Ponce, destaco la nota del 4 de agosto de 1932, la cual en las páginas internas titulan “Viajeros”, la cual comenta en pocas líneas: “El domingo pasado y después de una interesante gira artística, regresó a ésta ciudad, procedente de la metrópoli, el artista Aurelio Fuentes, proponiéndose pasar entre sus familias una temporada de descanso”.


En la biografía de Rubén Fuentes comenta: “se cuenta que su fama era tal que el pueblo de Ciudad Guzmán le recibió en la estación del ferrocarril con música después de su primer periplo europeo”, ahí mismo confiesa que su tío Aurelio “se convirtió en la medida de todas las cosas, el modelo a seguir”, dio una influencia importante para este musico y compositor que cambio el mariachi.






LLEGÓ EL SILENCIO


“Hoy no venimos a honrar a un muerto; el muerto nos honra con su muerte. Hace muchos años que se dijeron estas palabras frente a un féretro, y un difunto ilustre como éste. Las retomo y las hago, en este momento mías, para expresar lo siguiente. La vida de Don Aurelio Fuentes, fue honrosa y digna. Fue honrosa y digna porque don Aurelio Fuentes era un artista. Y el artista es un ser que reobra, con una actitud de espíritu que lo diferencia de un modo completo, de cualquier otra posición que el hombre pueda tomar ante la vida y la muerte”.


En la música, el silencio tiene la misma importancia expresiva que el sonido. Al igual que hay sonidos cortos y sonidos largos, hay silencios cortos y silencios largos, Aurelio Fuentes cayó en ese silencio largo en Guadalajara, un 9 de octubre de 1986.

Nos comenta Juan José Escorza: “una severa enfermedad neuronal degenerativa, denominada mal de Parkinson, fue culpable de retirarlo de su absoluta pasión en la ejecución del violín; en consecuencia, vivió sus últimos años en íntima tristeza.

Aunque fue noticia nacional su fallecimiento, también lo fue lo que llaman medios como Excelsior y el Informador “abandonado por autoridades estatales y municipales, en su funeral anda más fue acompañado por un puñado de cuatro o seis personas, esto en el panteón de Belén. Guadalupe Apendini, el domingo 12 de octubre de 1986, comentaba: “falleció el señor Aurelio Fuentes, uno de los más grandes violinistas que ha dado nuestro país, quien presentó más de dos mil conciertos, no solo en nuestro país, en donde se le consideró una gloria mexicana”.

Ella, amiga de muchos años de Aurelio lo describe como: “un hombre jovial, inteligente, de increíble ingenio y de buen humor”.





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