Eduardo Ramírez
En este 2023 la voluntad de muchos ciudadanos ha sido violentada. Los partidos políticos PRI, PAN y PRD decidieron unir fuerzas en un bloque opositor al gobierno de la cuarta transformación. El que hayan decidido unirse no es el problema. La libertad de decisión política es un valor que todos debemos defender. El problema es que esta decisión se tomó desde las cúpulas de los partidos sin tomar en cuenta la voluntad de la gente de a pie, violentando el derecho de decisión del pueblo.
También, vale la pena señalarlo, no tiene este texto la intención de orientar decisiones en favor de un partido o grupo político en especial. La intención, en todo caso, es la de generar la reflexión sobre lo que estamos a punto de transitar en estas próximas fechas electorales y que nos interesan a todos independientemente de nuestras preferencias.
Si esta alianza formada en un principio para contender sólo a la presidencia de la república, se traslada a las contiendas de los estados y municipios la decisión del ciudadano común será doblemente violentada. Muchas personas del PAN se preguntan ¿Cómo ahora sus dirigentes les piden en los municipios que voten por un candidato priísta si en elecciones pasadas les habían dicho que eran los enemigos a vencer? Y lo mismo ocurre con los militantes del PRI cuando ahora tendrán que votar por un panista.
Finalmente, llegó la hora en que el ciudadano común, pero de manera organizada, tome decisiones desde su calle, barrio y comunidad. Ojalá los ciudadanos respondan con la misma moneda a sus dirigentes tomando decisiones de unir sus militancias a los partidos que más convengan a los intereses de su vecindario que finalmente es lo que más vale. Y desechen las imposiciones de las cúpulas partidistas. El pueblo debe realizar su decisión de una vez y para siempre para educar a quien mal los dirige.
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