lunes, 29 de enero de 2024

Mal y de buenas




 

Salvador Encarnación

 

Terminó, por fin, el periodo de precampañas presidenciales dejando en la ciudadanía un cansancio por la abundancia mediática. Este espacio, dirigido a los militantes y simpatizantes de cada partido o coalición, fue, de hecho, encaminado a toda la población. Una advertencia de destinatario se colocó en algún sitio del mensaje y con eso cumplió la ordenanza del INE.



            El periodo de precampaña fue difícil para Xóchitl Gálvez, la representante de la coalición “Fuerza y corazón por México” formada por los otrora enemigos políticos: PRI, PAN y PRD. Hicieron un mal arranque en donde la precandidata ganó por una encuesta que ahora sabemos con certeza, fue ficticia. Un “acuerdo mafioso”, lo calificó López Obrador. Marko Cortés, el presidente del PAN, dio a conocer ese documento firmado por los dirigentes nacionales de los partidos en donde se asienta que: “El Partido Revolucionario Institucional conducirá y siglará la gobernatura (SIC) del Estado de México y Coahuila en el año de 2023; mientras que el Partido Acción Nacional siglará y conducirá los procesos de 2024 de la Presidencia de la República y la Jefatura de Gobierno de la ciudad de México”. La encuesta, entonces, fue una faramalla y para ello se prestaron Santiago Creel Miranda por el PAN y Beatriz Paredes Rangel por el PRI, entre otros.  


            A este mal comienzo se sumaron otros. Deslices de doña Xóchitl al calcular mal sus porcentajes (presume su título de ingeniera) o al referirse mal de sus antiguos enemigos, ahora coalicionados de precampaña. El colmo, en su mitin en el Monumento a la Revolución se apagó el teleprónter y ella se quedó sin discurso. Y peor. El día del cierre, en la plataforma le pusieron varias pantallas ídem y fue la risa los comentaristas.





            El desgaste de los partidos que la apoyan ha hecho que en sus discursos se apoye en la sociedad civil. Salieron las listas de aspirantes plurinominales al senado y cámara de diputados y, oh sorpresa, se anotaron los mismos de siempre: Marko Cortés, Ricardo Anaya, Lili Tellez, Alejandro Moreno, etc. Y la tan nombrada sociedad civil no aparece por ningún lado.


            Las encuestas ubican a la señora Gálvez en un lejano segundo lugar. Dos a uno de las intenciones del voto: 60-30. Sus discursos están llenos de lugares comunes y ataques a López Obrador. Él es, a su decir, el culpable de sus números bajos. En las entrevistas televisadas los periodistas le han remarcado su mal desempeño. Ella no escucha: su mal es por culpa de AMLO; insiste.  


            A cuatro meses de las elecciones, cada vez más da la impresión, la señora Gálvez, que su batalla está perdida y que los partidos políticos están más interesados, desde el inicio, en conservar su registro y ganar lo más en el poder legislativo.


            El periodo de precampañas fue tiempo mal utilizado por Xóchitl Gálvez. Dos a uno es mucha distancia. A ese mal tiempo ella sonríe que más bien parece risa de nervios. Cumple a la perfección el refrán: a mal tiempo buena cara. O, en otras palabras: mal y de buenas.    

                     



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