miércoles, 24 de enero de 2024

La patria provinciana en la voz de Preciado Zacarías

 



 Fernando G. Castolo*

 

 

Don Vicente Preciado Zacarías elevó un hermoso clamor en aquella velada majestuosa en que, celebrando a la ciudad, le fue otorgado un reconocimiento a doña Margarita Palomar Arias viuda de Mendoza. En su intervención trajo para sí, y lo compartió con el auditorio, el minicuento de Julio Torri intitulado “La balada de las hojas más altas”:

 


«Nos mecemos suavemente en lo alto de los tilos de la carretera blanca. Nos mecemos levemente por sobre la caravana de los que parten y los que retornan. Unos van riendo y festejando, otros caminan en silencio. Peregrinos y mercaderes, juglares y leprosos, judíos y hombres de guerra: pasan con premura y hasta nosotros llega a veces su canción.

 

Hablan de sus cuitas de todos los días, y sus cuitas podrían acabarse con solo un puñado de doblones o un milagro de Nuestra Señora de Rocamador. No son bellas sus desventuras. Nada saben, los afanosos, de las matinales sinfonías en rosa y perla; del sedante añil de cielo, en el mediodía; de las tonalidades sorprendentes de las puestas del sol, cuando los lujuriosos carmesíes y los cinabrios opulentos se disuelven en cobaltos desvaídos y en el verde ultraterrestre en que se hastían los monstruos marinos de Böcklin.

 

En la región superior, por sobre sus trabajos y anhelos, el viento de la tarde nos mece levemente.»

 




Hace veintidós años, en la Sesión Solemne de Ayuntamiento en que fue presentado el Primer Informe de Gobierno del entonces Presidente Luis Carlos Leguer Retolaza, sería leída la última contestación que se diera en la historia de Zapotlán. Sí, la contestación al informe, que no es otra cosa más que la evaluación que la parte legislativa realiza en torno a la glosa que fue presentada por la parte ejecutiva.

 

La contestación del informe presentado en el Casino Auditorio Municipal el viernes 3 de diciembre de 2001 (fecha luctuosa para Zapotlán, puesto que fenece el ilustre coterráneo y escritor Juan José Arreola Zúñiga), estuvo a cargo del regidor don Vicente Preciado Zacarías.

 

Aquella contestación es un hermoso opúsculo en que se reflexiona sobre la verdadera dimensión del ejercicio constitucional; es una breve cátedra sobre la capacidad de “almar” una labor cuya naturaleza es el servicio al semejante, un tender la mano al vecino, un obsequio humano y espiritual sobre los más vulnerables, un enriquecer la dimensión por lo que se es y se piensa.

 

Don Vicente Preciado Zacarías expone y desglosa, magistralmente, el tema de la contestación con la asistencia de la exquisita prosa de su amigo Arreola: “Empobrecimos a la patria, pero cada uno de nosotros tenemos la posibilidad de enriquecerla, pagando las deudas de amor que le debemos, a costa de nuestro propio interés… La patria de la provincia está a salvo si la salvamos en cada uno de nosotros”. Por ello, acota el también Maestro Emérito de la Universidad de Guadalajara: “… la democracia no se trata de elegir a los mejores gobernantes, sino de eliminar a los malos gobernantes”.

 

Zapotlán es el color mezclado de todos los partidos representados dentro del Ayuntamiento en un sólo matiz: el impávido color del cielo de Zapotlán; el oro opulento de sus campos de cosecha y el verde color de la esperanza de las riveras de su laguna, termina emocionado don Vicente su contestación. Los nutridos aplausos hicieron temblar aquel majestuoso recinto. Yo lo ví: había lágrimas en los rostros emocionados con aquellos corazones henchidos.

 



Nunca más habría de realizarse este protocolo dentro de las presentaciones de los informes de gobierno.

 

Hoy, la democracia le ha volteado la cara a la gran sensibilidad con que debiera de convocarnos para hacer un sólo frente a las complejas adversidades que enfrentamos como sociedad.

 

Don Vicente Preciado Zacarías legó a la institución gubernamental una hermosa lección que es necesario retomar. La impronta de la magnífica fronda de don Vicente, esas ramas cargadas de su vasto follaje ―aristocracia del espíritu, lujo del alma― “en la región superior, por sobre sus trabajos y anhelos, el viento de la tarde todavía las mece levemente…” Ahí está su trascendencia y su mejor herencia, como las hojas más altas.

 

 *Historiador e investigador.

                                            


                 

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