lunes, 23 de octubre de 2023

Después del dolor, como llego a la paz


 (Primera parte)


Dra. Sandra Gómez



Estimado lector, hoy nos toca conversar del nuevo despertar, hablar del después del dolor, ¿qué pasa con ese sentimiento que me aflige? ¿cómo alcanzo mi paz interior? El presente escrito presenta algunas estrategias simples y útiles para alcanzar la paz. “Comprender es aliviar” (Rojas E; Marian. 2023). Del tema del duelo me apoyo en los estoicos, en la psiquiatra Marian Rojas Estapé y en la tanatóloga, Gaby Pérez Islas. A continuación, escribo desde el corazón; confío en que mi testimonio ilustre como los seres vivos no estamos exentos de “sufrimiento”, la diferencia radica en comprender que ante el hecho de la muerte solo nuestra actitud puede diferenciar cómo se maneja el dolor. ¡Si haces suficiente duelo, toda perdida se convierte en una ganancia!, ¡cuando aprendes a MORIR, aprendes a vivir!, si imitamos a los animales podemos ver claramente que las madres pelean para defender a la cría de los depredadores e incluso dando su propia vida, y otros momentos en que “saben” dejar atrás al cadáver y seguir a la manada. Los Seres Humanos debemos aprender a observar la conducta animal y seguir viviendo. “Vida y muerte, son dos conceptos que debemos desarrollar a lo largo de toda nuestra vida” SÉNECA.



Reflexionando sobre mi propia perdida, inesperada, traumática, e intensamente dolorosa. Hoy hablo del accidente automovilístico de mi esposo Rubén (66 a.) “una tarde de domingo, después de comer, sales en tu pickup, te mando mensajes sin respuesta y cuatro días después yaces sobre la cama de metal sin identificación alguna”.


En total coincidencia con Gaby Pérez Islas (tanatóloga, 2023), les puedo expresar que en efecto la pérdida de un esposo (pareja) es una de las más dolorosas experiencias, con él muere un “proyecto de vida”, un sin número de pequeñas experiencias de la vida cotidiana, pequeños detalles diarios que me decían “te amo”; “aquí estoy para apoyarte”, “tomate de mi mano, yo te sostengo” … una flor, un chocolate, tender la cama, lavar los platos, proveer provisión, compartir tiempo, apoyarme con los cuidados de mi madre con alzhéimer, entre cientos de detalles diarios.





Todos hemos atravesado la perdida de algún ser amado, un familiar, amigo, conocido. Cada una de las perdidas nos deja una huella, pero dependiendo del apego es la cicatriz que se presenta. “La felicidad consiste en vivir instalado de forma sana en el presente, habiendo superado las heridas del pasado y mirando con ilusión al futuro”. “El verdadero amor es así: La voluntad en una relación. Los sentimientos pueden fluctuar, pero la decisión de amar y luchar por la relación es lo que la mantiene viva. Es esencial que ambas partes estén dispuestas a trabajar en la relación y a superar los desafíos que se presentan” (Rojas; 2018).


En esta ocasión, les comparto algunas de las estrategias para trabajar el duelo. Para quienes han leído mis artículos saben que soy una persona académicamente preparada y manejo el tema de la muerte, aun así, “quisiera haberme quitado la vida ahí mismo, cuando por teléfono me dieron la noticia”. Me dolió tanto, que tuve que quitarme mi cabello por ser lo mínimamente permitido entre la razón y el “sacarme ese sentimiento de impotencia” ante la imposibilidad de cumplir su última voluntad de ser cremado. Me hubiese arrancado cada una de mis uñas si eso le diera la vida a Rubén…, tampoco es posible; sólo me queda dar mi testimonio y compartir que cuando un ser amado muere, lo más valiente es seguir viviendo; enseñar a controlar los impulsos es parte de mi quehacer profesional ¡Aquí y ahora debo ponerlo en práctica!


Ve a la segunda parte de esta historia de vida; si te ha servido mi testimonio comenta y comparte. Con cariño Sandra Gómez. mde966@gmail.com




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