Carlos Axel Flores Valdovinos
Zapotlán,
tierra de titanes, es cuna de grandes escritores y escritoras como:
Guillermo Jiménez, Alfredo Velasco Cisneros, María Cristina Pérez
Vizcaíno, Juan José Arreola, Virginia Arreola Zúñiga, Félix
Torres Milanés y Roberto Espinoza Guzmán, entre una pléyade de
artistas que conforman la Atenas de Jalisco.
Roberto Espinoza Guzmán, poeta y médico, nació en Zapotlán el Grande, el 6 de agosto de 1926. Casado con Virginia Arreola, considerada la última musa de Zapotlán, con quien formó una familia con gran tradición en el oficio verbal y artesanal, artístico-literario, científico y gastronómico: Roberto, Juan Octavio «El Pato» Arreola, Alejandro, Mauricio, Magdalena y Alfredo. Actualmente se reconocen a los nietos y nietas como Eva Virginia y Sara Espinoza, de gran talento en el arte de la palabra y la música, hijas de Juan Octavio.
El 17
de diciembre de 2025, el H. Ayuntamiento de Zapotlán El Grande en
Sesión Ordinaria No. 21, aprobó la iniciativa que contempla la
adhesión de la leyenda «2026 Centenario del Aniversario del
Literato Roberto Espinoza Guzmán» en la papelería oficial, en
reconocimiento a su trayectoria como promotor del deporte y la
cultura. Miembro fundador del grupo Arquitrabe, destaca su obra como
escritor y su actividad como mantenedor de los Juegos Florales de
Zapotlán e impulsor del deporte y aficionado a la fotografía,
destacando la difusión a través del Boletín Anual del Club
Fotográfico «Estampas», en 1957, junto a Félix Torres Milanés,
lo cual sería interesante rescatar en una edición crítica o
facsimilar este documento que retrata a través de varias
personalidades las estampas o viñetas del pueblo de Zapotlán. Su
obra dispersa se halla en revistas y periódicos de la región como:
«Vigía» y «Presencia» (órgano del Grupo Arquitrabe).
Roberto
Espinoza Guzmán, fue merecedor del Premio Jalisco (1952) 952 por la
publicación de los libros: «Lirio del Valle» y «La Puerta del
Agua», siendo jurado calificador Emmanuel Palacios, José Luis
Martínez y Elías Nandino. Posteriormente resultó ganador de los
Juegos Florales de Zapotlán en 1955 con su poema: «Tres canciones
de junio para cantarse en voz baja», bajo el consenso del Jurado
Calificador conformado por los escritores jaliscienses: Emmanuel
Palacios, Adalberto Navarro Sánchez y Arturo Rivas Sáinz.
Además
se reconoce la creación poética de Roberto Espinoza Guzmán en la
Décima en Honor a Señor San José en 1955, con el título: «A
Señor San José de Zapotlán».
En
los Juegos Florales de Zapotlán en 1958, el Jurado Calificador
integrado por Salvador Echavarría, Arturo Rivas Sáinz y Adalberto
Navarro Sánchez reconocieron al poeta Dr. Roberto Espinoza Guzmán
como merecedor del primer lugar con su poema: «Cinco canciones de
angustia». La velada cultural se llevó a cabo la noche del 22 de
octubre de 1958. En 1959, el Dr. Espinoza Guzmán recibió la Flor
Natural del primer lugar de los Juegos Florales de Lagos de Moreno.
Roberto Espinoza Guzmán publicó el «Manual de Nociones
Estéticas», siendo libro de texto para la materia de Estética de
la Preparatoria Regional de Ciudad Guzmán. En 1967, se publica el
poemario titulado: «El corazón repartido». En 1968 fue reconocido
con la Presea al Reconocimiento por su labor poética y deportiva,
otorgada por el Grupo Cultural “José Clemente Orozco”. Por
último, cabe reconocer la proeza del Dr. Vicente Preciado Zacarías
al rescatar en la «Antología» la obra de Roberto Espinoza Guzmán:
«Lirio del valle», «La puerta del agua», «Décimas en escala
romántica», «Corazón repartido», «Poemas mínimos», «Poemas
sueltos»,
«Sonetos del maíz», «Miniatura teatral»,
«Prosas», y «Textos académicos». En el prólogo de Preciado
Zacarías (2002) expresó a propósito de su fallecimiento acaecido
el 18 de junio de 1984: «El poeta con destino homérico completó su
periplo, navegó por el mar de las palabras en busca de la flor
perdida, el lirio del valle transformado en flor de luz».
A
continuación haremos un breve recuento de algunas de las actividades
culturales, artísticas y literarias más importantes del Grupo
Cultural Arquitrabe publicadas en «El Informador», en la Agenda de
Cultura, por Víctor Hugo Lomelí (23 de enero de 1966, p. 4-A) donde
se comenta a propósito del recital de poesía llevado a cabo en el
Instituto Jalisciense de Bellas Artes: “Aún cuando el Dr. Espinoza
Guzmán ha publicado varios libros de poemas, su obra, al menos hasta
ahora, no ha logrado despertar un eco más amplio que el puramente
regional”. Al año siguiente, en marzo de 1967 se anunció la
celebración del XXIII Aniversario del Grupo Cultural Arquitrabe en
coordinación con el Instituto Jalisciense de Bellas Artes contando
con la participación del violinista destacado Higinio Ruvalcaba
acompañado en el piano por el talento de Carmen Castillo Betancourt.
Cabe decir que el evento conmemorativo contó con la lectura del
poeta laureado Roberto Espinoza Guzmán.
| Virginia Arreola y Roberto Espinoza. |
En «El Informador»
(3 de septiembre de 1967, p. 4-A) en la sección: Agenda de la
Cultura, por Víctor Hugo Lomelí se reseña la primicia del libro:
«Corazón Repartido», a manera de juguetes literarios, donde se
expone que: «Dentro de las formas prácticas más usuales y clásicas
de la lengua española, el buen soneto se significa por su difícil
disciplina, su concentración extrema y galanura de lenguaje. El
soneto es una de las formas poéticas en que mejor se desenvuelve el
arte de ingenios, con todo y que algunos genios españoles gustaron
mucho de su forma. El soneto es, en cierto modo para la poesía lo
que el cuento para la narrativa: intensidad de la bevedad, dinamismo
y agilidad; es un arte de poesía y arte de forma poética...».
A
manera de exordio, en la «Antología» de Roberto Espinoza Guzmán,
publicada por Vicente Preciado Zacarías (2002, pp. 87-88) se
reconoce la pluma de José Manuel Ponce: «Roberto Espinoza Guzmán,
lírico personal de amplio registro, se ha decidido –en muy buena
hora– a publicar este puñado de sonetos, en el que las ideas se
articulan para dejar constancia de las simpatías y afinidades de
nuestro amigo, frente a las contingencias de cada día». Y más
adelante: «Encontramos en el libro variedad de facetas: la
salutación al amigo, el pensamiento galante para una dama, la
alusión a un instante aparentemente trivial, una plácida
remembranza familiar, en fin, un eco de sentimientos delicados,
lirismo, sueños, pequeños juegos en el que el ingenio toma lugar de
honor y en que la búsqueda de la vena estética es notoriamente
visible». Resulta conmovedor el primer texto dedicado a «Virginia»
con un epígrafe: «Compañera ideal en este sueño de la vida».
Otro soneto dedicado en homenaje: «A don Alfredo Velasco Cisneros
(infatigable jardinero de la palabra zapotlense», en el Día del
Maestro. Otros escritos están dedicados a Esperanza Valdovinos, José
Manuel Ponce, Alfonso Camacho, Félix Torres Milanés, Juan José
Elizondo y León Elizondo Díaz y al vate español Pedro Garfías que
fueron motivos y anécdotas de las reuniones del grupo Cultural
Arquitrabe.
| Roberto Espinoza y su hijo Octavio Espinoza. |
En «El Informador» (28 de marzo de 1968, p. 4-C)
se menciona sobre los festejos del XXV Aniversario del Grupo Cultural
Arquitrabe llevados a cabo del 27 al 29 de marzo de 1968 en la
Escuela Preparatoria de Ciudad Guzmán, donde participaron Roberto
Espinoza Guzmán, Vicente Preciado Zacarías, Juan José Elizondo,
Ramón Villalobos «Tijelino», Ernesto Neaves, Joaquín Ponce, Félix
Torres Milanés y Alfonso Camacho, entre otros más, con un
interesante programa cultural que incluyó teatro, literatura,
pintura, escultura y danza. La inauguración estuvo presidida por la
velada literario-musical, a cargo del escritor Juan José Arreola en
compañía de los Hermanos Castrejón y Hermanos Martínez. La
introducción del evento fue dirigida por Alfonso Camacho. En el
momento literario «Autoexpresiones» se destaca en el programa a los
siguientes escritores: «La pequeña princesita». Ensayo de Vicente
Preciado Zacarías. «La rata». Cuento de Juan José Elizondo.
«Sonetos» de Ernesto Neaves Uribe. «Lectura de Ensayos» de
Joaquin Ponce y Othón Berumén, «Poema» de Félix Torres Milanés.
«El problema» de Alfonso Camacho y «Desde mi piel» de Roberto
Espinoza Guzmán.
En «El Informador» (22 de abril de 1978,
p. 11-A) se reseña un recital de canto por el aniversario del Grupo
Arquitrabe a cargo de la soprano Cristina Ortega acompañada por la
pianista Asunción Gine. En la portada de las invitaciones aparece un
pensamiento del poeta laureado Roberto Espinoza Guzmán: «... y en
el valle natal, con cada nuevo sol que levantaba, prendida en el aire
quedaban nuestras señas como huellas intactas: un reguero de ideas y
unas alas rotas correando distancias».
En «El Informador»
(10 de noviembre de 1980, p. 8-A) se reseña la inauguración de una
exposición de arte: escultura, pintura, dibujo y fotografía en la
presidencia municipal donde «el doctor Roberto Espinoza Guzmán hizo
una semblanza de los expositores y analizó algunos aspectos de las
obras expuestas».
Cabe reconocer que el mejor homenaje a
Roberto Espinoza Guzmán consiste en leer su obra en voz alta,
recitar sus sonetos y versos al aire libre: Recordar es volver a
vivir. En este sentido, se pretenden realizar para el año 2026 una
serie de actividades culturales y artísticas para rememorar su vida
y obra. Hay que decirlo: esperamos que este Centenario dedicado al
Literario Roberto Espinoza Guzmán trascienda más allá del homenaje
que se le hace en el recinto de la Casa de la Cultura donde
prácticamente no ha habido la asistencia ni la invitación a
escuelas por parte de los regidores y directores de cultura, aunado a
la falta de un auténtico «Columnario» donde se reconozcan a los
personajes Ilustres de Zapotlán. A manera de recuento, el año 2025
dedicado a Guadalupe Marín, no tuvo el impacto que se esperaba para
dar a conocer la obra y la biografía de una de las mujeres más
importantes en la vida cultural del México moderno. En conclusión:
hacen falta iniciativas que promuevan –como lo fue el grupo
Arquitrabe en su tiempo– los valores literarios jaliscienses.
Zapotlán El Grande es grande por sus escritores y artistas, motivo
por el cual se merece la atención y la recepción de nuevos públicos
para proyectar la obra de los Ilustres de Zapotlán como un auténtico
y justo reconocimiento, siendo Zapotlán, tierra de letras y artes.
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