Ramón
Moreno Rodríguez
En estos días ha presentado la dimisión al cargo de
Primera Ministro del Reino Unido, la conservadora Theresa May. Independientemente
de las posibles consecuencias económicas que tal hecho pueda acarrear a los
británicos, por un amenazante Brexit duro, estas breves líneas quieren centrar
su atención en el aspecto humano.
Lo
primero que destacaré son los durísimos debates que en el parlamento han
escenificado quienes se oponen al plan que la ministra negoció con la Unión
Europea; no importaba que fueran de su partido o del principal opositor, los
Laboristas. Todos la zarandearon terriblemente y le rechazaron la propuesta
hasta por tres veces. Ella resistió impertérrita a tan duro golpeteo con
expresiones como “ahora conocemos lo que no quiere el parlamento, pero seguimos
sin saber lo que sí desea”.