Autorretrato.
Tongolele. Óleo. Invitación. Galería Nuzkaya. 1976.
Elías Nandino
OSCAR WILDE opinaba que las mujeres, cuanto más hermosas, más carecían de sensibilidad. La hermosura las esclavizaba de tal modo, que no les permitía ni un solo momento para realizar los impulsos de su espíritu. Sin embargo, existen excepciones que debilitan esa opinión. Una de ellas es YOLANDA MONTES, hermosa y artista desde los pies hasta el alma, y que en el baile, aunando estilo, ritmo y audacia de movimientos, consuma el prodigio de demostrar su sensibilidad extraordinaria. Es en la danza en donde esta maravillosa mujer, se hace culminar en un torbellino de vibraciones corporales, que la vuelven como una estatua de nieve que se derrite en llamas.