Fernando G.
Castolo
La investigadora Carmen Castañeda nos
comenta que la imprenta se establece en Guadalajara, siendo capital
de Nueva Galicia, hacia el año de 1793, al tiempo en que Mariano
Valdés Téllez Girón, hijo de Manuel Antonio Valdés, impresor de
la ciudad de México, se dio cuenta que la ciudad de Guadalajara
carecía del beneficio público de la imprenta, y después de haber
sorteado los respectivos y complejos trámites de autorización por
parte de la corona española.
Sin duda alguna el impreso más
importante de estos primeros años de presencia de la imprenta en
nuestro actual Estado de Jalisco, es El Despertador Americano
(1810-1811), considerado como una verdadera joya por ser el único
impreso insurgente en la América Latina, razón por lo que ha sido
objeto de múltiples y exhaustivos estudios por parte de
investigadores de todo el mundo.
En Colima, capital del Estado
del mismo nombre, la imprenta tiene su primer registro hacia el año
de 1826, con un manifiesto del coronel Anastasio Brizuela; imprenta
en la que los señores Ramón R. de la Vega (hijo de Zapotlán) y
Ramón Fajardo editarían en 1830 El Observador de las Leyes,
considerado como el primer periódico colimense.
Por cierto, un
único impresor de la ciudad de Colima que hace acto de presencia en
la industria impresora local es Benito García, quien manufactura las
Décimas de la función religiosa local en su empresa colimense hacia
el año de 1860.
En el caso concreto de la antigua Zapotlán el
Grande, la imprenta llega tardíamente, más de sesenta años después
que en Guadalajara y treinta años más tarde que en Colima, pero,
sin duda, es la ciudad pionera de la imprenta en la provincia
jalisciense. (En Lagos de Moreno, ciudad que se considera rival en
cuestiones culturales con Zapotlán, la imprenta tiene su primer
registro en 1864).
Don Federico Munguía Cárdenas, autor de El
periodismo escrito en el Sur de Jalisco, precisa que durante la
Guerra de Reforma (1857-1861) fue editado en Ciudad Guzmán el
Boletín de la Primera División del Ejército Federal, siendo esta
la primera referencia a prensa escrita propiamente dicha que podemos
citar. Y para el año de 1862 aparece La Abeja, bajo la
responsabilidad del impresor y periodista José María Fuentes
Vizcarra (personaje que fue miembro de la Sociedad Mexicana de
Geografía y Estadística).
En el caso de las Décimas
(carteles que anuncian la función anual a San José) tenemos el
registro que la primera que aparece impresa en Guadalajara es en
1802. Entre los impresores tapatíos del siglo XIX destacan Mariano
Rodríguez, José Osorio Santos, Teodosio Cruz, Urbano Sanroman,
Manuel Brambila, Amado Amador y, por supuesto, la Imprenta del
Gobierno (del Estado).
Estas Décimas se empiezan a imprimir en
Ciudad Guzmán en el año de 1863, en la imprenta tipográfica de
José María Fuentes, quien también destaca en la época como
impresor de los documentos oficiales de la Administración Municipal,
tal y como lo mencionan en el acta de Ayuntamiento del 2 de junio de
1867. Su imprenta se ubicaba frente al Jardín de la Plaza Principal
(más ignoramos hacia qué frente sería).
Sobre esta Décima
de 1863, su diseño corresponde en similitud con los carteles que
anuncian la solemnidad josefina correspondientes a los años de 1857
y 1858. La efigie josefina es la misma, y los elementos decorativos
son semejantes. Ello nos hace especular que quizá también se deban
al mismo impresor, y concluir que el primer documento impreso en
Ciudad Guzmán data de 1857 (cuando menos de lo que tenemos
físicamente frente a nuestros ojos).
Fuentes también
participó como impresor de otros periódicos: La República (1864),
El Diablo (1878), y La Palanca (1881); así como se encarga de
imprimir las Décimas correspondientes a los años de 1864 a 1873, y
en 1879. Finalmente, también tenemos noticia de que José María
Fuentes fue el impresor del primer título de Refugio Barragán de
Toscano en nuestra ciudad: La Hija de Nazaret, una verdadera apología
del Rosario mariano, hacia 1880.
José María Fuentes Vizcarra
también tuvo una actividad importante dentro del Gobierno Municipal;
para 1855 aparece como Regidor propietario; en 1856 funge como
Alcalde propietario; en 1867 nuevamente es Alcalde propietario; y en
1870 también es Alcalde propietario.
Para 1872, aparece una
segunda época de La Abeja, ahora bajo la responsabilidad del
impresor zapotlense Ireneo Orozco Vázquez, padre del muralista José
Clemente Orozco. La imprenta de este personaje se encontraba ubicada
en las confluencias de las actuales calles Federico del Toro y José
Clemente Orozco, donde también tenía su habitación la
familia.
Don Ireneo Orozco se encarga de manufacturar las
Décimas josefinas en los años de 1878 y 1883 (año en que nace José
Clemente) y, quizá, las pocas oportunidades que tenía para
descollar en su trabajo, dieron como resultado que finalmente
abandonara Ciudad Guzmán, para trasladarse a radicar con su familia
a la capital jalisciense. También Ireneo Orozco participó como
impresor de otros dos periódicos locales El Eco del Adelanto, en
1872, y El pensamiento Libre, de ideas progresistas, hacia el año de
1878.
En el caso de Ireneo Orozco Vázquez también participó
como munícipe; en 1870 se desempeña como Alcalde propietario; lo
mismo que en 1871 y 1872; como Regidor propietario en 1879; como
Regidor suplente en 1880 y 1881; y nuevamente como Regidor
propietario en 1882.
Para 1875, aparece El Cuentero, semanario
redactado por Ramón Barbosa e impreso en los talleres de Contreras.
José Contreras Cobián, por cierto, fue el impresor del título
Libertinaje y Virtud o El Verdugo del Hogar, drama trágico de
costumbres en tres actos y versos, de Refugio Barragán de Toscano,
en 1881; así como la obra religiosa escrita en verso y prosa y
dedicada a la niñez Cánticos y armonías sobre la Pasión (1883); y
de la primera novela de nuestra ilustre escritora: Premio del bien y
castigo del mal (1884).
José Contreras, por cierto, estaba
casado con una hermana del impresor Ireneo Orozco, quizá (lo
especulamos) ello dio pauta para que se desarrollara dentro del
ambiente impresor.
Otro impresor más que sobresale en estos
primeros años de la imprenta en nuestra ciudad es Agapito Ochoa
Hernández, quien aparece como impresor del periódico La Discusión,
hacia 1880; sobre él mismo tenemos noticia de que fue el impresor de
las Décimas en los años de 1886, 1888, 1889 (que, por cierto, es la
primera que se imprime a colores por una imprenta local), y de 1891
hasta 1895. A partir de 1896, el nombre de Agapito Ochoa como
impresor, aparece fusionado con el de la Casa Ancira de Guadalajara,
ello hasta terminar el siglo decimonónico.
Por cierto, Ochoa
es quien imprime en esta ciudad la segunda obra escrita por Refugio
Barragán de Toscano: Celajes de Occidente, composiciones líricas y
dramáticas, hacia el año de 1880.
Como conclusión, podemos
comentar que es muy posible que la imprenta en Ciudad Guzmán se haya
introducido de manera formal hacia el año de 1857, y que el pionero
de esta industriosa empresa fue José María Fuentes Vizcarra; sin
duda alguna impulsado por los aires de la Reforma que vinieron a
vitalizar la euforia por la anhelada “libertad”, tanto en el
pensamiento como en la palabra escrita. A Fuentes le siguieron,
durante el siglo XIX, los señores Ireneo Orozco Vázquez, José
Contreras Cobián y Agapito Ochoa Hernández, quienes tuvieron un
destacado papel en los inicios de la imprenta en la localidad.

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