lunes, 31 de julio de 2023

Chente




Salvador Encarnación


y sí usted creyó (al igual que este cronista) que Chente, el esposo de Martita, estaba en el retiro, le diré que nos equivocamos. Ha vuelto y con énfasis. El ñor trae sed de venganza y no la oculta. Quiere que “Lopitos” (entiéndase Andrés Manuel López Obrador) se retire lo antes posible y de preferencia, como mínimo, que se vaya al nombre del rancho propiedad del citado tabasqueño.



Fox, católico y guadalupano confeso, no le perdona a López Obrador que le haya retirado su pensión como expresidente. Aquí y allá remarca que no le ajusta para los gastos de su hogar. Pobre. Y todo por no ahorrar ya que su sueldo mensual como presidente de la República ascendía a 160 mil pesos mensuales, libre de polvo y paja. Esa cantidad, multiplicada por doce meses y por seis años, es mejor no escribirla, ya que en nada se parece al sueldo de un profesor de primaria, por ejemplificar, porque ellas y ellos, sí trabajan. (Aquí entre nos, la cantidad asciende a 11.5 millones de pesos, aprox.) Según informa la Gaceta Parlamentaria (15 de agosto de 2018): “Vicente Fox ha cobrado 40 millones 590 mil pesos por pensión vitalicia desde que dejó el poder en 2007 hasta julio de 2017”. Estos últimos sin trabajar, se entiende. Haciendo las dos sumas lo único que resta decir es: que desvergüenza. Y le falta por sumar el sueldo obtenido como gobernador del estado de Guanajuato y otro más como diputado federal.


Ahora Fox se ha sumado a la campaña de doña Xóchitl Gálvez por la presidencia de la República. Y de su parte le ha presentado solicitudes que la comprometen, y no a favor, políticamente. Se destaca la anulación de programas sociales para las personas desprotegidas. En La Mañanera, López Obrador, más que mostrar, exhibió las declaraciones del guanajuatense dichas a Milenio: “Ojalá y Xóchitl [Gálvez] nos cubra eso de que los güevones no caben en el gobierno y tampoco en el país. Ya se acabó que estén recibiendo programas sociales. ¡A trabajar cabrones! Como dice Xóchitl”.





Fox manda a trabajar a otros y para él pide la pensión. Dos discursos como siempre. Para el pueblo nada, para él, todo. En esa misma entrevista, antes, sostuvo que sólo el pago de Seguro de Gastos Médicos Mayores tiene un costo para él, por su edad, de $100 mil pesos mensuales. Queda claro que no es un Seguro vulgaris.


Ya sin el aparato mercadológico que lo llevó a la silla presidencial, Fox parece desesperado, teatral. Aquellos sus decires que incluso ocuparon las ocho columnas, ahora lucen hueros, o como se dice: “De pena ajena”. Baste recordar la fumigada que prometió hacer en Los Pinos para acabar con las “alimañas, tepocatas y víboras prietas”. Ahora dice otras y vuelve a decir, esperando una propaganda que se le niega. Y no de balde, ahora él es compañero de esas alimañas que un día prometió eliminar.





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