Fernando
G. Castolo*
Hace muchos años llegó a estos lares un
extranjero que llamó mucho la atención entre el vecindario. Su
acento era raro y su aspecto parecía sacado de algún cuento de
Marco Polo, dado que sus ojos rasgados delataban que era oriental.
Era muy trabajador.
Pronto se empleó en lo que le agradaba:
un taller con venta de partes automotrices. Igualmente, pronto pudo
independizarse y fundar su propio negocio, que, con el tiempo,
resultó todo un emporio que se expandió por el Sur de Jalisco y
Colima. De hecho tenía estancias tanto en Ciudad Guzmán como en
Manzanillo, donde también se le recuerda como un visionario
empresario.
Su negocio fue conocido por su apellido "Naitoh".
Héctor Hachiro Naitoh Nitsa, nació el 30 de septiembre de 1890 en
Hiyogo, Japón. Estuvo casado con Ysao Naitoh de Nitsa. Su acta de
defunción dice que falleció en el domicilio de la calle Juárez
número 63, la tarde del 2 de noviembre de 1976.
Su nombre aún
resuena en los rincones de estos lares, donde vino hace muchos años
y decidió quedarse, enamorado de la gente, de los paisajes, de la
tranquilidad que, seguramente, no tenía en su natal Japón.
Así
como él, la antigua Zapotlán el Grande ha sido el cobijo de muchos
"fuereños" que han encontrado aquí la solariega
oportunidad de emprender un negocio exitoso, gracias, en gran medida,
al polo ombligar que representa la ciudad en el entorno regional: es
el reconocido punto medio entre Guadalajara y Manzanillo, plazas
importantes del comercio en el occidente mexicano.
*Historiador e investigador.
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