Fernando G. Castolo*
Como
literato, antes de escribir cuento, Juan José Arreola escribió
poesía. Su primera publicación así lo evidencia. Después del
ensayo “La bancarrota del Comunismo”, publicado en Vigía el 5 de
febrero de 1939, y antes del cuento “Sueño de Navidad”,
publicado en el mismo Vigía el 1 de enero de 1941, Arreola publicó
“Cinco décimas al Mar”, en la sección “Literaria” del
propio Vigía, y que firma con el seudónimo “Tartufo” (al igual
que lo hizo con su “primer engendro periodístico”), en la
edición número 26, correspondiente al 16 de julio de 1939.
Esta manufactura literaria, por cierto, se rescata dentro del libro
“Perdido voy en busca de mí mismo” (poemas y acuarelas), de Juan
José Arreola, publicado por el Fondo de Cultura Económica en
septiembre de 2018; lo malo de esta hermosa edición es que no se
anota la fecha en que aparecieron publicados o firmados los
respectivos poemas que se compilan del "último Juglar", lo
que le resta un poco a la pulcra publicación post morten.
Aquí
transcribimos, pues, las “Cinco décimas al Mar”, agradeciendo
las facilidades otorgadas por el profesor Adrián Gil Pérez, celoso
guardián de una valiosa colección del periódico guzmanense Vigía:
«Cinco décimas al mar
(colaboración)
Mar de la vida sombría
que destruiste mi deseo,
ya ni la sombra poseo
de aquella esperanza mía
que mis penas encubría
con su piadoso desvelo;
devuelve para mi anhelo
la perla azul de mi sueño,
pues en vivir no me empeño
sin su amoroso consuelo.
Mar de mis sueños oscuros
como sombras submarinas;
mar sin perlas, sin ondinas,
mar preñado de conjuros
que a mis ideales tan puros
los revuelves en tu fondo,
fondo tan negro y tan hondo
como el hondo pensamiento
donde con negro tormento
yo mis angustias escondo.
Mar que con dura violencia
sepultaste mi quimera
bajo la luna agorera
que llena la indiferencia,
contemplaba la dolencia
que tus olas me causaban,
cuando traidores robaban
mis esperanzas ligeras,
que aleves y traicioneras
en tus aguas sepultaban.
Mar tenebroso y vacío
que pones ante mis ojos
los desgraciados despojos
de aquel ensueño mío,
cadáver siniestro y frío
que me devuelven las olas,
y que tú impasible inmolas
sin dolerte de mi pena
que llora sobre la arena
con sus lágrimas tan solas.
Mar de las olas tan blondas
y de las rocas tan bravas,
yo siento como me clavas
con resonancias muy hondas
el responso de las ondas
que en incesante rodar,
me hacen siempre recordar
aquella noche de luna,
en que la mala fortuna
ahogó mi sueño en el mar.
Tartufo»
*Historiador e investigador.
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