Nuestras mismas vidas, como ex
bebedores problema que somos, dependen de nuestra constante
preocupación por otros y de la manera en que podamos satisfacer sus
necesidades.
Nunca me ha resultado fácil pensar en otros. Aun
cuando trato de practicar el programa de A.A., siempre soy propenso a
pensar, “¿Cómo me encuentro hoy? ¿Me siento feliz, alegre y
libre?” El programa me dice que mis pensamientos tienen que
dirigirse a aquellos alrededor mío: “¿Le gustaría a este
principiante tener alguien con quien hablar?” “A esa persona la
veo un poco triste hoy, quizá podría levantarle el ánimo”.
Solamente cuando olvido mis problemas y me esfuerzo por aportar algo
a otros, puedo empezar a alcanzar la serenidad, el conocimiento
consciente de Dios que busco.

No hay comentarios.:
Publicar un comentario