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lunes, 2 de junio de 2025

Pazarín nos recuerda a su Zapotlán

 




Salvador Encarnación



El libro A Zapotlán vía Pazarín se presentó el día sábado, 31 de mayo del año en curso, a partir de las 13:00 hrs., en el patio mayor de la Presidencia Municipal de Ciudad Guzmán. Esta actividad literaria se celebró en el marco de la cuarta edición del Festival del Libro Zapotlán (FELIZ). Las presentaciones estuvieron a cargo del compilador del libro y director del periódico Diario El Volcán, Milton Iván Peralta; del editor, Carlos Axel Flores Valdovinos; de Víctor César Villalobos; y Salvador Encarnación.




Se presenta un resumen de la intervención de Salvador Encarnación en donde resalta un tópico de la obra publicada: los recuerdos de las costumbres de “…esa ciudad josefina de finales del siglo XX que se desmoronan con terror”. Además de señalar que el volumen es “elegante”.


Zapotlán el Grande tiene tres libros en el ámbito de la literatura que lo describen con intenso amor. El primero, Zapotlán de Guillermo Jiménez. El segundo, La feria, de Juan José Arreola y el tercero, el que nos reúne este mediodía, A Zapotlán vía Pazarín. Existen otros, en el campo de la historia o de la crónica histórica, que son indiscutibles y por ende, indispensables. Ejemplifico con la Reseña de la gran fiesta religiosa de Zapotlán el Grande… de Ramón López, editada en 1891. O el reportaje Villa en Zapotlán de Esteban Cibrián y Zapotlán de Fernando G. Castolo. He leído fragmentos de Mi pueblo Zapotlán se hizo Ciudad Guzmán de Juan José González Moreno, no puedo dejar de mencionarlo.


Este libro de Víctor Manuel está hecho con artículos periodísticos que divulgó en Diario El Volcán de Ciudad Guzmán, con un tema en común: Zapotlán el Grande. Se publica, para dar a conocer, como sostiene el compilador Milton Iván Peralta: “la primigenia de sus gustos”, que fueron la base de su quehacer literario. En otras palabras, se habla de Zapotlán y como la presencia de esta su ciudad natal está presente en su obra.


Zapotlán vía Pazarín recuerda las costumbres a esa ciudad josefina de finales del siglo XX que se desmoronan con terror. Eran aquellos tiempos cuando el Fresnito se cubría de neblina y desaparecía no solo del mapa sino a simple vista. Como ánimas se veían pasar, de madrugada, a las personas por media calle. Y el libro lo cuenta en el texto “El Fresnito entre la bruma”.





De los veinticuatro textos compilados, cito “Un decimario para ser cantado”, donde se refiere a su amigo el escritor Pedro Mariscal. Comentó, Víctor Manuel, que estaba escribiendo un prólogo para un libro de décimas autoría de Mariscal. “Recuérdame —me pidió—, la anécdota de Arreola y Arturo Rivas Sáinz”. Esa anécdota que viene en el texto, la platicó Arreola en su clase de Taller literario en Ciudad Guzmán. La comparto con las letras de Pazarín: “…cuando Juan José Arreola vivía con unas tías en los altos de lo que ahora es la tienda departamental El Nuevo Mundo (justo en la avenida Juárez), Arreola conoció a Arturo Rivas Sáinz; éste, en una sesión de su tertulia antes de la llegada de Arreola, había explicado lo que era una décima; pero como no había estado el futuro autor de La feria, lo que hizo fue preguntarle sobre las reglas de la forma clásica y, de inmediato, se puso a escribir. Fue (…) prodigiosa la décima arreolina; tanto, que el propio Rivas Sáinz se sorprendió”. Sobre las décimas de Mariscal, afirma Pazarín en el texto en comento: “Se ha dicho que un poema sin musicalidad es medio poema. Y estas décimas, al leerlas uno en voz baja comete un error, porque son para cantarse. Esto es: si comenzamos a leerlas casi de inmediato sentiremos el arrojo de cantarlas”.


Este libro A Zapotlán vía Pazarín recoge el texto “Cuatro visiones sobre Arreola”. Es un buen resumen de toda la admiración y conocimientos acumulados por años de buena lectura a la obra arreolina; y conversaciones con sus alumnos, que posteriormente fueron excelentes escritores, egresados del Taller Mester en la Ciudad de México.





El libro que se comenta tiene otra virtud. Como está hecho con artículos, cada lector puede hacer su propia selección. Compartiré la mía: Poesía y temblor, El periodismo como vocación y destino, Severa, Arreola y Rulfo, Viaje hacia el infierno que es Comala, Aforismos sobre Arreola y Cuatro visiones sobre Arreola.


Si se exceptúa el texto “Severa”, que es un cuento, todos los demás están escritos con el criterio de periodista: breves, ágiles… “Con un aire de buenos días” como calificaba Arreola a los textos escritos breves con información clara.


En unos de los textos incluidos en el libro, Pazarín sostiene que colaboró en otros periódicos y revistas: Paréntesis, El Financiero (GDL), El Informador, Ocho Columnas, La Gaceta de la Universidad de Guadalajara. Si se suman los que quedaron excluidos en esta selección, se traduce que aún queda obra de Víctor Manuel Pazarín sin recopilar.


Se felicita a la Editorial Cartonera Ateneo Tzapotlatena por editar este bello libro. Se suma a otros en la Colección Ilustres de Jalisco. Es, una colección elegante.





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