Se le ha concedido un
don que le produce un nuevo estado de conciencia y una nueva forma de
ser.
Para muchos de nosotros en A.A. el despertar espiritual
puede ser algo enigmático. Yo tenía la tendencia a esperar un
milagro, algo dramático y espectacular. Pero lo que generalmente
sucede es que una sensación de bienestar, un sentimiento de paz nos
traslada a un nuevo nivel de conciencia. Eso es lo que me sucedió a
mí. Mi locura y mi inquietud interior desaparecieron y entré en una
nueva dimensión de esperanza, amor y paz.
Creo que el grado
en que sigo experimentando esta nueva dimensión está en proporción
directa con la sinceridad, profundidad y devoción con las que
practique los Doce Pasos de A.A.

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