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lunes, 13 de octubre de 2025

Sarampión sin freno en Jalisco

 




Ahtziri de Jesús



Por más de tres décadas, México se mantuvo libre de sarampión. Fue una de las grandes victorias del sistema de salud pública, un logro del Programa de Vacunación Universal que demostró cómo la prevención y la cobertura oportuna podían erradicar enfermedades altamente contagiosas y potencialmente mortales.



Hoy, sin embargo, ese pasado contrasta dolorosamente con la cruda realidad: Jalisco enfrenta un brote que ya suma 70 casos confirmados de sarampión, con un incremento de 27 casos en los últimos siete días, y a nivel nacional se han contabilizado más de 4 mil 700. Es un retroceso sanitario que no sólo era previsible, sino también completamente evitable.

El foco del brote se encuentra en el municipio de Arandas, Jalisco, donde se concentra la mayoría de los casos. Según datos de la Secretaría de Salud del estado, más del 90 % de los infectados no estaban vacunados o tenían esquemas incompletos.

La mayoría de los contagiados son hijos de jornaleros agrícolas, una población históricamente marginada y desprotegida en términos de acceso a la salud. El virus ha llegado con ellos desde otras entidades del país, lo que revela una crisis estructural más allá de los límites geográficos de Jalisco.

Lo que más alarma no es sólo el número creciente de contagios, sino el perfil de los afectados: niños de entre cinco y quince años, una edad en la que deberían haber recibido dos dosis de la vacuna triple viral (que protege contra sarampión, rubéola y parotiditis). Esto pone en evidencia un profundo rezago en los esquemas de vacunación infantil.

El deterioro del Programa de Vacunación Universal comenzó de forma sutil, pero se profundizó en los últimos años. A partir de 2020, con el cambio de administración federal y el impacto de la pandemia, las coberturas de vacunación comenzaron a desplomarse.





La segunda dosis de la triple viral, esencial para garantizar la inmunidad, cayó del 52 % en 2021 al 44 % en 2023. Para 2024, más de 340 mil niños en México no recibieron ni una sola vacuna del esquema básico.

Estos datos no son simples cifras, representan decisiones políticas, presupuestos recortados, campañas mal implementadas y una negligencia institucional que ha costado vidas. Las muertes por sarampión registradas en 2025 eran evitables. ¿Dónde quedaron las prioridades del Estado cuando el sistema que debía proteger a los más vulnerables comenzó a fallar?

El secretario de Salud de Jalisco, Héctor Raúl Pérez Gómez ha señalado que muchos de los casos provienen de otras entidades y ha llamado a los estados del sur del país a asumir su responsabilidad.
Si bien es cierto que los jornaleros provienen de regiones con bajos niveles de vacunación, este tipo de declaraciones no resuelve el problema. El enfoque no puede ser culpar al origen, sino fortalecer la red nacional de prevención y atención. La salud pública no debería tener fronteras estatales.





El regreso del sarampión es un llamado de atención urgente. Una sociedad que permite el resurgimiento de enfermedades prevenibles no sólo pone en riesgo a sus ciudadanos, sino que también evidencia una falla política profunda. No se trata únicamente de lanzar campañas reactivas cuando el brote ya está en marcha; se trata de reconstruir un sistema preventivo que garantice cobertura sostenida y equitativa.

La vacunación no puede seguir siendo un privilegio, el Estado tiene la obligación de llevar la protección a cada rincón del país, especialmente a las poblaciones más vulnerables como los hijos de jornaleros agrícolas.

El llamado de las autoridades a completar esquemas y revisar cartillas es importante, pero insuficiente. Urge una estrategia nacional robusta, con inversión, capacitación al personal de salud y campañas sostenidas. Si México logró erradicar el sarampión una vez, puede hacerlo de nuevo.

Pero no será con discursos ni culpando a otros, sino con acciones, porque el sarampión no volvió solo, lo trajeron la indiferencia de los que ahora nos gobiernan y el abandono de políticas públicas que en algún momento nos hicieron sentir orgullosos.


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