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martes, 9 de septiembre de 2025

Pozole: el alimento zapotlense por excelencia

 




Fernando G. Castolo*


El platillo típico de Zapotlán por excelencia es el pozole. Elaborado a base de maíz nixtamalizado, y acompañado por carnes de cerdo, el pozole es parte integral de nuestra dieta desde tiempos ancestrales.



En la época prehispánica, los investigadores han revelado ceremonias ofrecidas a la deidad llamada Xipe Totec, a la que le ofrecían un guerrero que desollaban, y con esa piel se revestía el chamán para invocarlo. Con las carnes se preparaba el "tlacatlaolli", que puede traducirse como "maíz de hombre"; es decir, que dentro del recipiente en que cocían las carnes se acompañaba de granos de maíz. Este platillo, se argumenta, es el antecedente del actual pozole. Juan José Arreola, de forma picaresca, dentro de su libro "La feria" (1963), comenta: "(...) Fray Juan de Padilla vino a enseñarnos el catecismo (...). Pero le fue mal y dizque lo mataron (...). Si fue aquí, nos lo comimos en pozole (...)". Lo cierto es que el pozole no adquiere su actual dimensión de platillo base en la dieta de los zapotlenses, sino hasta la segunda mitad del siglo XIX, en que se definen las preparaciones domésticas del México independiente.





El pozole es el platillo preferido para ofrecerlo y comerlo en el mes de octubre, sobre todo el día 23, el de los carros alegóricos. Las gentes dejan cociendo, a fuego manso, desde la noche anterior, este deleite gastronómico de los dioses, para engullirlo de forma solemne, dado que los aromas que desprende son realmente celestiales. El pozole, sin duda alguna, es parte escencial de la identidad de Zapotlán el Grande.


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