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domingo, 14 de septiembre de 2025

Jalisco en la independencia


 

Pedro Vargas Avalos


El mes de la Patria es septiembre, puesto que la madrugada del 16 de dicha mensualidad se registró el Grito por la Independencia, por Don Miguel Hidalgo y Costilla Gallaga, ilustre cura del pueblo de Dolores, en su honor hoy de Hidalgo, en el vecino Estado de Guanajuato. Hemos de recordar que el aludido párroco, tenía sangre jalisciense pues sus ancestros maternos habían radicado en Ahualulco, actualmente conocido como de Mercado, en memoria de otro insurgente preclaro, el tapatío José María Mercado Luna.




Sin embargo, las ideas libertarias estaban arraigadas en estas tierras tapatías desde muchos años atrás. Sin ir muy lejos, es de conmemorar el sayulense Juan Antonio Montenegro y Arias, nacido en 1768. Estudió en San Ildefonso de México, terminó su carrera en 1793. Ante varios condiscípulos y amigos expuso sus teorías sobre la posible emancipación de la Nueva España, razón por la cual la Inquisición le abrió un proceso. Al año siguiente, ya radicado en Guadalajara, el 24 de octubre se le detuvo en el Colegio de San Juan Bautista para conducirlo a la Ciudad de México y obligarlo a comparecer ante el Tribunal de la Inquisición, los días 18, 20 y 22 de noviembre. Los calificadores del proceso concluyeron que era un “hereje formal, indiferentista, tolerante, imbuido en las pestilentes máximas de la furiosa Convención francesa, sedicioso, sublevador y enemigo de las supremas potestades”. Fue sentenciado el 21 de noviembre de 1795 y en la condena se ordenó: “Que sea reprendido severamente de sus excesos y abjure de la sospecha que contra él resulta, y le desterramos de la corte de Madrid y de ésta de México por tiempo de diez años, veinte leguas en contorno, y los dos primeros los cumpla recluso en el Convento de Misioneros Apostólicos de la Santa Cruz de Querétaro, donde haga unos ejercicios espirituales en los primeros cuarenta días de su reclusión”. Falleció en estos territorios jaliscienses en 1833 y no cabe duda de que es un gran precursor de la independencia nacional.


Pasamos sobre los hechos del indio Mariano o Juan Hilario, llamado Máscara de Oro, en la rebelión iniciada en enero de 1801 en Tepic con ramificaciones en Colotlán y Guadalajara: concluyó en 1803 al condenarse por la Audiencia de Guadalajara a muchos de los inmiscuidos, a penas severas, aunque ninguno a la de muerte. Tenía tintes religiosos, mostraba el influjo de la Virgen de Guadalupe en estos lugares y era una evidente muestra de querer redimir a la nación.





En nuestro recorrido cronológico, debemos tener presente a Francisco Primo de Verdad y Ramos, el laguense (1760) que esgrimió principios de la soberanía popular, siendo síndico del ayuntamiento de la ciudad de México. El 19 de julio de 1808 presentó al virrey Iturrigaray la declaración de autodeterminación de México en la que proponía que la nación asumiese la soberanía para conservarla intacta hasta la restitución de los reyes legítimos, despojados por Napoleón. Sin embargo, los peninsulares se negaron a aceptar el documento. El 9 de agosto de 1808 tuvo lugar la junta entre los ayuntamientos para discutir el asunto. Se reprobó lo planteado por el neogallego (jalisciense) y el 16 de septiembre, Primo de Verdad y otros partidarios de esas ideas fueron aprehendidos en un acto de represión cuyo lema fue “Encierro, entierro o destierro”. Apareció muerto en las cárceles el 4 de octubre de ese año.


Otro destacado precursor independentista jalisciense, pero igualmente olvidado, fue el doctor José María Herrera, padre de los célebres hermanos Herrera y Cairo, quienes fueron gobernadores del Estado. En 1808-9, siendo practicante en el Hospital de San Miguel -hoy hospital de Belén o civil- manifestaba que pronto llegaría la liberación de la colonia. Fue denunciado y sentenciado para vivir fuera de Guadalajara, yéndose a Sayula. Regresó cuando los Insurgentes tomaron la ciudad. Después vivió aquí y como anotamos, fue tronco de los grandes liberales Ignacio y Anacleto Herrera y Cairo.





Iniciada la guerra insurgente en 1810, hubo muchos paisanos nuestros que ofrendaron su vida por logar la tan anhelada libertad. En rápida relación mencionaremos a D. Gordiano Guzmán y su hermano Francisco, ambos de Tamazula. Gordiano sobrevivió a Francisco y fue tras la independencia, republicano, federalista y gran liberal, asesinado por sicarios de Santa Anna en 1854. Se le reconoció como el primer mártir de la guerra de Reforma.


En noviembre de 1810 se llevaron a cabo tres hechos de singular trascendencia: la batalla de La Barca (día 3 y 4) y la de Zacoalco (4) en la que brillaron los insurgentes José Toribio Huidobro y José Antonio “el Amo” Torres. Como consecuencia, se tomó a la ciudad de Guadalajara el 11 de ese mes. Con tan fausto motivo, se revivió la lucha por la independencia y el Padre de la Patria, que estaba alicaído en Morelia, se vino a la Perla Tapatía y dio vida a la segunda etapa de la guerra independentista. Este periodo fue fructífero: se dio forma al primer gobierno nacional independiente, con Ignacio López Rayón como secretario del despacho (de gobernación) y José Ma. Chico del ramo de Justicia. El poder ejecutivo quedaba en manos de Hidalgo, generalísimo de América, y don Ignacio Allende al frente de las armas. Se estructuró la Audiencia, el Ayuntamiento de Guadalajara y se dictaron medidas tan importantes, como la abolición de la esclavitud, el reparto de tierras, la publicación del primer periódico libertario que fue El Despertador Americano (cuyas ediciones son del 20 de diciembre de 1810 al 17 de enero de 1811, dirigido por Francisco Severo Maldonado y siendo principal colaborador José Ángel de la Sierra.)


Gran insurgente tapatío fue José María Mercado Luna, quien siendo párroco de Ahualulco (hoy de Mercado) proclamó la independencia el 13 de noviembre de 1810 y muy pronto se había apoderado de todo el poniente de la entonces Intendencia de Guadalajara, tomando Etzatlán, Tequila, Tepic y el puerto de San Blas. Tras notables hazañas, fue víctima de una conspiración realista en San Blas, el 31 de enero de 1811 y prefirió despeñarse que ser capturado.





De elevadas miras, fue D. Pedro Moreno González, eximio laguense (1775) que se alzó contra los realistas, a pesar de ser hacendado y gozar de privilegios. Sostuvo que los españoles se habían apoderado de las tierras de los habitantes de estas regiones, y con abusos y crímenes, habían sostenido la dominación durante tres siglos. Se hizo fuerte en el cerro del Sombrero y desde allí mantuvo el fuego de la libertad mexicana. Ayudó a Francisco Javier Mina en su corta lucha por la independencia nacional y calló muerto en octubre 27 de 1817: su cabeza fue exhibida en Lagos. En acto de justicia, el Congreso de la Unión lo declaró el 9 de julio de 1823, benemérito de la patria en grado heroico. El 11 de abril de 1929, el Congreso del Estado de Jalisco dispuso que Lagos llevara su nombre, y de igual manera una calle del centro de Guadalajara y el Cuartel Colorado lo honran; en la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres se le dedicó una estatua.


Heroína de increíbles méritos fue su esposa de D. Pedro Moreno: María Rita de la Trinidad Pérez Jiménez, más conocida como Rita Pérez de Moreno . Ella era nativa de San Juan de los Lagos (1761) y se unió voluntariamente a su marido para luchar por la independencia. En tal carácter fue conocida como “La Generala” y con su valor y desprendimiento alentaba a los soldados y sus esposas. Tras enormes sufrimientos a manos de los realistas, luego de que cayó el fuerte de El Sombrero, estuvo recluida y perdió un hijo. Siempre fiel a sus ideas y con los años volvió a su tierra, donde murió olvidada en 1861.


Un hijo de los anteriores, Luis Moreno Pérez, murió en batalla teniendo apenas 13 años de edad, por lo que para Jalisco es el niño héroe insurgente por excelencia. Su memoria debería ensalzarse y con su nombre premiarse a los jóvenes más destacados del Estado.





Otra mujer destacada fue Mas. Josefa Contreras, esposa del insurgente Ignacio Sandoval; era de Mascota y se le bautizó como “la Emperatriz”. Representa a nutrido grupo de damas de aquellos tiempos de crecidos peligros.


Singular de la guerra insurgente, lo es la heroica defensa de Mezcala, donde los rebeldes lucharon y se mantuvieron invictos durante varios años: de fines de 1811 hasta que capitularon en 1816.





Sus grandes próceres fueron Encarnación Rosas, Marcos Castellanos y José Santana, todos ellos merecedores de la admiración y de los mexicanos.Especial mención es la de José María González Hermosillo, nativo de Ciudad Guzmán (Zapotlán) insigne héroe que vino al mundo el 2 de febrero del año de 1774. Por 1780, la familia González de Hermosillo-Chávez se radica en el Puesto de El Loreto, de la jurisdicción de Mexticacán. Aquí nació la idea de que fue alteño. En 1792 allí contrae nupcias con la señorita Guadalupe Jiménez Jaure (hoy Jáuregui). El 7 de octubre de 1810 decide unirse a la causa insurgente, dejando a su familia, dirigiéndose rumbo a Cuquío. Días más tarde logra entrevistarse con el Cura Hidalgo en Guadalajara, quien le ratifica la comisión de extender la insurrección en Sonora y Sinaloa, al tiempo que le expide el nombramiento de Teniente Coronel. A finales del año en comento González de Hermosillo logra su primer victoria al tomar la plaza de El Real del Rosario (en Sinaloa) que estaba custodiada por mil hombres bajo las órdenes del Coronel español Pedro Villaescusa a quien, por cierto, le perdona la vida con la promesa de no combatir a los Insurgentes. Al enterarse de esta gran proeza el Cura Hidalgo le estimula elevándolo al grado de Coronel, y la promesa de nombrarlo Brigadier por la toma de Cosalá. Así, entre victorias y derrotas, nuestro insurgente se desplaza por la región de Sinaloa, Sonora, Aguascalientes, Zacatecas, Guanajuato y los Altos de Jalisco. En 1814 González de Hermosillo logra apoderarse del pueblo de Cuquío. Con este triunfo González de Hermosillo es elevado al grado de Brigadier y Comandante General de la Provincia de la Nueva Galicia. Con ese rango, emite un Bando sobre pasaportes, indultos y penas a los infractores de éstos. Interesante documento en el que se refleja su espíritu de justicia y sus sentimientos morales y humanitarios. La campaña que efectuó González de Hermosillo fue sorprendente: en el término de dos meses se hizo dueño de casi todo Sinaloa y estuvo a punto de que la causa insurgente triunfara en Arizpe, sede entonces de la Intendencia Sonora-Sinaloa. Fue por tanto el primero que luchó por la Independencia en el Norte del país. Para 1817 el Congreso de Chilpancingo nombró para Comandante General de Nueva Galicia al señor Mariscal de Campo don José María González de Hermosillo, alcanzando uno de los más altos y honoríficos cargos de la carrera militar, como premio por su defensa a favor de la insurgencia. El 5 de septiembre de 1828, siendo Gobernador del Estado de Occidente (hoy Sonora y Sinaloa) don José María Gaxiola, el Congreso de dicha Entidad expidió una ley fechada en Concepción de Álamos, que por ese tiempo era su capital y decreta que el pueblo de Pitic, cambiara de nombre por el de “Hermosillo” en honor del jalisciense. Al separarse ambas provincias que formaban el estado de Occidente (1830) y formarse el Estado de Sonora, se decretó en 1831 que la capital de este sería la ciudad de Hermosillo, perpetuando la memoria de este notable insurgente.





El norte de Jalisco produjo personajes como Marcos Escobedo y Esteban de la O, de gratos recuerdos por sus hazañas. Una municipalidad de Zacatecas conmemora a Escobedo y en Totatiche se honra a De la O.


Por todo lo anterior y muchos otros protagonistas épicos y datos que no podemos incluir por ahora, es que Jalisco es tierra de libertades y cuna de preclaros luchadores por la mejor de las causas: la de la independencia de la Patria.




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