Pedro Vargas Avalos
El mes de la Patria es septiembre, puesto que la madrugada del
16 de dicha mensualidad se registró el Grito por la Independencia,
por Don Miguel Hidalgo y Costilla Gallaga, ilustre cura del pueblo de
Dolores, en su honor hoy de Hidalgo, en el vecino Estado de
Guanajuato. Hemos de recordar que el aludido párroco, tenía sangre
jalisciense pues sus ancestros maternos habían radicado en
Ahualulco, actualmente conocido como de Mercado, en memoria de otro
insurgente preclaro, el tapatío José María Mercado Luna.
Pasamos sobre los hechos del indio Mariano o Juan
Hilario, llamado Máscara de Oro, en la rebelión iniciada en enero
de 1801 en Tepic con ramificaciones en Colotlán y Guadalajara:
concluyó en 1803 al condenarse por la Audiencia de Guadalajara a
muchos de los inmiscuidos, a penas severas, aunque ninguno a la de
muerte. Tenía tintes religiosos, mostraba el influjo de la Virgen de
Guadalupe en estos lugares y era una evidente muestra de querer
redimir a la nación.
En nuestro recorrido cronológico,
debemos tener presente a Francisco Primo de Verdad y Ramos, el
laguense (1760) que esgrimió principios de la soberanía popular,
siendo síndico del ayuntamiento de la ciudad de México. El 19 de
julio de 1808 presentó al virrey Iturrigaray la declaración de
autodeterminación de México en la que proponía que la nación
asumiese la soberanía para conservarla intacta hasta la restitución
de los reyes legítimos, despojados por Napoleón. Sin embargo, los
peninsulares se negaron a aceptar el documento. El 9 de agosto de
1808 tuvo lugar la junta entre los ayuntamientos para discutir el
asunto. Se reprobó lo planteado por el neogallego (jalisciense) y el
16 de septiembre, Primo de Verdad y otros partidarios de esas ideas
fueron aprehendidos en un acto de represión cuyo lema fue “Encierro,
entierro o destierro”. Apareció muerto en las cárceles el 4 de
octubre de ese año.
Otro destacado precursor independentista
jalisciense, pero igualmente olvidado, fue el doctor José María
Herrera, padre de los célebres hermanos Herrera y Cairo, quienes
fueron gobernadores del Estado. En 1808-9, siendo practicante en el
Hospital de San Miguel -hoy hospital de Belén o civil- manifestaba
que pronto llegaría la liberación de la colonia. Fue denunciado y
sentenciado para vivir fuera de Guadalajara, yéndose a Sayula.
Regresó cuando los Insurgentes tomaron la ciudad. Después vivió
aquí y como anotamos, fue tronco de los grandes liberales Ignacio y
Anacleto Herrera y Cairo.
Iniciada la guerra insurgente en
1810, hubo muchos paisanos nuestros que ofrendaron su vida por logar
la tan anhelada libertad. En rápida relación mencionaremos a D.
Gordiano Guzmán y su hermano Francisco, ambos de Tamazula. Gordiano
sobrevivió a Francisco y fue tras la independencia, republicano,
federalista y gran liberal, asesinado por sicarios de Santa Anna en
1854. Se le reconoció como el primer mártir de la guerra de
Reforma.
En noviembre de 1810 se llevaron a cabo tres hechos de
singular trascendencia: la batalla de La Barca (día 3 y 4) y la de
Zacoalco (4) en la que brillaron los insurgentes José Toribio
Huidobro y José Antonio “el Amo” Torres. Como consecuencia, se
tomó a la ciudad de Guadalajara el 11 de ese mes. Con tan fausto
motivo, se revivió la lucha por la independencia y el Padre de la
Patria, que estaba alicaído en Morelia, se vino a la Perla Tapatía
y dio vida a la segunda etapa de la guerra independentista. Este
periodo fue fructífero: se dio forma al primer gobierno nacional
independiente, con Ignacio López Rayón como secretario del despacho
(de gobernación) y José Ma. Chico del ramo de Justicia. El poder
ejecutivo quedaba en manos de Hidalgo, generalísimo de América, y
don Ignacio Allende al frente de las armas. Se estructuró la
Audiencia, el Ayuntamiento de Guadalajara y se dictaron medidas tan
importantes, como la abolición de la esclavitud, el reparto de
tierras, la publicación del primer periódico libertario que fue El
Despertador Americano (cuyas ediciones son del 20 de diciembre de
1810 al 17 de enero de 1811, dirigido por Francisco Severo Maldonado
y siendo principal colaborador José Ángel de la Sierra.)
Gran
insurgente tapatío fue José María Mercado Luna, quien siendo
párroco de Ahualulco (hoy de Mercado) proclamó la independencia el
13 de noviembre de 1810 y muy pronto se había apoderado de todo el
poniente de la entonces Intendencia de Guadalajara, tomando Etzatlán,
Tequila, Tepic y el puerto de San Blas. Tras notables hazañas, fue
víctima de una conspiración realista en San Blas, el 31 de enero de
1811 y prefirió despeñarse que ser capturado.
De elevadas
miras, fue D. Pedro Moreno González, eximio laguense (1775) que se
alzó contra los realistas, a pesar de ser hacendado y gozar de
privilegios. Sostuvo que los españoles se habían apoderado de las
tierras de los habitantes de estas regiones, y con abusos y crímenes,
habían sostenido la dominación durante tres siglos. Se hizo fuerte
en el cerro del Sombrero y desde allí mantuvo el fuego de la
libertad mexicana. Ayudó a Francisco Javier Mina en su corta lucha
por la independencia nacional y calló muerto en octubre 27 de 1817:
su cabeza fue exhibida en Lagos. En acto de justicia, el Congreso de
la Unión lo declaró el 9 de julio de 1823, benemérito de la patria
en grado heroico. El 11 de abril de 1929, el Congreso del Estado de
Jalisco dispuso que Lagos llevara su nombre, y de igual manera una
calle del centro de Guadalajara y el Cuartel Colorado lo honran; en
la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres se le dedicó una
estatua.
Heroína de increíbles méritos fue su esposa de D.
Pedro Moreno: María Rita de la Trinidad Pérez Jiménez, más
conocida como Rita Pérez de Moreno . Ella era nativa de San Juan de
los Lagos (1761) y se unió voluntariamente a su marido para luchar
por la independencia. En tal carácter fue conocida como “La
Generala” y con su valor y desprendimiento alentaba a los soldados
y sus esposas. Tras enormes sufrimientos a manos de los realistas,
luego de que cayó el fuerte de El Sombrero, estuvo recluida y perdió
un hijo. Siempre fiel a sus ideas y con los años volvió a su
tierra, donde murió olvidada en 1861.
Un hijo de los
anteriores, Luis Moreno Pérez, murió en batalla teniendo apenas 13
años de edad, por lo que para Jalisco es el niño héroe insurgente
por excelencia. Su memoria debería ensalzarse y con su nombre
premiarse a los jóvenes más destacados del Estado.
Otra mujer
destacada fue Mas. Josefa Contreras, esposa del insurgente Ignacio
Sandoval; era de Mascota y se le bautizó como “la Emperatriz”.
Representa a nutrido grupo de damas de aquellos tiempos de crecidos
peligros.
Singular de la guerra insurgente, lo es la heroica
defensa de Mezcala, donde los rebeldes lucharon y se mantuvieron
invictos durante varios años: de fines de 1811 hasta que capitularon
en 1816.
Sus grandes próceres fueron Encarnación Rosas,
Marcos Castellanos y José Santana, todos ellos merecedores de la
admiración y de los mexicanos.Especial mención es la de José María
González Hermosillo, nativo de Ciudad Guzmán (Zapotlán) insigne
héroe que vino al mundo el 2 de febrero del año de 1774. Por 1780,
la familia González de Hermosillo-Chávez se radica en el Puesto de
El Loreto, de la jurisdicción de Mexticacán. Aquí nació la idea
de que fue alteño. En 1792 allí contrae nupcias con la señorita
Guadalupe Jiménez Jaure (hoy Jáuregui). El 7 de octubre de 1810
decide unirse a la causa insurgente, dejando a su familia,
dirigiéndose rumbo a Cuquío. Días más tarde logra entrevistarse
con el Cura Hidalgo en Guadalajara, quien le ratifica la comisión de
extender la insurrección en Sonora y Sinaloa, al tiempo que le
expide el nombramiento de Teniente Coronel. A finales del año en
comento González de Hermosillo logra su primer victoria al tomar la
plaza de El Real del Rosario (en Sinaloa) que estaba custodiada por
mil hombres bajo las órdenes del Coronel español Pedro Villaescusa
a quien, por cierto, le perdona la vida con la promesa de no combatir
a los Insurgentes. Al enterarse de esta gran proeza el Cura Hidalgo
le estimula elevándolo al grado de Coronel, y la promesa de
nombrarlo Brigadier por la toma de Cosalá. Así, entre victorias y
derrotas, nuestro insurgente se desplaza por la región de Sinaloa,
Sonora, Aguascalientes, Zacatecas, Guanajuato y los Altos de Jalisco.
En 1814 González de Hermosillo logra apoderarse del pueblo de
Cuquío. Con este triunfo González de Hermosillo es elevado al grado
de Brigadier y Comandante General de la Provincia de la Nueva
Galicia. Con ese rango, emite un Bando sobre pasaportes, indultos y
penas a los infractores de éstos. Interesante documento en el que se
refleja su espíritu de justicia y sus sentimientos morales y
humanitarios. La campaña que efectuó González de Hermosillo fue
sorprendente: en el término de dos meses se hizo dueño de casi todo
Sinaloa y estuvo a punto de que la causa insurgente triunfara en
Arizpe, sede entonces de la Intendencia Sonora-Sinaloa. Fue por tanto
el primero que luchó por la Independencia en el Norte del país.
Para 1817 el Congreso de Chilpancingo nombró para Comandante General
de Nueva Galicia al señor Mariscal de Campo don José María
González de Hermosillo, alcanzando uno de los más altos y
honoríficos cargos de la carrera militar, como premio por su defensa
a favor de la insurgencia. El 5 de septiembre de 1828, siendo
Gobernador del Estado de Occidente (hoy Sonora y Sinaloa) don José
María Gaxiola, el Congreso de dicha Entidad expidió una ley fechada
en Concepción de Álamos, que por ese tiempo era su capital y
decreta que el pueblo de Pitic, cambiara de nombre por el de
“Hermosillo” en honor del jalisciense. Al separarse ambas
provincias que formaban el estado de Occidente (1830) y formarse el
Estado de Sonora, se decretó en 1831 que la capital de este sería
la ciudad de Hermosillo, perpetuando la memoria de este notable
insurgente.
El norte de Jalisco produjo personajes como Marcos
Escobedo y Esteban de la O, de gratos recuerdos por sus hazañas. Una
municipalidad de Zacatecas conmemora a Escobedo y en Totatiche se
honra a De la O.
Por todo lo anterior y muchos otros
protagonistas épicos y datos que no podemos incluir por ahora, es
que Jalisco es tierra de libertades y cuna de preclaros luchadores
por la mejor de las causas: la de la independencia de la Patria.
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