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martes, 12 de agosto de 2025

Asomos a las aportaciones literarias de Vicente Preciado Zacarías

 



Fernando G. Castolo*


Vicente Preciado Zacarías (1936-2021), inicia una actividad literaria siendo estudiante de la Escuela Preparatoria. Tiene 20 años de edad y publica en el medio periodístico Vigía (20 de enero de 1957) una breve prosa de su inspiración:


"En aquella apartada región donde el tiempo bosteza y la historia se cansa, había un aposento amplio y sombrío como la muerte, que tenía sólo una puerta de acero duro y frío.

Cuando la noche, el viento y heladas brumas danzaban macabro minuetto, los viajeros que de lejanas tierras volvían, llegaban diciendo:





--Soy el conquistador, soy el héroe, soy el genio... Ea, abrid!
Y el viento cantaba y el tiempo reía y la puerta de acero continuaba cerrada.
Pero una noche, alguien llamó a la puerta, y dijo:
--Estoy cansado y tengo frío: abrid!
--Quién eres? --le preguntaron de adentro.
--Soy sólo un hombre. Qué importa lo demás?
Y la puerta de acero, dura y fría a tantos reclamos, se abrió de par en par, y EL HOMBRE pasó.
Y el viento callaba.
Y el tiempo, en suspenso, callaba también."




1957 es el año de la coronación pontifica de Señor San José. Al año siguiente, 1958, y ahora con 21 años de vida, nuevamente Vigía publica el primer texto poético de Vicente Preciado Zacarías (30 de septiembre de 1958): 


"SÉPTIMA CANCIÓN
(Nacht)

Hay témpanos de angustias
flotando, en mi cuarto como hielo,
entre el aire negro y las paredes mustias.
Ha roto mi pensamiento el vuelo,
Y la luna está sangrando...
Desde un rincón del suelo,
hace rato, la muerte me está mirando."

Bien valdría la pena generar una tesis sobre las aportaciones literarias de nuestro ilustre zapotlense. Hasta ahora solamente se han hecho asomos a su oficio de periodista cultural, pero Vicente Preciado Zacarías es un personaje que guarda la dimensión de los grandes intelectuales que ha dado esta tierra provinciana, gracias a su multifacética creación y sus importantes aportaciones literarias, las que fueron novedosas en su tiempo y circunstancia.

Tiempo después, ya estudiando odontología en Guadalajara y gracias a la intervención de Alfredo Velasco Cisneros, coincide con la poetisa María Cristina Pérez Vizcaíno quien, observando dotes interesantes en el ejercicio escritural de Vicente, lo entusiasma para que participe en la convocatoria de los Juegos Florales de Zapotlán. Obtuvo un segundo lugar en la edición de 1961 por su trabajo "Elementos para un poema en clave de ausencia".

A la postre Preciado Zacarías será más reconocido por sus aportaciones a las ciencias odontológicas, por su periodismo cultural, por el rescate compilatorio de la obra de otros creadores locales, y por sus monumentales ensayos en torno a tópicos trascendentes de la ciudad. Nunca, nadie, ha detenido sus pesquisas en rescatar esta otra faceta del también Maestro Emérito de la Universidad de Guadalajara.

Nuevamente hacemos patente nuestro agradecimiento al profesor Adrián Gil Pérez por todas sus generosidades.

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Hasta siempre mi estimado doctor Vicente Preciado



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