Fernando G. Castolo*
Vicente Preciado
Zacarías (1936-2021), inicia una actividad literaria siendo
estudiante de la Escuela Preparatoria. Tiene 20 años de edad y
publica en el medio periodístico Vigía (20 de enero de 1957) una
breve prosa de su inspiración:
"En aquella apartada
región donde el tiempo bosteza y la historia se cansa, había un
aposento amplio y sombrío como la muerte, que tenía sólo una
puerta de acero duro y frío.
Cuando la noche, el viento y
heladas brumas danzaban macabro minuetto, los viajeros que de lejanas
tierras volvían, llegaban diciendo:
--Soy el
conquistador, soy el héroe, soy el genio... Ea, abrid!
Y el
viento cantaba y el tiempo reía y la puerta de acero continuaba
cerrada.
Pero una noche, alguien llamó a la puerta, y
dijo:
--Estoy cansado y tengo frío: abrid!
--Quién eres?
--le preguntaron de adentro.
--Soy sólo un hombre. Qué importa
lo demás?
Y la puerta de acero, dura y fría a tantos reclamos,
se abrió de par en par, y EL HOMBRE pasó.
Y el viento
callaba.
Y el tiempo, en suspenso, callaba también."
1957
es el año de la coronación pontifica de Señor San José. Al año
siguiente, 1958, y ahora con 21 años de vida, nuevamente Vigía
publica el primer texto poético de Vicente Preciado Zacarías (30 de
septiembre de 1958):
"SÉPTIMA CANCIÓN
(Nacht)
Hay
témpanos de angustias
flotando, en mi cuarto como hielo,
entre
el aire negro y las paredes mustias.
Ha roto mi pensamiento el
vuelo,
Y la luna está sangrando...
Desde un rincón del
suelo,
hace rato, la muerte me está mirando."
Bien
valdría la pena generar una tesis sobre las aportaciones literarias
de nuestro ilustre zapotlense. Hasta ahora solamente se han hecho
asomos a su oficio de periodista cultural, pero Vicente Preciado
Zacarías es un personaje que guarda la dimensión de los grandes
intelectuales que ha dado esta tierra provinciana, gracias a su
multifacética creación y sus importantes aportaciones literarias,
las que fueron novedosas en su tiempo y circunstancia.
Tiempo
después, ya estudiando odontología en Guadalajara y gracias a la
intervención de Alfredo Velasco Cisneros, coincide con la poetisa
María Cristina Pérez Vizcaíno quien, observando dotes interesantes
en el ejercicio escritural de Vicente, lo entusiasma para que
participe en la convocatoria de los Juegos Florales de Zapotlán.
Obtuvo un segundo lugar en la edición de 1961 por su trabajo
"Elementos para un poema en clave de ausencia".
A la
postre Preciado Zacarías será más reconocido por sus aportaciones
a las ciencias odontológicas, por su periodismo cultural, por el
rescate compilatorio de la obra de otros creadores locales, y por sus
monumentales ensayos en torno a tópicos trascendentes de la ciudad.
Nunca, nadie, ha detenido sus pesquisas en rescatar esta otra faceta
del también Maestro Emérito de la Universidad de
Guadalajara.
Nuevamente hacemos patente nuestro agradecimiento
al profesor Adrián Gil Pérez por todas sus generosidades.
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