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lunes, 16 de junio de 2025

Reseña del libro de cuentos Gris de lluvia

 



Eduardo Ramírez Ruelas



Leí completo el libro Gris de lluvia de su autora la doctora Silvia Quezada, una colección de cuarenta y un relatos breves. Cuando inicié el texto una frase me dejó perplejo: “Una de esas tormentas que provocan grietas en el suelo”. Así lo define en el prólogo Luis Alberto Pérez Amezcua, y no se equivocó en lo absoluto. Y luego esa frase tan bien acuñada me acompañó en la lectura de la obra completa: “Una de esas tormentas que provocan grietas en el suelo”.




Quiero asegurar que desde la lectura de este texto una interminable tormenta interna se ha sembrado muy dentro de mí y ahí permanecerá por siempre. Quezada ha quitado capa por capa lo innecesario, las palabras que sobran se han ido, dejando un texto descarnado pero bello, para asistir a una fiesta de pureza del lenguaje encarnado y terrible. Tan terrible como la propia realidad que enfrentamos.


El libro
Gris de lluvia, compuesto por cuarenta y un relatos breves está dividido en tres secciones: mujeres insumisas, mujeres trágicas y personajes. En mujeres insumisas se da vida las damas que se han atrevido a alzar la voz o dar el paso necesario; en mujeres trágicas, la tragedia es palabra que atraviesa el capítulo entero y en personajes; la verdad adquiere rostro.






La prosa de la maestra Silvia Quezada es de un laconismo que no llega a lo lapidario, pero que si se baña de poesía completa. Cada historia contada en esta obra nos llena de realidades mientras las palabras caen como sentencias. Así de fuerte es la tormenta desatada en este libro de cuentos que por algo le hizo merecedora de las Llaves del Centenario en la república de Panamá.


Es obvio, recomiendo el libro completo, pero si se me permitiera abusar en la recomendación hay un cuento en especial que no exagero cuando digo que me dejó temblando y no de miedo. Me dejó temblando por la gran maestría de la realidad retratada. El cuento se llama “Cuando tienta la noche”, y está dentro del apartado de mujeres insumisas, justamente en la página 32. Me confió la maestra Silvia que este cuento corresponde a una fecha exacta: 10 de agosto de 1949, día en que Rebeca Uribe salió de su casa para no regresar.






Cada una de las historias de este pequeño pero maravilloso libro, deben ser leídas por todos, pero especialmente por las mujeres porque él intenta mostrar el mundo descarnado de lo difícil que ha sido en nuestro mundo el ser mujer. Sin rayar en un feminismo de pancarta barata; Silvia Quezada asume su compromiso íntegro con narrar la destrucción de la realidad recreando los agravios y esto mostrado no como lluvia gris, sino como torrente.





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