Homero Aguirre
Enríquez
Un anuncio agresivo y amenazante contra
los migrantes, pagado con millones de dólares por el gobierno de
Estados Unidos y transmitido en programas de alta audiencia de la
principal televisora mexicana, así como en Facebook y YouTube, ha
vuelto a retratar la actitud soberbia y prepotente del gobierno
norteamericano hacia todos los habitantes al sur de su frontera y lo
poco que les preocupa a los actuales ocupantes de la Casa Blanca una
reacción (mediática, económica o de otra índole) del gobierno de
México, al que saben que mantienen atenazado con la amenaza de
aranceles a un país, el nuestro, más que nunca subordinado
económicamente a la economía norteamericana e incapaz de resistirse
militarmente a cualquier agresión.
Un famoso medio de
comunicación alemán publicó que: “en el anuncio, se observa a la
secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Kristi Noem,
quien pide a los migrantes abstenerse de entrar a su país de manera
ilegal”. Pero esa introducción oculta lo esencial: dicha
funcionaria no “pidió” absolutamente nada, sino que lanzó una
clara amenaza y una calumnia al acusar masivamente de delincuentes a
millones de personas: “si vienes aquí y violas nuestras leyes, te
perseguiremos. Los delincuentes no son bienvenidos en Estados Unidos…
Por demasiado tiempo, un liderazgo débil ha dejado nuestras
fronteras abiertas, inundando nuestras comunidades con drogas,
tráfico de personas y criminales violentos. Esos días han
terminado" (DW, 21 de abril).
¿Cuál fue la respuesta del
gobierno mexicano? Tratar el asunto exclusivamente como un tema de
discriminación contra los migrantes, a los que ni siquiera menciona
como tales, sino que ahora les llama “personas en situación de
movilidad”, como si esa meliflua forma de nombrarlos cambiara su
situación de perseguidos y marginados en su patria y fuera de ella.
El anuncio, dijo la presidenta de México, "contiene un mensaje
discriminatorio que atenta contra la dignidad humana y que puede
fomentar actos de rechazo, de violencia, hacia las personas en
situación de movilidad", y pidió a las televisoras que el
anuncio "sea retirado con el objeto de contribuir a una sociedad
sin discriminación". Enseguida, anunció una iniciativa legal
para impedir que gobiernos extranjeros paguen publicidad en medios
mexicanos. Y eso fue todo. Así dio por terminado el asunto, sin
decir absolutamente nada de las raíces del problema migratorio y del
trabajo que esté haciendo la 4T para que algún día millones de
personas, por lo menos los mexicanos, dejen de estar en “situación
de movilidad” al huir de la miseria y la violencia que los
persiguen como sombras en la noche.
No hay duda que el lenguaje
y el contenido del anuncio son abominables y deben ser condenados por
toda persona pensante. Estamos ante otra muestra más del descaro con
el que los imperialistas criminalizan a las víctimas del
neoliberalismo, que se ven obligados a escapar de la pobreza, la
marginación y la violencia generada en sus países de origen,
incluido México, por la explotación de la fuerza de trabajo y la
extracción masiva de recursos naturales durante siglos de
colonialismo e imperialismo, lo que ha vuelto prósperos a los países
de las metrópolis mundiales y multimillonarias a sus élites
burguesas que hoy los rechazan, desprecian y encarcelan.
Sería
un auténtico milagro que la clase dominante norteamericana se
condujera de manera limpia en el tema migratorio, tan acostumbrada
como está a mentir sobre los verdaderos móviles expansionistas y
explotadores de su política internacional, así como a culpar a las
víctimas de esa política para encubrir las peores atrocidades
cometidas por el imperio gringo, tal y como han hecho, por ejemplo,
cada que han invadido otros países. Van algunos ejemplos de esa
conducta: “El 4 de agosto de 1964, el gobierno estadounidense contó
que lanchas vietnamitas dispararon contra el destructor
estadounidense "Maddox" en el golfo de Tonkín y en caso de
Irak, cuarenta años después, acusaron a Bagdad de tener armas de
destrucción masiva. Y los medios ayudaron a difundir las mentiras,
señala la experta en Vietnam Marjorie Cohn (vanguardia.com.mx). Así,
tras inventar una mentira descarada, en 1964, los estadounidenses
invadieron masivamente Vietnam, donde murieron por lo menos 3
millones de vietnamitas. Y con otra cínica mentira como excusa, en
2003 invadieron Irak, donde murieron por lo menos un millón de
iraquíes. México fue despojado de la mitad de su territorio en
1848. Los argumentos para invadir nuestro país a mediados del siglo
XIX y arrebatarnos más de dos millones de kilómetros cuadrados
fueron mentiras totales, como acusar a México de “invadir
territorio americano” (de EE. UU.) y “derramar sangre americana
en territorio americano”. No hay nada extraño, entonces, que con
mentiras y amenazas, ahora oculten su responsabilidad en el grave
conflicto migratorio mundial por ellos desatado, y con enormes sumas
de dólares pagados a ciertos medios ahora pretenden hacer aparecer a
millones de trabajadores como peligrosos delincuentes que merecen ser
perseguidos, deportados y encarcelados… hasta que los vuelvan a
necesitar y nuevamente se abran brechas en la frontera entre México
y Estados Unidos.
El problema de la migración es hondo. “Las
olas migratorias de desamparados que abandonan sus hogares miserables
y sus países empobrecidos y violentos para buscar refugio,
“ilegalmente”, en los países ricos y prósperos, no es un
fenómeno exclusivo de nuestra región, sino un grave conflicto
mundial cuya solución se ve muy difícil y lejana. Se trata, en
realidad, de un problema estructural de ese mismo neoliberalismo, que
brota, no de su funcionamiento defectuoso, sino precisamente de su
correcto y eficaz desenvolvimiento”, escribió Aquiles Córdova
Morán, dirigente nacional de Antorcha.
Así, mientras el
imperialismo domine la economía, el comercio y los medios de
comunicación del mundo, seguirán imponiendo, aunque sea a sangre y
fuego, su sistema de extracción de plusvalía, empobreciendo a
millones y obligándolos a dejar la tierra donde nacieron; junto con
eso, seguirá lanzando a gran escala sus campañas mediáticas para
que los pueblos del mundo no condenen sus abusos o se distraigan en
nimiedades. Aunque en México les prohiban pagar spots explícitos,
tan burdos como el que protagonizó la secretaria Noem, tendrán a su
disposición miles de millones de dólares para difundir su ideología
(incluidas sus amenazas) mediante noticieros, libros, organizaciones
“no gubernamentales”, universidades, columnas peridísticas,
películas, y a través de todos los insidiosos mecanismos de las
llamadas redes sociales.
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